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domingo, 9 de agosto de 2020

Bartolomeu Dias



(Bartolomeu Dias de Novaes, llamado Bartolomé Díaz por los españoles; ?, hacia 1450 - cerca del cabo de Buena Esperanza, 1500) Navegante portugués que dobló por primera vez el cabo de Buena Esperanza, preparando así el camino a la definitiva expedición de Vasco da Gama (1497-1499), que llegaría hasta la India y supondría la apertura de una nueva ruta comercial entre Europa y Asia.

Descendiente de Dinis Dias, descubridor de Cabo Verde, Bartolomeu Dias realizó en 1487-88 un viaje a la costa africana por encargo de Juan II de Portugal, en busca del mítico Preste Juan y de otras noticias traídas por anteriores expediciones portuguesas; sin lograr aquellos objetivos, el viaje recorrió la costa occidental de África hasta doblar el cabo de Buena Esperanza, que llamó «Cabo de las Tormentas» por haberle asaltado allí una terrible. Dias (que en principio no se dio cuenta de ello) había descubierto el paso marítimo entre el océano Atlántico y el Índico por el sur de África. Regresó a Portugal presionado por el descontento de su tripulación, sin haberse adentrado a explorar el nuevo Océano ni sus costas. En lo sucesivo, sin embargo, su carrera declinó, al preferir el rey a otros navegantes, como Vasco da Gama y Cabral, en cuyos viajes figuró Dias como subordinado. Navegando con Cabral participó en el descubrimiento del Brasil (1500) y desapareció durante una tormenta en el cabo de Buena Esperanza (que él mismo había descubierto 12 años antes y que había recibido ya ese nombre por orden de Juan II).
A lo largo de la segunda mitad del siglo XV los navegantes portugueses realizaron varios intentos de alcanzar el extremo sur de África, con la intención de encontrar una ruta que les llevase hasta la India y sus especias; era el mismo objetivo que perseguía Cristóbal Colón: alcanzar la India pero atravesando el Atlántico en lugar de costear África, intento que llevaría al descubrimiento de América. Bartolomeu Dias procedía de una familia de marineros, y antes de emprender la decisiva expedición que cruzaría el cabo de Buena Esperanza había ya tomado parte en numerosas expediciones, como el viaje por la costa africana que inició en 1481.
La expedición que le daría fama comenzó en 1487, cuando recibió la orden del rey Juan II de navegar por el litoral africano tan al sur como fuera posible y descubrir si África estaba unida a la India, como proponía el geógrafo Ptolomeo, o era un continente independiente. Se trataba de la culminación de los preparativos del difunto Enrique el Navegante. Y estaba en juego el control del comercio de especias.
La flotilla de tres barcos con la que Bartolomeu Dias se dispuso a llegar hasta el límite sur de África para acceder a la India zarpó de Lisboa en el verano de 1487. A pesar de ser una fuerza muy reducida, su comandante había tomado las precauciones necesarias para que la expedición tuviese éxito. Una de las tres naves estaba destinada exclusivamente al transporte de víveres para tener garantizado su abastecimiento, y había reclutado como intérpretes a varios nativos de la costa africana. Los expedicionarios navegaron con rumbo sur, tal como habían hecho sus predecesores, y, tras dejar el buque con los suministros en la costa de Guinea, prosiguieron su navegación decididos a encontrar el paso que les permitiese acceder a la India.

Dias ante Juan II de Portugal y Leonor
Uno de los hechos más curiosos de esta exploración es que Bartolomeu Dias y sus hombres no se percataron del momento en que superaban el cabo de Buena Esperanza y entraban en el océano Índico. Una fuerte tormenta sorprendió las dos naves, y cruzaron el mítico lugar mientras se debatían contra la fuerza de los vientos y la mar. Una vez salvado el temporal, Dias buscó la costa navegando hacia el este, como había hecho siempre, pero en esta ocasión no encontró tierra y cambió el rumbo hacia el norte. El 3 de febrero de 1488 arribó a una bahía, a la que puso el nombre de bahía dos Vaqueiros.
Hostigado por los nativos, Dias dio la orden de levar anclas y navegar hacia el este siguiendo la costa, pero a los pocos días su tripulación se negó a seguir adelante y no hubo forma de conseguir que continuara. Bartolomeu Dias decidió entonces emprender el viaje de vuelta, pero antes obligó a la tripulación a firmar un documento en el que se exculpaba al comandante de la expedición de la responsabilidad de no haber seguido hasta la India. Dias era muy consciente de que el enfado del rey por no haber aprovechado tal oportunidad para abrir la ruta de las especias podía poner en peligro su carrera. En el viaje de vuelta, Dias avistó el cabo de Buena Esperanza, con lo que se convenció de que había logrado superar el extremo sur de África. Con esta satisfacción regresó a Portugal, arribando a Lisboa en diciembre de 1488.
En los años siguientes, Bartolomeu Dias continuó vinculado a la exploración naval. En 1494 se encargó de preparar la flota que habría de llevar a Vasco da Gama hasta la India y navegó él mismo hasta Cabo Verde, en la costa africana, donde estableció un puesto avanzado para el comercio. Años más tarde, en 1500, Dias se unió como capitán de uno de los barcos a la expedición de Pedro Álvares Cabral, con destino a la India. Los vientos desviaron a la flota hacia el oeste, y los portugueses acabaron recalando en la costa de Brasil, en América. Un mes después, la flota volvió a zarpar con rumbo este, cruzó el Atlántico y se dispuso a flanquear el cabo de Buena Esperanza. Sin embargo, pronto se vieron envueltos en una terrible tormenta que hundió varias naves, entre ellas, la de Bartolomeu Dias, que pereció en las aguas.

Enrique el Navegante



(Oporto, 1394 - Vila do Infante, Portugal, 1460) Infante de Portugal que dio un decisivo impulso a la exploración de las islas y las costas africanas del Atlántico. Hijo del rey Juan I de Portugal y de Felipa de Lancaster, compartió con sus hermanos mayores, Duarte y Pedro, una esmerada formación humanística, especialmente notable en disciplinas como la política y la literatura, y en el arte de la guerra. En 1415, con tan sólo veintiún años, demostró sus aptitudes militares en el transcurso de la conquista de Ceuta, ciudad de la que posteriormente fue gobernador. De regreso en Portugal, recibió los títulos de duque de Viseu y señor de Covilha.

Poco tiempo después fundó en Sagres, poblacion situada en el Algarve, un centro de estudios náuticos, geográficos y astronómicos, por el que pasaron los más destacados navegantes y cartógrafos de la época y desde donde Enrique el Navegante organizó diversas expediciones marítimas a las costas occidentales del continente africano, empresas que tenían una finalidad tanto comercial como evangelizadora.
Tras algunos viajes a las costas marroquíes y de reconocimiento de Madeira (1418) y las Azores (1432), el navegante y explorador portugués Gil Eanes inició en 1434 la etapa de los grandes descubrimientos geográficos lusitanos al doblar el cabo Bojador, límite meridional de las exploraciones portuguesas en época medieval. Unos años más tarde, Nuno Tristão llegó al cabo Blanco (1443) y a la desembocadura del río Gambia (1446). La última expedición financiada por Enrique el Navegante culminó con el descubrimiento, en 1456, de las islas de Cabo Verde y del río Senegal por Alvise da Cadamosto.
Gracias al mecenazgo del infante, las técnicas de navegación experimentaron un avance sin precedentes en Portugal, progreso que, algunos años después de su muerte, acaecida el 13 de noviembre de 1460, llevaría a Bartolomé Díaz a doblar el cabo de Buena Esperanza (1487). Todos estos esfuerzos culminaron con la expedición de Vasco da Gama (1497-1499), que alcanzó la India bordeando la costa africana, abriendo para los portugueses la llamada «ruta de las especias». De modo indirecto, la labor de Enrique el Navegante y de su escuela de Sagres posibilitó el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, al promover los avances cartográficos y las mejoras técnicas en los instrumentos de navegación y en el diseño de las naves que permitirían a los pilotos aventurarse por el ignoto Atlántico.

Vasco Da Gama



(Sines, 1469 - Cochin, 1524) Navegante y explorador que rodeó el continente africano hasta alcanzar la India, abriendo para los portugueses la llamada ruta de las especias. La figura de este gran marino portugués, inmortalizado por el poeta Luis Vaz de Camoes en su epopeya Os Lusíadas, es equiparable a la de Cristóbal Colón o Magallanes, y resulta fundamental para comprender las transformaciones comerciales que se operaron en Occidente a lo largo de los siglos XV y XVI.

Vasco da Gama nació en Sines, pueblecito situado en el Bajo Alentejo. Su padre, llamado Esteban, era de noble linaje y gozaba de una excelente reputación en la corte. Su madre, doña Isabel Sodre, quiso que el segundo de sus hijos, Vasco, se preparase para seguir la carrera eclesiástica, pero a pesar de los designios maternos el joven decidió, juntamente con su hermano Paulo, vincular su vida a los negocios del mar.
Desde temprana edad, Vasco da Gama pudo entregarse de lleno a la vida marinera, participando en varias expediciones a la costa africana y dando en ellas prueba de una gran capacidad. De este modo, la experiencia y la fama adquiridas fueron suficientes para que, tras realizar estudios de matemáticas y cosmografía, fuese nombrado capitán.
Un episodio aventurado vino a acentuar su prestigio como navegante. En 1493, los franceses apresaron una nave portuguesa cargada de oro procedente de una de las posesiones lusas en la costa africana, Costa da Mina. Vasco, nombrado comisionado por el soberano para embargar como represalia los barcos franceses anclados en sus dominios, llevó a cabo su misión con notable rapidez y acierto, llegando a embargar diez de estas naves sólo en el puerto de Lisboa. Presionado tan eficazmente, el rey francés Carlos VII se resignó a devolver el barco apresado sin que faltara un ápice de su cargamento.
A partir de ese momento, Vasco Da Gama atrajo especialmente la atención oficial. En 1495, la muerte sorprendió al rey Juan II y el trono pasó a su heredero, Manuel I de Portugal. Recogiendo un ambicioso proyecto de su antecesor, el nuevo monarca organizó una expedición que debía ir a la India contorneando África. En ese momento parecía claro que era posible franquear el extremo sur de África y llegar hasta el Índico, como lo había demostrado diez años antes Bartolomé Díaz. Estaba en juego el comercio de especias, ya que las rutas, en aquel momento, eran controladas por los árabes. Con ello se pretendía además equilibrar la ventaja que el descubrimiento de América había proporcionado a España.
El nombre de los Gama se barajó desde un principio entre aquellos más idóneos para dirigir la difícil travesía; en 1496, Esteban da Gama fue elegido para ello, pero su repentina muerte hizo que sus dos hijos asumieran "el honor y el peligro" de encabezar la difícil empresa.
La ruta de las especias
El 8 de julio de 1497, Vasco da Gama partía de Lisboa al frente de 200 hombres y 3 barcos, el San Gabriel, el Bernio y el San Rafael. La expedición no bordeó la costa africana occidental (como era costumbre), sino que se adentró en el Atlántico navegando hacia el sur desde Cabo Verde y girando luego al este para alcanzar el sur de África. En noviembre llegaron al extremo meridional del continente africano, llamado por Bartolomé Díaz cabo de las Tormentas, en alusión al continuo estado de agitación de aquellas aguas donde se encuentran los océanos Atlántico e Índico, y rebautizado por Juan II de Portugal con el sugestivo y profético nombre de cabo de Buena Esperanza.

El viaje de Vasco Da Gama
A mediados de noviembre de 1497, la flotilla de Vasco da Gama cruzó el cabo de Buena Esperanza y navegó con rumbo norte bordeando la costa oriental de África. Con buena parte de la tripulación enferma de escorbuto, la expedición hizo un alto para descansar en la desembocadura del río Quelimane, tras lo cual navegaron hacia el puerto de Mozambique.
El puerto de Mozambique estaba controlado por los árabes, que monopolizaban el comercio en la región. Por esta razón, Vasco da Gama decidió hacerse pasar por musulmán. En un principio la estratagema funcionó, ya que el sultán de Mozambique les recibió muy bien, e incluso les ofreció guías para que prosiguieran su viaje hasta la India. Sin embargo, pronto aparecieron las suspicacias y el sultán empezó a sospechar que Vasco da Gama lo había engañado sobre su religión. Ante el enfado del gobernante, los portugueses levaron anclas y se hicieron a la mar, pero estaban muy escasos de vituallas, por lo que se vieron forzados a desembarcar cerca de allí y aprovisionarse por la fuerza.
La navegación atravesó momentos difíciles, ya que los guías árabes no eran de fiar; pero la expedición logró llegar a Mombasa, donde fueron bien recibidos por el jeque del lugar. Vasco da Gama no se fiaba de su anfitrión y sus sospechas no tardaron en ser confirmadas al descubrir que el jeque les tenía preparada una trampa. Alertados, consiguieron rechazar el ataque y huir con sus tres barcos. El buque de transporte de suministros había sido abandonado al cruzar el cabo de Buena Esperanza.
La siguiente escala en la costa africana fue más provechosa para los expedicionarios. El jeque del lugar, Malindi, estaba enemistado con el de Mombasa, por lo que les recibió de buen grado y les dio un guía que conocía aquellas aguas. Se trataba de un piloto árabe muy experto, Aben-Macbid, al parecer de religión cristiana. Es más, los portugueses establecieron contacto con una nave hindú, lo que les convenció de la cercanía de su objetivo. Aben-Macbid, aprovechando el monzón del verano, les condujo en sólo veintitrés días hasta las costas de la India. Era la primera vez que la civilización europea entraba en contacto con la India, un acontecimiento fundamental para el decurso de la historia.

Da Gama ante las autoridades de Calicut
Allí quedó claro que los presentes enviados desde Portugal por el rey Manuel I no eran del agrado de la corte del gobernante de la ciudad, el zamorín. Esto, unido a la presión de los comerciantes musulmanes, que denunciaron que Vasco da Gama había mentido reiteradamente para ocultar su religión y había actuado con violencia en la mayoría de los puertos africanos en los que había recalado, llevó a una situación muy tensa con las autoridades de Calicut. A pesar de todo, Vasco da Gama logró contemporizar con el zamorín y zarpó de Calicut, de vuelta a Portugal, con un cargamento de especias.
Vasco da Gama permaneció en la India cuatro meses. El viaje de vuelta, como solía ocurrir en travesías tan largas y difíciles, fue durísimo. En el trayecto hasta Malindi invirtieron tres meses y sufrieron tantas bajas que Vasco da Gama, por carecer de hombres para tripular las tres naves, decidió repartir a los supervivientes en los dos barcos restantes y quemar el San Rafael. Tras franquear el cabo de Buena Esperanza, las dos naves se separaron a causa del mal tiempo y cada una se vio forzada a regresar a Portugal por su cuenta, alcanzando ambas su objetivo. Vasco da Gama arribó a Lisboa el 9 de septiembre de 1499. El país acogió a los supervivientes con entusiasmo desbordado. Vasco da Gama fue nombrado "Almirante de los mares de la India" y "Señor de la Conquista, Navegación y Comercio de Etiopía, Arabia, Persia e India".
Con su viaje, Vasco da Gama había inaugurado una nueva ruta hacia Asia y las islas de las especias, alternativa a la Ruta de la Seda, que desde el siglo II a.C. había comunicado el mundo asiático oriental con la cuenca mediterránea y que antes de su expedición dependía del poder turco musulmán. Finalizaba así la labor que el príncipe Enrique el Navegante comenzara ochenta años antes con la Escuela de navegantes de Sagres. Conocemos los detalles de este primer viaje gracias al texto contenido en el Diario de Álvaro Velho, uno de los miembros de la expedición que sirvió a bordo del San Gabriel.
Aún volvería Vasco da Gama a la India en 1502 y 1524, capitaneando expediciones que tuvieron un carácter más militar que comercial o diplomático, pues se trataba de consolidar el monopolio de las especias empleando la fuerza de las armas. Fue nombrado gobernador con título de virrey e impuso el dominio portugués desde Goa hasta Cochín, consiguiendo así que el pequeño reino lusitano se convirtiese en una potencia colonial y mercantil de primer orden. En el viaje de 1502, al mando de una flota de veinte navíos, se apoderó de Quiloa (Kilwa) y Sofala, en Mozambique. Logró eliminar a los rivales árabes e instauró la hegemonía marítima portuguesa en el litoral índico, construyendo en Cochin la primera factoría portuguesa en Asia. En 1503 regresó a Lisboa y ya no volvió a navegar hasta 1524, cuando fue nombrado virrey de la India. Sin embargo, sólo pudo ejercer el cargo unos meses, ya que falleció el mismo año que llegó a la India.