El 12 de marzo de 1947 el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, pidió al Congreso que asignara una ayuda económica a Grecia y Turquía para promover una recuperación de la estabilidad en el país e impedir cualquier avance del bloque comunista en el Viejo Continente.
En su discurso, Truman afirmó lo siguiente: "Creo que debe ser la política de los Estados Unidos apoyar a los pueblos libres que se resisten a los intentos de subyugación por parte de minorías armadas o por presiones externas".
En plena Guerra Fría, momento caracterizado por las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Truman temía que la influencia comunista de esta última llegara a Grecia y Turquía. Europa había quedado muy debilitada tras la Segunda Guerra Mundial y Grecia y Turquía habían dejado de percibir la ayuda económica y militar del Reino Unido. El comunismo se había instalado en la Unión Soviética y la Europa del Este.
Para el presidente de los Estados Unidos, solo era cuestión de tiempo que los soviéticos se lanzaran a la conquista de Grecia, cuyo gobierno se encontraba luchando contra guerrillas comunistas que, además, habían lograron el apoyo de los regímenes de Yugoslavia, Albania y Bulgaria. Los británicos habían apoyado todo este tiempo la restauración de la monarquía tras la Segunda Guerra Mundial pero ya no podían hacer frente a más gastos. Truman también temía que la Unión Soviética se hiciera con el Estrecho de los Dardanelos, que conectaba el Mar Negro con el Mediterráneo, y que estaba controlado por Turquía. Si los soviéticos lograban tomarlo, justo en una zona rica en petróleo, se podría producir el colapso de la Europa Occidental.
A la vista de la situación, el 12 de marzo de 1947 Truman pidió al Congreso que aprobara un programa de ayuda militar y económica de 400 millones de dólares para salvar a Grecia y Turquía del comunismo.
Aunque la medida se topó con una fuerte oposición y tanto el Secretario de Estado George C. Marshall y el asesor del Departamento de Estado George F. Kennan pensaron que el tono anticomunista del mensaje era demasiado severo, finalmente el Congreso aprobó los proyectos de ley de la ayuda griego-turca y los dólares estadounidenses pronto estuvo en camino.
La Doctrina Truman trajo consigo un gran triunfo americano en la Guerra Fría pero también un miedo cerval al pensamiento de izquierda, que provocaría la persecución de cualquiera sospechoso de ser simpatizante de los comunistas en la caza de brujas conocida como Macartismo.