Seguidores

sábado, 18 de abril de 2020

Frederik de Klerk

(Frederik Willem de Klerk; Johannesburgo, 1936) Político sudafricano. Cursó estudios de Derecho en la Universidad de su ciudad natal, en la que más tarde ejerció como docente. En 1972 abandonó la Universidad para dedicarse totalmente a la política.

Frederik de Klerk
En 1978 fue ministro de Asuntos Sociales del primer gobierno de P.W. Botha y, posteriormente, del Ministerio del Interior y de Educación Nacional. En 1985 fue nombrado presidente del Consejo de Seguridad del Estado y en 1986 asumió la presidencia del Parlamento. Fue el sucesor de Botha, primero en la dirección del Partido Nacional y más tarde en la Presidencia de la República, en 1989.
Después de las elecciones de ese año, en las que su partido logró la mayoría absoluta, concedió una amnistía parcial a diversos presos políticos negros e inició una política de desmantelamiento del apartheid y de diálogo con el Congreso Nacional Africano (ACN), que, por otra parte, le ocasionaron fuertes críticas en el seno de su partido. En 1993, su gobierno acordó con el ACN un calendario constitucional para la normalización política del país, en el que blancos y negros pudieran compartir el poder, tras las elecciones de 1994.
En 1992 le fue concedido el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, junto con Nelson Mandela. En 1993 recibió, también ex aequo con Mandela, el Premio Nobel de la Paz. Su primera esposa, Marike de Klerk, con la que estuvo casado cerca de cuarenta años, murió brutalmente asesinada en Ciudad del Cabo en diciembre de 2001. De Klerk conoció la trágica noticia en Suecia, donde participaba en los actos de celebración del centenario de los Premios Nobel.

Desmond Tutu

(Klerksdorp, actual República Sudafricana, 1931) Eclesiástico y político sudafricano cuya labor en defensa de los derechos humanos fue premiada en 1984 con el Premio Nobel de la Paz. Hijo de un maestro de escuela, quiso estudiar medicina, pero las dificultades económicas se lo impidieron.
En 1961 fue ordenado sacerdote anglicano y, durante los siguientes años, fue profesor de teología en Johannesburgo. A finales de la década de los sesenta se trasladó a Londres, donde cursó estudios en el King’s College y, entre 1971 y 1975, trabajó en el Consejo Mundial de las Iglesias.

Desmond Tutu
Tras su regreso a Sudáfrica, en 1975, se convirtió en el primer eclesiástico de color en ser nombrado deán de Johannesburgo; dos años después, en 1977, fue nombrado obispo de Lesoto. En 1978 fue elegido secretario general del Consejo de Iglesias de Sudáfrica, cargo en el que destacó por sus acciones y alegatos a favor de la supresión del apartheid; algunos de sus sermones y discursos de esos años quedaron recogidos en obras como La intención divina (1982) y Esperanza y sufrimiento (1983).
La notoriedad adquirida gracias a la concesión, en 1984, del Premio Nobel de la Paz, y el proceso aperturista del régimen le permitieron convertirse en el primer obispo de color de Johannesburgo y, en 1986, en primer arzobispo de color de Ciudad del Cabo, lo que lo convertía en la máxima autoridad de la Iglesia anglicana de Sudáfrica.
Tras el fin del apartheid y la llegada al poder en 1994 de Nelson Mandela, Desmond Tutu encabezó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, encargada de investigar los crímenes cometidos durante la segregación racial. Las conclusiones de los trabajos de la Comisión, que durante más de dos años tomó declaración a más de veinte mil personas, fueron presentadas por el mismo Tutu al presidente Mandela en 1998. La ecuanimidad de la Comisión quedó manifiesta en el hecho de que no acusó solamente a los gobiernos blancos precedentes, sino también a los movimientos de liberación, y entre ellos el Congreso Nacional Africano (ANC), el partido del propio Mandela.

Gandhi

Aunque fue el artífice de la independencia de la India (1947), Mahatma Gandhi raramente es evocado por ese logro. En primer lugar, porque lo más inspirador de su figura no reside tanto en aquel fin como en los medios, es decir, en sus casi tres décadas de perseverancia en un activismo pacífico fundado en la no violencia y en la fuerza de las convicciones. Y en segundo lugar, porque sus metas siempre fueron mucho más amplias, y abarcaron la abolición de las castas, la justicia social, la transformación de las estructuras económicas y la concordia entre religiones, designios que convergían en el ideal de una profunda renovación ética y espiritual del ser humano.

Gandhi
Hombre de austeridad inflexible y absoluta modestia, que se quejaba del título de Mahatma ('Gran Alma') que le había dado contra su voluntad el poeta Rabindranath Tagore, Mahatma Gandhi se cuenta entre los grandes personajes que, con su pensamiento y su acción, cuestionaron y llegaron a alterar el establishment político e ideológico del mundo en el siglo XX y se erigieron en referente de todo tipo de movilizaciones contra la injusticia; para calibrar su influencia basta recordar que fue el modelo inspirador de líderes y activistas como Martin Luther King o Nelson Mandela.
En un país en que la política era sinónimo de corrupción, Gandhi introdujo la ética en la vida pública a través de la palabra y el ejemplo. Vivió en una pobreza sin paliativos, jamás concedió prebendas a sus familiares y rechazó siempre el poder político, antes y después de la liberación de la India. Tal idiosincrasia ha convertido al apóstol de la no violencia en un caso único entre los revolucionarios de todos los tiempos, y en el más admirado (cuando no venerado) de los líderes espirituales modernos.
Biografía
Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en la ciudad costera de Porbandar, situada en el extremo noroeste de la India, en la región de Gujarat. Tal región era entonces un mosaico de minúsculos principados, cuyos gobernantes tenían un poder absoluto sobre la vida de sus súbditos. Su padre, Karamchand Gandhi, era el primer ministro de Porbandar y pertenecía a la casta de los banias, mercaderes de proverbial astucia y habilidad en el comercio. Su madre, llamada Putlibai, procedía de la secta de los pranamis, quienes mezclaban el hinduismo con las enseñanzas del Corán.
La madre de Gandhi era una mujer profundamente religiosa y austera que dividía su tiempo entre el templo y el cuidado de los suyos, amén de practicar frecuentes ayunos. En la formación espiritual de Mohandas, que sentía un ilimitado amor por sus padres, concurrieron, además de la adoración a la diosa Visnú que profesaba la familia, una serie de culturas y credos amalgamados: el hindú, el musulmán y el jain. Este último tuvo especial influencia en su filosofía: los jainistas practicaban la no violencia no sólo con los animales y los seres humanos, sino incluso con las plantas, los microbios, el agua, el fuego y el viento.
Ejemplo típico de tardía genialidad, Gandhi fue un adolescente silencioso, retraído y nada brillante en los estudios, que pasó sin llamar la atención por las escuelas de Rajkot. A los trece años, siguiendo la costumbre hindú, lo casaron con una niña de su edad llamada Kasturbai, con quien estaba prometido desde los seis años sin saberlo. El joven esposo se enamoró apasionadamente de la muchacha, y por hacer el amor con ella abandonó el lecho de su padre moribundo la misma noche en que éste murió. El suceso dejó un sentimiento de culpa imborrable en Gandhi, que más tarde se declararía en contra del matrimonio entre niños y a favor de la continencia sexual.

Kasturbai Gandhi y los cuatro hijos del matrimonio (Sudáfrica, 1902)
Como sus calificaciones no mejoraron en el instituto, la familia decidió enviarlo a Londres para seguir los cursos de abogacía del Inner Temple, cuyas exigencias eran menores que las de las universidades indias. Con tanto miedo como excitación, el joven Gandhi se embarcó en Bombay en septiembre de 1888. Tenía diecinueve años y acababa de ser padre por primera vez. Antes de partir había prometido solemnemente a su madre no seguir la costumbre inglesa de comer carne, dado que el visnuismo lo prohibía. Varias veces en su adolescencia había transgredido tal norma, impulsado por un amigo que le aconsejaba la carne para parecerse en fortaleza a los ingleses.
En Londres vivió tres años (1888-1891), período en que se produjo uno de los hechos más determinantes de su vocación: el descubrimiento de Oriente a través de Occidente. En efecto, en la capital inglesa comenzó a frecuentar a los teósofos, quienes lo iniciaron en la lectura del primer clásico indio, el Bhagavad Gita, al que llegaría a considerar «el libro por excelencia para el conocimiento de la verdad». También allí entró en contacto con las enseñanzas de Jesucristo, y durante un tiempo se sintió tan atraído por la ética cristiana que dudó entre ésta y el hinduismo.
De esa época son sus intentos de sintetizar los preceptos del budismoel cristianismoel islam y su religión natal a través de lo que señaló como el principio unificador de todos ellos: la idea de renunciación. En estos años decisivos para su formación intelectual leyó a León Tolstói, en quien más tarde encontraría el guía para el perfeccionamiento de la práctica y la teoría de la no violencia. Y cuando regresó a la India con el título de abogado, lo hizo con sus señas de identidad orientales: había ido en busca de la sabiduría occidental y retornaba con el secreto que había hecho sabios a los hindúes.
En Sudáfrica (1893-1915)
Al volver a Porbandar encontró a su familia desintegrada: la madre había muerto poco antes y los Gandhi habían perdido toda influencia en la corte principesca. Como abogado no halló muchas perspectivas, ya que su primera actuación profesional terminó en un humillante fracaso, pues enmudeció al dirigirse al tribunal y no pudo continuar. Fue entonces cuando una factoría comercial musulmana le ofreció un contrato para atender un caso de la empresa en la ciudad sudafricana de Durban, y Gandhi no dejó pasar la oportunidad: en 1893 embarcó hacia Sudáfrica.

Gandhi en su etapa sudafricana (c. 1906)
En el país de los antiguos colonos holandeses vivía una colonia hindú formada en su mayoría por trabajadores, a quienes los ingleses llamaban despectivamente sami. Carecían de todo derecho y se les despreciaba y discriminaba racialmente, como pudo comprobar en carne propia el joven abogado durante algunos de sus viajes en ferrocarril. Pero la situación era más grave aún de lo que parecía. Terminado su trabajo, Gandhi estaba a punto de regresar a la India cuando se enteró de la existencia de un proyecto de ley para retirar el derecho de sufragio a los hindúes. Decidió entonces aplazar la partida un mes para organizar la resistencia de sus compatriotas, y el mes se convirtió en veintidós años.
Durante esa larga etapa de su vida, su mayor preocupación fue la liberación de la comunidad india, y en ella fue dando forma a las armas de lucha que más tarde utilizaría en su país. En los primeros años, convencido de las buenas intenciones del colonialismo británico, abrió un bufete para defender a sus compatriotas ante los tribunales en Johannesburgo y se propuso articular un movimiento dedicado a la agitación por medios legales. Fundó el periódico "The Indian Opinion" para aglutinar a la comunidad india y, como instrumento de agitación legal, creó el Congreso Indio de Natal. Sus simpatías anglófilas le llevaron durante la guerra contra los bóers a organizar el Cuerpo Indio de Ambulancias, acción que mereció duras críticas por parte de los nacionalistas indios.
A partir de 1904, la actividad de Gandhi sufrió un cambio notable: después de leer la crítica del capitalismo contenida en Unto This Last, de John Ruskin, modificó su estilo de vida y pasó a llevar una sencilla existencia comunitaria en las afueras de Johannesburgo, donde fundó una comuna llamada Tolstói. En esa época bosquejó la teoría del activismo no violento, que puso en marcha por primera vez para oponerse a la ley de registro. Esta ley obligaba a todos los indios a inscribirse en un registro especial con sus huellas dactilares. Gandhi ordenó a sus compatriotas que no se inscribieran, que comerciaran en las calles sin licencia y, más tarde, que quemaran sus tarjetas de registro frente a la mezquita de Johannesburgo. Como muchos de sus seguidores, fue a parar a la cárcel varias veces, pero el movimiento de resistencia civil obtuvo varios éxitos parciales.
En 1913, la protesta contra un impuesto considerado injusto se tradujo en una marcha a través del Transvaal, hasta Natal. Al año siguiente las autoridades británicas dieron marcha atrás con dicho impuesto y autorizaron a los asiáticos a residir en Natal como trabajadores libres. La victoria parecía total, y Gandhi, que había abandonado las vestimentas europeas en señal de protesta, partió definitivamente de Sudáfrica con su mujer y sus hijos. A largo plazo, todos los logros de la comunidad india se perdieron, y las autoridades de aquel país endurecieron aún más su política racista; pero Sudáfrica había sido el banco de pruebas donde Gandhi desarrolló y ensayó las tácticas que más tarde habría de utilizar en su tierra natal.
El apóstol de la no violencia
Precedido por la aureola de sus exitosas campañas en el extranjero, Gandhi llegó a la India en 1915 y fue recibido como un verdadero héroe. Las masas de Bombay le tributaron un caluroso recibimiento, el gobernador inglés acudió a saludarlo y el poeta Rabindranath Tagore le dio la bienvenida en su Universidad Libre de Santiniketan. A poco de llegar, fundó en la ciudad de Ahmedabad una comunidad casi monástica en la que estaban prohibidas las vestimentas extranjeras, las comidas con especias y la propiedad privada. Sus miembros se dedicaban únicamente a dos trabajos materiales: la agricultura, para obtener el sustento, y el tejido a mano, para procurarse el abrigo. Allí dio comienzo a una lucha que Gandhi habría de sostener durante toda su vida: la batalla contra las lacras del hinduismo y a favor de los intocables. El primer paso fue admitirlos como miembros de la comunidad.
En esos primeros años, Gandhi abandonó toda agitación política a fin de apoyar los esfuerzos bélicos de Gran Bretaña en la Primera Guerra Mundial, llegando incluso al reclutamiento de soldados para el ejército inglés. Su entrada en la política india no se produjo hasta febrero de 1919, cuando la aprobación de la Ley Rowlatt, que establecía la censura y señalaba duras penas para cualquier sospechoso de terrorismo o sedición, le abrió los ojos acerca de las verdaderas intenciones de los imperialistas ingleses en la India.
Gandhi pasó entonces a encabezar la oposición a la ley. Organizó una campaña de propaganda a nivel nacional mediante la no violencia, que comenzó con una huelga general. Ésta pronto se extendió a todo el país y las protestas se sucedieron en las principales ciudades, donde se registraron algunos focos de violencia pese a la insistencia del líder en el carácter pacífico de las manifestaciones. Cuando acudía a Delhi a apaciguar la población, Gandhi fue detenido. Días después, el 13 de abril de 1919, el brigadier general Dyer ordenaba disparar a sus gurkas sobre la multitud reunida en el Jallianwala Bagh de la ciudad de Amritsar. La dominación inglesa había mostrado su verdadero rostro sanguinario y brutal: casi cuatrocientas personas fueron asesinadas y otras miles heridas. Pero las autoridades británicas se vieron obligadas a reconsiderar sus tácticas y la Ley Rowlatt jamás entró en vigor.

Gandhi
En los años siguientes a la masacre de Amritsar, Gandhi se convirtió en el líder nacionalista indiscutido, alcanzando la presidencia del Congreso Nacional Indio (también llamado Partido del Congreso, fundado por Alan Octavius Hume en 1885), que Gandhi supo convertir en un instrumento efectivo en pro de la independencia: de una agrupación de las clases medias urbanas, pasó a ser una organización de masas enraizada en los pueblos y en el campesinado. Se pusieron en marcha las grandes campañas de desobediencia civil, que iban desde la negativa masiva a pagar impuestos hasta el boicot a las autoridades. Miles de indios llenaron las cárceles y el mismo Gandhi fue detenido en marzo de 1922. Diez días más tarde comenzaba «el Gran Juicio», en que el Mahatma se declaró culpable y consideró la sentencia a seis años de prisión como un honor, con lo que la sesión terminó con una reverencia mutua entre juez y acusado.
Cuando salió de la cárcel (una apendicitis hizo que las autoridades coloniales lo liberaran en 1924), encontró que el panorama político se había modificado en su ausencia: el Partido del Congreso se había dividido en dos facciones y la unidad entre hindúes y musulmanes, conseguida con el movimiento de desobediencia civil, había desaparecido. Gandhi decidió entonces retirarse de la política para vivir como un anacoreta, en absoluta pobreza y buscando el silencio como fuerza regenerativa. Retirado en su Ashram, se convirtió en esos años en el jefe espiritual de la India, en el dirigente religioso de fama internacional que muchos occidentales en busca de la paz espiritual trataban como un gurú. Por aquellos años escribió por entregas una imprescindible autobiografía titulada Historia de mis experiencias con la verdad, cuya versión inglesa apareció publicada en 1927.
La marcha de la sal
Su retiro finalizó de manera brusca en 1927, cuando el gobierno británico nombró una comisión encargada de la reforma de la Constitución en la que no participaba ningún nativo. A la cabeza de la lucha política, Gandhi consiguió que todos los partidos del país hicieran el boicot a dicha comisión. Poco después, la huelga de Bardoli, en apoyo a la negativa a pagar impuestos, terminaba en un éxito total. La victoria del movimiento animó al Congreso Nacional Indio a declarar la independencia de la India el 26 de enero de 1930, y se encargó al Mahatma la dirección de la campaña de no violencia para apoyar la resolución.
Gandhi eligió como objetivo de la misma el monopolio de la sal, que afectaba particularmente a los pobres, y partió de Sabartami el 12 de marzo con setenta y nueve voluntarios con rumbo a Dandi, población costera distante 385 kilómetros. El pequeño movimiento se extendió como las olas de un estanque hasta alcanzar toda la India: los campesinos sembraban de ramas verdes los caminos por donde pasaría ese hombre pequeño y semidesnudo, con un bastón de bambú, camino del mar y al frente de un enorme ejército pacífico.

Gandhi en la marcha de la sal (1930)
El día del aniversario de la masacre de Amritsar, Gandhi llegó a orillas del mar y cogió un puñado de sal, rompiendo simbólicamente el monopolio. Desde ese momento la desobediencia civil fue imparable: diputados y funcionarios locales dimitieron, los prohombres locales abandonaron sus puestos, los soldados del ejército indio se negaron a disparar sobre los manifestantes y las mujeres se adhirieron al movimiento, mientras los seguidores de Gandhi invadían pacíficamente las fábricas de sal.
La campaña terminó con un pacto de compromiso entre Gandhi y el virrey de su majestad británica, en virtud del cual se legalizaba la producción de sal y se liberaban los cerca de cien mil presos detenidos durante las movilizaciones. Por otra parte, Gandhi fue enviado a Londres para participar en la conferencia que discutía los pasos a seguir para establecer un gobierno constitucional en la India (1931). La presencia del Mahatma en Inglaterra, al margen de la gran acogida popular que le dispensaron los barrios londinenses, no supuso avances favorables para la causa, y al regresar a su país se encontró con que Jawaharlal Nehru y otros líderes del Congreso Nacional Indio se hallaban una vez más en prisión.
Varias veces en su vida recurrió Gandhi a los ayunos como medio de presión contra el poder, como forma de lucha espectacular y dramática para detener la violencia o llamar la atención de las masas. La falta de humanidad del sistema de castas, que condenaba a los parias a la absoluta indigencia y ostracismo, hizo que Gandhi convirtiera la abolición de la intocabilidad en una meta fundamental de sus esfuerzos. Y desde la prisión de Yervada, donde había sido confinado nuevamente, realizó en 1932 un «ayuno hasta la muerte» en contra de la celebración de elecciones separadas de hindúes y parias. Ello obligó a todos los líderes políticos a acudir junto a su lecho de prisionero para firmar un pacto con el consentimiento inglés.

Con la activista Maniben Patel (1931)
La labor de «pedagogía popular» para curar a la sociedad hindú de sus llagas no terminó aquí. Distanciado desde 1934 del Partido del Congreso por la decepción que le provocaban las maniobras de los políticos, se dedicó a visitar pueblos lejanos, insistiendo en la educación popular, en la prohibición del alcohol, en la liberación espiritual del hombre.
La independencia de la India
El estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue el motivo de que Gandhi, una vez más, retornara al primer plano político. Su oposición al conflicto bélico era absoluta y no compartía la opinión de Jawaharlal Nehru y otros líderes del Congreso, proclives a apoyar la lucha contra el fascismo. Pero la decisión del virrey de incorporar el subcontinente a los preparativos bélicos de Gran Bretaña sin consultar con los políticos locales clarificó las aguas, provocando la dimisión en masa de los ministros pertenecientes al Congreso Nacional Indio.
Tras la toma de Rangún por los japoneses, Gandhi exigió la completa independencia de la India, para que el país pudiera tomar libremente sus decisiones. Al día siguiente, el 9 de agosto de 1942, era arrestado junto a otros miembros del Partido del Congreso, lo que produjo una sublevación en masa de los nativos, seguida por una serie de revueltas violentas en todo el territorio indio. Ésta fue la última prisión del Mahatma y quizá la más dolorosa, porque desde su presidio en Poona se enteró de la muerte de su mujer, Kasturbai. Era ya un anciano frágil y debilitado cuando salió en libertad en el año 1944.

Nehru y Gandhi (Bombay, 1946)
Finalizada la guerra, y tras la subida al poder de los laboristas en Inglaterra, Gandhi desempeñó un rol fundamental en las negociaciones que llevaron a la liberación. Sin embargo, su postura opuesta a la partición del subcontinente nada pudo contra la determinación del líder de la Liga Musulmana, Mohammed Alí Jinnah, defensor de la separación del Pakistán. Dolido por lo que consideró una traición, en 1946 el Mahatma vio con horror cómo los antiguos fantasmas indios resurgían durante la celebración del nombramiento de Jawaharlal Nehru como primer jefe de gobierno, que fue pretexto de violentos disturbios motivados por la pugna entre hindúes y musulmanes.
Gandhi se trasladó a Noakhali, donde habían comenzado los enfrentamientos, y caminó de pueblo en pueblo, descalzo, tratando de detener las masacres que acompañaron a la partición en Bengala, Calcuta, Bihar, Cachemira y Delhi. Pero sus esfuerzos sólo sirvieron para acrecentar el odio que sentían por él los fanáticos extremistas de ambos pueblos: los hindúes atentaron contra su vida en Calcuta y los musulmanes hicieron lo propio en Noakhali. Durante sus últimos días en Delhi llevó a cabo un ayuno para reconciliar a las dos comunidades, lo cual afectó gravemente su salud. Aun así, apareció de nuevo en público unos días antes de su muerte.
El 30 de enero de 1948, cuando al anochecer se dirigía a la plegaria comunitaria, fue alcanzado por las balas de un joven hindú. Tal como lo había predicho a su nieta, murió como un verdadero Mahatma, con la palabra Rama ('Dios') en sus labios. Como dijo Einstein, «quizá las generaciones venideras duden alguna vez de que un hombre semejante fuese una realidad de carne y hueso en este mundo».
Cómo citar este artículo:

Nelson Mandela

(Nelson Rolihlahla Mandela; Mvezo, Transkei, 1918 - Johannesburgo, 2013) Activista y político sudafricano que lideró los movimientos contra el apartheid y que, tras una larga lucha y 27 años de cárcel, presidió en 1994 el primer gobierno que ponía fin al régimen racista. El siglo XX dejó dos guerras mundiales, los campos de exterminio y el terror atómico, pero también grandes campeones de la lucha contra la injusticia, como Mahatma Gandhi o Martin Luther King. El último y más carismático de ellos fue Nelson Mandela.

Nelson Mandela
Como la de cualquier niño africano en las zonas rurales, la infancia de Nelson Mandela transcurrió entre juegos y en estrecho contacto con las tradiciones de su pueblo. Hijo del jefe de una tribu, se le puso de nombre Rolihlahla, que significa revoltoso, pero a los siete años, con el fin de que pudiera asistir a la escuela metodista, fue bautizado con el nombre de Nelson en la iglesia de Transkei; ya famoso, sus compatriotas lo llamarían Madiba, por el nombre de su clan.
Dos años después, a causa del fallecimiento de su padre, el pequeño Nelson quedó al cuidado de un primo suyo, el gran jefe Jongintaba; con él que se aficionó a escuchar a los jefes tribales y tomó conciencia del sentido de la justicia. Cumplidos los dieciséis años, pasó a formar parte del consejo tribal; tres años después, en 1937, ingresó en el internado para negros de Ford Hare para cursar estudios superiores.
Pero cuando en 1941 supo que el jefe Jongintaba había concertado para él un matrimonio, Mandela resolvió abandonar su aldea y partió a Johannesburgo. Pobremente establecido en el superpoblado suburbio de Alexandra, al poco de llegar conoció a Walter Sisulu, con quien trabó una amistad que sería determinante en todos los ámbitos: influyó en sus ideas políticas, le ayudó a conseguir trabajo y a finalizar sus estudios de derecho y le presentó a su prima Evelyn Mase, con la que contraería matrimonio en 1944.
Un líder nato
Tanto Walter Sisulu como la infinidad de personas que tuvieron contacto con Mandela a lo largo de su vida coinciden en señalar su extraordinaria personalidad. El poder de seducción, la confianza en sí mismo, la capacidad de trabajo, la valentía y la integridad figuran entre las virtudes por las que brillaba allá donde fuese. Sisulu captó de inmediato sus innatas dotes de líder y lo introdujo en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión que desde hacía décadas venían padeciendo los negros sudafricanos. Pronto sus cualidades lo situarían en puestos prominentes de la organización. En 1944, Mandela fue uno de los líderes fundadores de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del Congreso Nacional Africano; su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.
En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del apartheid. En realidad, el racismo institucional se remontaba en Sudáfrica al menos a 1911, fecha de una disposición discriminatoria que prohibía a los negros ocupar puestos de trabajo cualificados. Numerosas medidas promulgadas en las décadas siguientes (treinta y seis en total) habían llevado ya, por poner un solo ejemplo, a la exclusión de negros y mestizos del censo electoral.
El triunfo del Partido Nacional de los Afrikaaners (blancos descendientes de los boers holandeses que colonizaron el país) vino a corroborar y a ampliar sin eufemismos lo ya existente: el gobierno de Daniel Malan (1948-1954) puso en pie un sistema completo de segregación y discriminación social, económica, cultural, política y territorial en perjuicio de la mayoría negra; era el llamado apartheid o "desarrollo separado de cada raza en la zona geográfica que le es asignada", según la definición oficial. Los gobiernos siguientes, presididos por Strijdom y Verwoerd, continuaron idéntica política. Un decreto de 1949 prohibió los matrimonios mixtos; otras leyes y reglamentos posteriores acabaron de configurar el sistema segregacionista: reconocimiento oficial de las razas, segregación a la hora de utilizar servicios (incluso el espacio de las playas) y separación en las fábricas y en los transportes públicos.
Bajo la inspiración de Gandhi, el Congreso Nacional Africano propugnaba métodos de lucha no violentos: la Liga de la Juventud del Congreso (presidida por Mandela en 1951-1952) organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas. En 1952 Mandela pasó a presidir la federación del Congreso Nacional Africano de la provincia sudafricana de Transvaal, al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen; se había convertido en el líder de hecho del movimiento.

Mandela y Winnie en el día de su boda (1958)
La represión produjo 8.000 detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en Johannesburgo. Allí estableció el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica. Paulatinamente había ido abandonando su postura africanista y adoptado la ideología del humanismo internacionalista que sostendría durante toda su vida. En 1955, cumplidas sus condenas, reapareció en público, promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad, en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza. Por aquellos años otra mujer irrumpió con fuerza en su vida: la asistente social Nomzano Winnie Madikizela, más conocida como Winnie Mandela, con la que se casó en 1958.
La exacerbación del apartheid
El endurecimiento del régimen racista llegó a su culminación en 1956, con el plan del gobierno de crear siete reservas o bantustanes, territorios marginales supuestamente independientes en los que se pretendía confinar a la mayoría negra, que representaba más del setenta por ciento de la población. Tal medida conllevaba condenar a los negros no sólo a la marginación, sino también a la miseria: aquellas tierras no podían ofrecer un medio de vida porque estarían demasiado pobladas como para que su agricultura los pudiese alimentar, o para que sus industrias diesen trabajo a todos. Por lo demás, el poder blanco nunca estaría interesado en crear ninguna industria importante en tales reservas por el peligro de que fuesen competitivas respecto a las de las áreas blancas de la República.
El Congreso Nacional Africano respondió con manifestaciones y boicoteos que condujeron a la detención de la mayor parte de sus dirigentes; Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961. Durante el largo juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes (1960). La matanza aconsejó al gobierno declarar el estado de emergencia, en virtud del cual arrestó a los líderes de la oposición negra: Mandela permaneció detenido varios meses sin juicio.
Aquellos hechos terminaron de convencer a los líderes del Congreso Nacional Africano de la imposibilidad de seguir luchando por métodos no violentos, que no debilitaban al régimen y que provocaban una represión igualmente sangrienta. En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana; se encargó asimismo de dirigir el brazo armado del Congreso Nacional Africano (la Lanza de la Nación). Su estrategia se centró en atacar instalaciones de importancia económica o de valor simbólico, excluyendo atentar contra vidas humanas.

Mandela en la cárcel, poco antes de su liberación
En 1962 viajó por diversos países africanos recaudando fondos, recibiendo instrucción militar y haciendo propaganda de la causa sudafricana; a su regreso, Mandela fue detenido y condenado a cinco años de cárcel. Mientras aún estaba en prisión, fue uno de los ocho dirigentes de la Lanza de la Nación declarados culpables de sabotaje, traición y conspiración violenta para derrocar al gobierno en el juicio de Rivonia (1963-1964), a cuyo término dirigió a los jueces un célebre alegato final, lleno de firmeza y dramatismo, que no impidió que fuese condenado a cadena perpetua. Pese a hallarse en cautiverio, ese mismo año fue nombrado presidente del Congreso Nacional Africano.
De la cárcel a la presidencia
Prisionero durante 27 años (1963-1990) en penosas condiciones, el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Nelson Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, en una figura legendaria que representaba el sufrimiento y la falta de libertad de todos los negros sudafricanos.
En 1984 el gobierno intentó acabar con tan incómodo mito, ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los bantustanes a los que el régimen había concedido una ficción de independencia; Mandela rechazó el ofrecimiento. Durante aquellos años su esposa Winnie simbolizó la continuidad de la lucha, alcanzando importantes posiciones en el Congreso Nacional Africano. El ferviente activismo de Winnie no estuvo exento de escándalos; años después, ya en los 90, se vería envuelta en un polémico juicio en el que fue acusada de asesinato, si bien salió absuelta.
Finalmente, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, hubo de ceder ante la evidencia y abrir el camino para desmontar la segregación racial. En febrero de 1990 legalizó el Congreso Nacional Africano y liberó a Mandela, que se convirtió en su principal interlocutor para negociar el desmantelamiento del apartheid y la transición a una democracia multirracial; pese a la complejidad del proceso, ambos supieron culminar exitosamente las negociaciones. Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.

Mandela y Frederik De Klerk en la entrega del Nobel
Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999); desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente y tratando de atraer hacia la participación democrática al díscolo partido Inkhata de mayoría zulú. Una película del cineasta estadounidense Clint EastwoodInvictus (2009), reflejaría con bastante fidelidad el Mandela de aquellos años; su apoyo a una selección nacional formada por blancos durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, celebrada en Sudáfrica, muestra su empeño en integrar la minoría blanca y la mayoría negra sirviéndose de aquel acontecimiento deportivo y su firme voluntad de construir una nación para todos los sudafricanos, sin distinción de raza.
Mandela inició el Plan de Reconstrucción y Desarrollo, que destinó grandes cantidades de dinero a mejorar el nivel de vida de los sudafricanos negros en cuestiones como la educación, la vivienda, la sanidad o el empleo, e impulsó asimismo la redacción de una nueva constitución para el país, que fue finalmente aprobada por el parlamento en 1996. Un año después cedió la dirección del Congreso Nacional Africano a Thabo Mbeki, destinado a convertirse en su sucesor en la presidencia. En 1998, dos años después de haberse divorciado de Winnie, contrajo matrimonio con Graça Machel, viuda del antiguo presidente de Mozambique, Samora Machel.
Junto con el arzobispo Desmond Tutu, que presidía la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Nelson Mandela presentó en junio de 1998 el informe con las conclusiones de la Comisión. La talla del dirigente africano quedó patente una vez más cuando, frente al parecer del Congreso Nacional Africano, avaló las conclusiones del informe, que señalaban no solamente los abusos y crímenes del régimen segregacionista, sino también los cometidos por los diversos grupos de los movimientos de liberación, incluido el Congreso Nacional Africano. Tres meses antes de finalizar su mandato, Mandela anunció que no pensaba presentarse a la reelección. Le sucedió en la presidencia Thabo Mbeki, vencedor en las elecciones de junio de 1999.
Apartado de la vida política desde ese año, recibió múltiples reconocimientos, si bien sus problemas de salud hicieron cada vez más esporádicas sus apariciones públicas. Pese a su retirada, el fervor que Mandela despertaba en sus compatriotas siguió vivo: en 2010 estuvo presente en las ceremonias del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, y recibió el caluroso apoyo de la multitud; en julio de 2013, estando el líder gravemente enfermo, la población sudafricana se lanzó a las calles para celebrar su 95º aniversario. Elevado a la categoría de uno de los personajes más carismáticos e influyentes del siglo XX, su figura ha entrado en la historia como encarnación de la lucha por la libertad y la justicia y como símbolo de toda una nación.

Yoko Ono

(Tokio, 1933) Artista estadounidense de origen japonés. En 1952 se trasladó con sus padres a Nueva York. Su primer marido fue el pianista japonés Tochi Ichiyanagi. A comienzos de su carrera artística, Yoko Ono organizó happenings tales como una exposición de lienzos sin pintar en Tokio. A finales de la década de 1960 realizó películas experimentales como Bottoms (1967), Rape (1969) y Fly (1970).

John Lennon y Yoko Ono
En el transcurso de una exposición en Londres conoció a John Lennon, compositor, cantante y guitarrista de The Beatles, con quien contrajo matrimonio en 1968. Las acciones de la pareja destruyeron, en opinión de muchos críticos musicales, la concordia interna de la banda de Liverpool.
Especialmente famosos fueron los happenings de ambos para "Love and Peace". Juntos formaron la Plastic Ono Band. Las actividades musicales de Yoko Ono desembocaron en escuetos collages tonales. Sus publicaciones musicales, como los discos Approximately Infinite Universe (1973), Season of Glass (1981) o Starpeace (1985) fueron un desastre comercial y recibieron el rechazo mayoritario de la crítica. En 1984 apareció el álbum en memoria de John Lennon Every Man Has A Woman con canciones de Yoko Ono.

Stevie Wonder

(Steveland Judkins-Morris; Saginaw, 1950) Cantante y compositor estadounidense. Ciego de nacimiento, fue un pianista precoz, ya célebre a los diez años; editó su primer disco a los doce y en 1963 alcanzó el éxito con su segundo disco, Fingertips. Capaz de manejar perfectamente otros instrumentos además del piano, Stevie Wonder parecía destinado a desarrollar pronto una brillante carrera. Pero aunque sus inicios eran prometedores y recibió siempre buenas críticas, la década de 1960 no fue tan rutilante como se esperaba. Contratado quizá demasiado tempranamente (en 1961) por la discográfica Motown, su talento no eclosionó hasta que, a principios de los 70, rechazó los controles que el sello imponía a sus creaciones.

Stevie Wonder
A partir de entonces y durante los veinte años siguientes sus trabajos fueron una fresca lista de éxitos de ventas que incluye temas archiconocidos: Superstition (1971), You are the sunshine of my life (1973), You haven't done nothing (1974), I wish (1976) o Sir Duke (1977) en los setenta, y That girl (1982), I just called to say I love you (1984) o Part-time lover (1985) en los ochenta. Realizó asimismo diversas bandas sonoras para películas, siendo sin duda la más conocida la de The woman in red (La mujer de rojo, 1984), a la que pertenece el tema I just called to say I love you.
En los años noventa editó los trabajos Conversation pearl (1995), Natural Wonder (1995), Greatest Hits. Vol. 1, recopilatorio de los singles editados entre 1963 y 1967, y Greatest Hits, Vol. 2, recopilatorio de sus singles desde 1968 (1998). En noviembre de 2005, después de diez años sin publicar un disco de estudio, vio la luz el álbum A time to love, formado por quince temas en los que proyecta sus experiencias de los últimos años. Los homenajes y galardones que ha recibido son incontables; en 2006 acumulaba la friolera de 22 premios Grammy, incluyendo el Grammy a toda su trayectoria, que recibió ya en 1996.
Artista comprometido, la faceta de Stevie Wonder como activista social y político es universalmente conocida, y muy en especial su militancia antirracista: cuestionó siempre el apartheid y apoyó al líder sudafricano Nelson Mandela, motivo por el que su música llegó a ser prohibida en Sudáfrica; y, promoviéndola mediante multitudinarios conciertos, hizo realidad la propuesta de instituir el día del nacimiento de Martin Luther King como fiesta nacional en los Estados Unidos.