Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón nace en México el 21 de febrero de 1794. Joven capitán del ejército español lucha en el bando virreinal y apoya a Iturbide una vez se hace con el poder y proclama la independencia. Encabeza la sublevación que termina con el régimen monárquico de Iturbide y abre el proceso que convierte a México en una República federal. Antonio López se transforma en un fuerte representante del país durante unos cuarenta años. Sin embargo, su presencia frente al poder fue bastante irregular. Consigue rechazar una expedición enviada por España con la intención de imponer un régimen colonial.
Derroca a los gobiernos establecidos y asume personalmente la presidencia de la República. Fue un demagogo populista, que gobernaba con los federalistas anticlericales pero que posteriormente se unió a los conservadores, centralistas y católicos con quién compartía afinidades. Suprime el régimen federal desencadenando la rebelión de Texas con una extremada presencia de colonos anglosajones. Ataca Texas con su ejército y se enfrente a los Estados Unidos prestando apoyo a los rebeldes pero fue encarcelado en San Jacinto y liberado después de hablar con el presidente Jackson. Pierde su popularidad pero se redime rechazando al invasor en Veracruz. Se erige como dictador pero es obligado a abandonar el gobierno por su desastrosa gestión. Regresa del exilio al año siguiente tras estallar un conflicto entre México y Estados Unidos e invade a pesar de su inferioridad a los estadounidenses en Veracruz, Jalapa y Puebla. Firma el Tratado de Guadalupe-Hidalgo por el que pierde la mitad de su territorio.
Parte de nuevo al exilio pero regresa el año 1853 para instaurar una política dictatorial conservadora derrocada por Juárez en 1855. Vuelve a México sin ningún tipo de poder político en dos ocasiones, la primera a consecuencia de la ocupación francesa y el Imperio de Maximiliano y la última tras la muerte de Juarez, para pasar sus últimos años pobre, ciego y olvidado por todos los ciudadanos por su mala gestión y carácter belicoso. Su última vivienda en la ciudad de México estaba en la calle Vergara, en el número 14, falleciendo la noche del jueves del 21 de junio de 1876 y enterrado en el Panteón del Tepeyac, de la Villa de Guadalupe-Hidalgo.