El 25 de abril de 1953, los científicos James Watson y Francis Crick anuncian en la revista Nature, en un artículo de apenas una página, el descubrimiento de la estructura del ADN, la llave maestra de la vida.
El trabajo de ambos biólogos, publicado con el título Estructura del ácido desoxiribonucleico (ADN) , desveló los planos por los que se rige la interesante molécula, que contiene la información necesaria para que cualquier organismo vivo nazca y se desarrolle, desde los seres humanos hasta las bacterias.
Los científicos descubrieron que la molécula tenía una estructura semejante a una doble escalera de caracol, o doble hélice. En ellas se conservaban en forma de secuencia los genes que contienen las instrucciones para sintetizar moléculas mayores que a su vez construyen células con funciones específicas, demostrando que la clave de la transmisión genética se ocultaba en el ADN.
Todo comenzó en el otoño de 1951, cuando el joven biólogo norteamericano Jim Watson llegó a la universidad de Cambridge, donde físicos y químicos investigaban las estructuras de las proteínas.
El recién llegado intuía que la importancia de una desconocida molécula, el ácido desoxirribonucleico, era superior a la de las proteínas, y que podría tratarse, incluso, de la mítica y ansiada molécula de la vida, responsable de la transmisión de los caracteres hereditarios de los seres vivos.
Esta idea había nacido en un congreso celebrado en Nápoles, en el que Watson había coincidido con un científico de Nueva Zelanda, Maurice Wilkins, que mostró a los participantes una fotografía del ADN obtenida mediante la técnica de difracción de rayos X. En ella se observaba que la molécula parecía tener una estructura de forma regular. El propósito de Watson se vio respaldado por el investigador Francis Crick y ambos dedicaron todo su tiempo a interpretar las imágenes que Wilkins, junto a la química Rosalind Franklin, obtenían en su laboratorio.
Pero los científicos no solo tenían que hacer frente a las propias complicaciones del estudio, sino que también tenían que trabajar con la dura presión ejercida por la competencia: el biólogo estadounidense Linus Pauling, que ya había profundizado en la estructura de las proteínas, andaba detrás del descubrimiento, al igual que el británico John Randall, que contaba con un equipo completo en el King’s College de Londres.
Finalmente, fueron los científicos Crick y Watson los que, tras un arduo trabajo en el laboratorio Cavendish de Cambridge, lograron poner punto y final a la carrera que ya había comenzado el naturalista austriaco Gregor Mendel, que había apuntado en 1865 las leyes de la herencia.
Gracias al descubrimiento de los científicos, en poco más de una década se resolvió el funcionamiento del código genético y se inició una era de avances sin precedentes en la biología.
Desde entonces, todos los 25 de abril se celebra el Día del ADN, un descubrimiento que cambió para siempre la comprensión de la vida y que hizo que los científicos Crick y Watson, junto a Wilkins, recibieran el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1962.
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