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jueves, 27 de agosto de 2020

Nace el escritor J RR Tolkien

efeméride


El 3 de diciembre de 1892 nació en Bloemfontein (Sudáfrica) el escritor John Ronald Reuel Tolkein, autor de clásicos de la literatura universal como El Hobbit o El Señor de los Anillos y famoso por los complejos mundos de fantasía que creó desde sus orígenes hasta sus idiomas.

La obra de Tolkien estuvo fuertemente influida por sus experiencias personales. Quedó huérfano de padre a los cuatro años y su madre se trasladó al sur de Inglaterra, donde se convirtió al catolicismo. En esta primera infancia aparecería en la vida de Tolkien uno de los personajes que más le marcarían en el futuro, el padre Francis Morgan Osborne (tío Curro), quien asumiría su tutela tras la muerte de su madre.

Tolkien siempre demostró tener un gran intelecto y sensibilidad, además de facilidad para los idiomas y una imaginación cuidada pero desbordante y todos estos factores acabarían por volcarse en su narrativa.

En las universidades de Leeds y Oxford estudiaría Lengua Inglesa y Literatura, aprendería a hablar sajón antiguo, latín, islandés, árabe y otros tantos idiomas que harían de la filología un elemento de peso en sus novelas. Al pasar a la universidad se vio separado de su gran amor, la también huérfana Edith Bratt, con quien se casaría nada más cumplir los 21 años. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Tolkien se alistó en la Fuerza Expedicionaria Británica y fue enviado a Francia, donde combatiría en batallas como la del Somme y donde empezó a escribir sobre la Tierra Media tras ser retirado del frente por la fiebre de las trincheras.

Sus primeras publicaciones fueron interpretaciones o traducciones de clásicos anglosajones como Gawain y el Caballero Verde o Beowulf, pero su primer gran éxito llegaría en 1937 con la presentación de Bilbo Bolsón en El Hobbit, una breve novela fantástica que salió de un cuento que solía contar a sus hijos. En 1954 se repetiría el milagro con La Comunidad del Anillo, la primera parte de su gran obra El Señor de los Anillos. J RR Tolkien se basó en sus estudios y conocimientos sobre lenguas antiguas, historia medieval y culturas germánicas y en sus experiencias y creencias personales para crear un mundo inmenso que iba más allá de lo visto hasta entonces en la literatura fantástica y conseguía redefinir el propio género.

Tolkien seguiría escribiendo hasta su muerte en 1973 e incluso después de esto, algunos textos y obras suyas siguen saliendo a la luz recopiladas por su hijo Christopher.

Se aprueba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

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El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente, que se había reunido con el compromiso de dotar a Francia de una constitución, aprobó el último artículo de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Este documento, icónico y clave en el desarrollo de la Revolución Francesa, tiene su origen en los Estados Generales de 1789 convocados por Luis XVI. Durante esta congregación organizada para promover reformas fiscales que ayudasen a Francia a salir de la crisis en la que estaba, los miembros del Tercer Estado (la burguesía) vieron cómo el monarca absolutista ignoraba sus reclamaciones aun cuando contaban con el doble de representantes que la nobleza y el clero y eran ellos quienes sostenían la economía del país. Así las cosas, los miembros del Tercer Estado proclamaron la Asamblea Nacional y, tras ser esta clausurada por Luis XVI, se encerraron en una sala donde se practicaba un juego de pelota y juraron no abandonar el lugar hasta haber proveído a Francia de una constitución.

El 9 de julio, al tiempo que aquella improvisada organización tomaba el nombre de Asamblea Nacional Constituyente, se propuso comenzar la labor de crear una carta magna redactando una especie de preámbulo en el que se estableciesen todos los derechos que la constitución debía defender y respetar. El proceso fue el siguiente: se presentaron proyectos de declaraciones de derechos individuales (hasta 21 propuestas distintas) que eran votadas y, una vez elegida la más conveniente para actuar como texto base, se realizaba una segunda votación en la que se valoraba la declaración artículo por artículo hasta que la asamblea estuviera conforme. De los 24 artículos que componían el modelo original, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano se vio reducida a 17 y el último se aprobó el día 26 de agosto.

La declaración, promulgada a principios de noviembre de ese mismo año, se basaba en los principios de la Ilustración para desmontar la sociedad clasista y autoritaria del Antiguo Régimen y proponer un modelo más igualitario basado en la defensa de valores y derechos como la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. En ella se hace especial hincapié en la igualdad de todos los sujetos en cuanto y a derechos y ante la ley, un factor imprescindible si lo que se quería era acabar con las diferencias de los estamentos feudales. También se destaca el artículo 3, en el que se afirma que “el principio de esta soberanía reside esencialmente en la Nación”.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano sirvió de prefacio para la Constitución de 1791 pero, curiosamente, aunque habla promueve la igualdad como valor primordial solo se refiere a la igualdad y los derechos de los hombres. El primer documento de esta clase en el que se menciona a las mujeres fue redactado por Olympe de Gouges en 1791 (la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana).