(Sir Douglas Haig, primer Conde de Haig; Edimburgo, 1861 - Londres, 1928) Militar británico. Mariscal de campo y comandante en jefe de las fuerzas británicas en Francia durante la Primera Guerra Mundial, Haig llevó a cabo campañas ofensivas exitosas pero muy criticadas en su país por el alto número de bajas que costaron.
Douglas Haig
Miembro de una familia acaudalada, tras estudiar en Clifton y en la Universidad de Oxford ingresó en el Royal Military College de Sandhurst, de donde salió, en el año 1885, con el grado de teniente de húsares. En el año 1891, ya con el grado de capitán, Haig tomó parte bajo el mando del polémico general Horatio Kitchener en la reconquista de Sudán, país que se controló en el año 1898 tras una larga y prolongada guerra, distinguiéndose en las batallas de Atbara y Omdurman.
Entre los años 1899 y 1902, siendo mayor, Haig participó en la Guerra de los Boers, en el sur de África, destinado en el Estado Mayor del general French. Ascendido al grado de teniente coronel, cuando regresó a Inglaterra el rey Eduardo VII le nombró ayudante e inspector general de caballeros en la India, puesto en el que permaneció hasta 1906.
Nada más estallar la Primera Guerra Mundial, Inglaterra mandó al continente un pequeño ejército al mando del general French, compuesto de dos cuerpos de ejército: el 1º, dirigido por Haig, con el grado de teniente general, y el 11º, comandado por el general Smith Dorrien. Fue precisamente el regimiento de Haig el encargado de hacer frente al formidable empuje de la primera ofensiva alemana, siendo obligado a tomar la retirada para no perder más hombres y no ser cortada la línea, acción en la que Haig demostró tener una gran serenidad y aplomo dentro del caos provocado por el repliege acelerado de sus tropas, primero sobre el río Oire, después sobre al Aisne y, por último, sobre el Marne.
En la batalla del Marne, Haig desempeñó un papel crucial con sus tropas, franqueando en septiembre de 1914 el Gran Morin, el Aisne y el Marne, en cuyas alturas septentrionales permaneció hasta el 16 de octubre del mismo año, cuando fue destinado al frente de Flandes con el objetivo prioritario de defender el sector Poperinghe-Cassel. A pesar de la extremada dureza de los ataques alemanes, las tropas de Haig consiguieron conservar intacta la línea del frente.
A principios del año 1915, Haig participó en la ofensiva aliada sobre la región de Artois, para, a finales de ese mismo año, el 17 de diciembre, sustituir a Sir John French (primer conde de Ypres) como comandante en jefe de todas las fuerzas británicas en Francia, las cuales llegaron a alcanzar por esa fecha la cifra de 600.000 hombres. La campaña del año siguiente sobre el río Somme no pudo resultar más desastrosa para Haig, ya que perdió en la ofensiva más de 420.000 hombres, acción por la que fue puesto seriamente en duda en su país. Aun así, en el año 1917 Haig siguió al frente de las tropas británicas y fue elevado al cargo de mariscal de campo.
El año 1917 no comenzó mejor para Haig y sus hombres, ya que surgieron graves discrepancias sobre cómo proseguir la guerra entre el mando francés y el británico. Los franceses optaron por el mantenimiento de las líneas, mientras que Haig era partidario de desarrollar una ofensiva conjunta para romper las líneas enemigas y avanzar en dirección a Berlín. En vista de la pasividad gala, Haig decidió actuar por su cuenta y riesgo, lanzando un fuerte ataque en Flandes.
La tercera batalla de Ypres, desarrollada entre los meses de julio a noviembre del año 1917, se saldó con unas pérdidas similares a la desastrosa batalla del Somme del año pasado, aunque Haig esta vez sí logró su propósito de alcanzar las costas belgas, acción que permitió a los aliados preparar el asalto definitivo contra las fuerzas alemanas al año siguiente.
Gracias a la conferencia interaliada celebrada en Doullens (el 26 de marzo del año 1918) entre Lord Milner, el mariscal Philippe Pétain, Raymond Poincaré, Georges Clemenceau y el propio Haig, se pudo acordar una gran ofensiva aliada sincronizada, al mismo tiempo que el mando militar supremo de las fuerzas aliadas se puso bajo las órdenes del general francés Ferdinand Foch. Haig, además de no poner ninguna objeción a dicha decisión, colaboró estrechamente con Foch en los preparativos finales y en la realización de la ofensiva.
Las tropas británicas de Haig ganaron las batallas de Amiens (del 8 al 12 de agosto), de Bopanme (del 21 de agosto al 1 de septiembre) y, por último, la de Epeluy (del 12 al 18 de septiembre), hasta que alcanzaron la divisoria establecida por el enemigo, la Línea Hindenburg, la cual fue literalmente hecha añicos por la ofensiva desplegada por Haig. Con el camino expedito, Haig se hizo fácilmente con Cambrai, San Quintín, Brujas y Gante y recuperó Mons, alcanzando el Rin con sus tropas.
Una vez finalizada la contienda, Haig fue nombrado por el rey Jorge V conde de Haig, y se dedicó con especial empeño, hasta su muerte, a la creación de la Legión Británica y a recorrer gran parte del Imperio Británico recaudando fondos para los veteranos de guerra.