El 19 de enero de 1966, Indira Gandhi se convierte en primera ministra de la India, constituyendo este hito un hecho histórico, cuyo eco retumbó en todo el continente asiático. El hecho de que una mujer alcancé la cota más alta del poder de un país en el que muchos ven el nacimiento de una niña como un mal presagio la hizo pasar a la historia como una de las mujeres más emblemáticas y como símbolo del empoderamiento femenino.
No obstante, la tradición política ya acompañaba a Indira desde su nacimiento: su padre, Jawaharlal Nehru, fue un líder independentista que luchó por el fin del dominio colonial británico en India. A su vez, fue educada en algunas de las mejores universidades de Suiza e Inglaterra.
Para el año en que Gandhi alcanzó el poder, 1947, India está en pleno proceso de independencia. A lo largo de su Gobierno, aceleró la industrialización del país, rivalizó con Pakistán y estrechó lazos con la URSS. Pero también, bajo su mandato, India pasó a ser el sexto país que entró en el "Club Nuclear", al autorizar la detonación de una bomba atómica en la región de Rajasthan. Además, Gandhi suprimió la prensa independiente. Todo, según ella, para luchar contra los males que asolaban el país, como la corrupción o la sequía.
En 1977 salió perjudicada de unas elecciones que ella misma convocó. Finalmente, pasó una estancia en la cárcel, condenada por abuso de poder. No obstante, resurgió como el ave fénix y ganó unas nuevas elecciones en 1980, retomando el poder.
A lo largo de su carrera como primera ministra, se ganó muchos enemigos. Tras esquivar dos atentados contra su persona, finalmente en 1984 fue asesinada por dos miembros de su guardia de seguridad.