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lunes, 28 de octubre de 2019

Crímenes de las fuerzas de seguridad en Honduras (RIXI MABEL MARTINEZ)


Las fuerzas policiales y de seguridad militares en Honduras se mantienen con los impuestos que pagan los ciudadanos, sin embargo, muchos policías y militares se han visto implicadas en crímenes, algunos de ellos no se han esclarecido, ni se han castigado a los culpables mediante juicio. La situación que vivió el país durante el gobierno del dictador Tiburcio Carías Andino propició a que se cometieran un sinnúmero de crímenes militares, ambiente que parece repetirse con el actual gobernante Juan Orlando Hernández, quien durante su mandato otorgó prioridad a las Fuerzas Armadas hondureñas previo a perpetuarse en el poder.
Resulta irónico y paradójico que mientras millones de hondureños paguen sus impuestos para obtener resguardo de las fuerzas de seguridad, algunos líderes policíacos y militares hayan incurrido a violar, extorsionar o asesinar a la población, y más aún, muchos no rindieron ni rendirán cuentas ante los entes de justicia, relacionando falsamente las muertes con el narcotráfico.
Por lo general, dichos crímenes continúan en la impunidad. Algunos delitos cometidos por altos cargos de las fuerzas de seguridad en Honduras, como el de la estudiante Riccy Mabel Martínez, o los asesinatos de Rafael Alejandro Vargas Castellanos y Carlos David Pineda, son algunos de los ejemplos.

La criminalidad de las fuerzas policiales en el país ha aumentado al ser fomentada por la impunidad que se crea gracias a la no aplicación del proceso de justicia a los responsables.
Algo común que se ha visto claramente es el procedimiento siguiente: luego de cometerse los crímenes, suelen llegar agentes de seguridad a limpiar la escena. Estos se encargan de recoger casquillos y otros indicios, como también de preguntar a personas lo sucedido por ser estas posibles testigos presenciales de los crímenes, inmediatamente antes de que se presenten los forenses a los lugares donde se ejecutaron estos actos.
Otra forma de mantenerse en la impunidad es la utilización de personas inocentes, obligadas a confesar o callar bajo presiones, con promesas de castigos leves y pagos de sueldo mientras están en prisión.
Pero además de estos obstáculos, destacan las leves penas en casos de abuso sexual y homicidio en el país, así como la nula aplicación de la justicia por parte de la Corte Suprema de Justicia, donde muchos de los criminales arrestados terminan saliendo libres sin rendir cuentas a nadie.

Riccy Mabel Martínez Sevilla (1973-1991), originaria de La Ceiba, Atlántida, región caribeña de Honduras, fue una agraciada señorita, estudiante de tercer año de magisterio en la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio, en Tegucigalpa, M.D.C.
Su novio, Rubén Hurtado Padilla había sido un mes antes reclutado para cumplir el servicio militar obligatorio, por lo que Riccy Mabel decidió visitar sola el Primer Batallón de Comunicaciones ubicado en las Tapias a las afueras de Tegucigalpa, con la finalidad de solicitar la pronta liberación de su novio, el día sábado 13 de julio de 1991. Ese mismo día Riccy Mabel desapareció misteriosamente, fue secuestrada, violada y brutalmente asesinada por al menos cuatro hombres según exámenes forenses practicados en la braga de la víctima, llevados a cabo en los Estados Unidos por el FBI. En ese entonces el suceso fue un caso sin precedentes en la historia delictiva de Honduras, que puso a prueba el limitado y débil sistema judicial hondureño.
Su cuerpo desnudo, mutilado, semi-desfigurado y en estado de descomposición no avanzado fue encontrado el lunes 15 de julio de 1991, aproximadamente a las 7:30 de la mañana, mediante varias llamadas anónimas hechas por los presuntos asesinos a la policía y al Director de la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio. El cuerpo torturado de la adolescente fue colocado en una hondonada de aproximadamente cinco metros de profundidad y de difícil acceso, sobre una piedra, semi-sumergido boca abajo en el cauce de la quebrada “El Sapo” cerca de la zona 4 de la colonia Cerro Grande, frente al cerro El Berrinche en Comayagüela.
El cuerpo de la normalista presentaba muestras de extrema crueldad demencial, barbarie y sadismo muy raramente vistas en este tipo de casos, con signos de torturas, mutilaciones, fracturas en diferentes partes del cuerpo, especialmente en el cráneo y los huesos de las manos y dientes quebrados, sin lengua, sin el seno derecho, sin las principales vísceras que supuestamente fueron extraídas por las aves de rapiña (antropofagia), vulva destruida a causa de una violación masiva.
Un testigo clave del crimen fue Esteban García, un humilde vendedor de Helados, quien afirmó haber visto a la adolescente por última vez con vida. Eran casi las 6 y media de la tarde y el señor García había terminado de vender el inventario de paletas y se disponía a regresar al centro de Tegucigalpa, por lo cual necesitaba un flete para él y su carreta. En el trayecto de salida del Primer Batallón de Comunicaciones se encontró con la joven normalista, la cual fue recogida por un pick-up Hyundai Pony amarillo idéntico al de un militar, para posteriormente aparecer muerta dos días después.
En las principales ciudades del país, sobre todo en Tegucigalpa y en su ciudad natal, La Ceiba, hubo multitudinarias concentraciones públicas de jóvenes estudiantes para reclamar justicia bajo las consignas: "castigo a los culpables" y "no a la impunidad". El Comité para la Defensa de los Derechos Humanos (CODEH), fue uno de los principales patrocinadores de estas multitudinarias concentraciones.
Los feminicidas de la adolescente, un coronel y un sargento del Ejército Hondureño, trataron de eludir la justicia amparándose en su condición de militares, posteriormente de un peregrinaje judicial, fueron sentenciados por el Juzgado de Letras Segundo de lo Criminal en julio del año 1993 por cargos de homicidio y violación. La justicia "fue generosa" al castigarlos con una pena demasiado corta para un crimen tan monstruoso y aberrante, según el criterio casi generalizado de la sociedad hondureña.
A los 10 años de su ingreso a prisión, el coronel fue puesto en libertad con el silencio casi total de la prensa nacional.
Con este trágico y emblemático caso se inicia el proceso de desmilitarización de Honduras que elimina la impunidad total que tenían los militares en el país.
Otra particularidad del caso es que por primera vez se utiliza la prueba de ADN en la justicia hondureña, considerando las limitaciones económicas del país y del sistema de investigación criminal de aquel entonces que se encontraba muy atrasado y obsoleto.
Los crímenes sexuales en Honduras son tan altos debido al bajo presupuesto que mantienen tanto la Corte Suprema de Justicia de Honduras, el Ministerio Público y el Congreso Nacional de Honduras. Otros factores son la baja cualificación del personal y el bajo acceso a los recursos, que limitan la mejora de leyes, aumento de juicio, prevención y apoyo de las víctimas de estos crímenes.

La violación y asesinato de Riccy Mabel Martínez Sevilla en julio de 1991 captó los titulares y la atención nacional durante años en Honduras; causó una gran indignación, manifestada en manifestaciones y otras acciones públicas, y ha sido descrita como un caso de prueba del grado de impunidad de los militares.
Riccy Mabel Martínez, de 17 años de edad, era estudiante de la Escuela Normal Pedro Nufio, desapareció el 13 de julio de 1991 después de visitar el Batallón de Comunicaciones en las afueras de Tegucigalpa, para solicitar la liberación de su novio, Rubén Hurtado Padilla, que había sido reclutado para el servicio militar (La Prensa 16 de febrero de 1998, ibíd., 14 de febrero de 1997). Su cuerpo fue encontrado el 15 de julio de 1991 por un arroyo, mostrando signos de violación.
Uno de los principales sospechosos de su violación y asesinato fue el jefe del batallón, el coronel Angel Castillo Maradiaga, cuya voz fue identificada por el director de su colegio como la que llamó anónimamente para dar la ubicación de su cuerpo. Los exámenes forenses de la ropa de la víctima llevados a cabo por el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI) mostraron actividad sexual de al menos cuatro hombres; se encontró que el vello púbico y el semen encontrados en su ropa coincidían con los del coronel.
Un sargento, Santos Eusebio Ilovares Funez, se presentó a los tribunales tres días después y afirmó haber sido responsable del crimen y fue encarcelado (4 de octubre de 1996), aunque luego afirmó que los oficiales en posiciones más altas lo habían obligado a hacerlo   16 de febrero de 1998). En agosto de 1991, el coronel Angel Castillo Maradiaga y el ex jefe de personal del batallón, Ovidio Andino Cuello, fueron detenidos, pero este último fue liberado en enero de 1992 ( 4 de octubre de 1996).
Tanto el coronel como el sargento fueron retenidos en la Penitenciaría Central en 1991 y sentenciados en 1993 a penas de prisión de 16 años y medio, y 10 años y medio, respectivamente, por la juez Maria Antonieta de Castro . La sentencia fue rechazada por un tribunal de apelaciones que alegaba errores de procedimiento en el juicio, pero luego fue ratificada por el mismo juez en 1995 ( 4 de octubre de 1996). El tribunal de apelaciones aceptó la sentencia después de revisar las correcciones a los errores de procedimiento y pasó el caso a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), que ratificó la sentencia . Sin embargo, Castillo Maradiaga presentó un “recurso de casación”; después de revisar este recurso legal, la CSJ rechazó la sentencia y devolvió el caso al tribunal de apelaciones para su revisión . El 2 de octubre de 1996, el tribunal de apelación anuló la sentencia y devolvió el caso al tribunal penal. En este punto, el sargento Ilovares Funez se declaró inocente y declaró que había asumido la responsabilidad por el crimen bajo la presión de un coronel Herber Munguia Morales, jefe del destacamento C-2, quien supuestamente le dijo a Ilovares Funez que recibiría una casa, un salario y lanzamiento después de dos años; sin embargo, Ilovares Funez afirmó desde su celda que solo recibió ocho meses de salario ( 14 de febrero de 1997).
En febrero de 1997, el juez penal José Octavio Calix declaró que el sargento Ilovares Funez había matado a Riccy Mabel Martínez Sevilla la noche del 13 de julio de 1991 tras intentar violarla, y lo condenó a 15 años de prisión, mientras absolvía al coronel Angel Castillo Maradiaga de cualquier fechoría . El juez Calix afirmó que la adolescente no fue violada, a pesar de la evidencia forense en contrario, y sentenció al sargento por homicidio simple.
Posteriormente, el tribunal de apelaciones ratificó parcialmente esta sentencia, al liberar al coronel de cualquier responsabilidad y sentenciar a Ilovares Funez a 10 años y medio por violación, cambiando el período anterior de 15 años por asesinato ( 16 de febrero de 1998). Semanas antes de esta decisión judicial, un testigo clave, el vendedor de helados Esteban García, quien afirmó haber visto al adolescente abordar un automóvil idéntico al del coronel, fue golpeado hasta la muerte por una pandilla en un aparente robo . La familia de la adolescente, que públicamente rechazó la absolución del coronel, nunca acusó al sargento de participar en el crimen; sin embargo, el sargento declaró que renunciaba a reclamar su inocencia, ya que haber estado preso durante más de siete años le permitiría buscar su liberación ( 14 de febrero de 1998).
El Comité para la Defensa de los Derechos Humanos y el grupo de teatro juvenil El Manchen presentaron una obra de teatro en noviembre de 1996 en San Pedro Sula basada en el caso de Riccy Mabel Martínez (ibíd., 15 de noviembre de 1996).
En una entrevista dada a la prensa, los militares presos dijeron que el entonces jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras general Luis Alonso Discua Elvir conocía la verdad del asesinato de la estudiante Riccy Mabel Martínez.
“Discua sabe quiénes mataron a la joven, porque recibió un informe al respecto, y me dan ganas de llorar de ver que hay gente que no tiene hombría” de decir la verdad, afirmó el coronel Angel Castillo Maradiaga.
El sargento Santos Ilovares Fúnez, el otro involucrado, sostuvo que se autoinculpó por orden de Discua, en aquel entones jefe de la institución castrense.

Castillo Maradiaga reafirmó a la prensa local, tras conocer la anulación de su sentencia, que “yo no maté a Riccy. Ilovares debe decir quién lo hizo, porque fue él quien le dio aventón  hacia Tegucuigalpa”. “Me sacrificaron por un delito que cometió otra persona, que no sé quién es, pero Ilovares sabe todo acerca del crimen contra esta muchacha; no digo que él la mató o la violó, pero sí le dio aventón”, insistió el oficial, quien en ese momento convalecía en el hospital de las Fuerzas Armadas tras una intervención quirúrgica.
Ilovares Fúnez aseguró que “si me eché su muerte (de la estudiante) fue porque las Fuerzas Armadas me obligaron”.
“No podía hacer nada porque el coronel Herbert Munguía Morales (entonces jefe de Inteligencia Militar) había llegado con instrucciones del alto mando de las Fuerzas Armadas, que en ese entonces era comandada por el general Discua, para que me responsabilizara de esa muerte”, relató.
El ex defensor de Castillo Maradiaga, Francisco Lagos, sostuvo que la embajada de EEUU influyó en la condena contra los dos militares para proteger a agentes del Departamento Antidrogas (DEA) que supuestamente participaron en el crimen.
La madre de la estudiante, Nora Sevilla de Martínez, adelantó que, si los dos militares son absueltos, recurrirá a organismos jurídicos internacionales.
Después de cumplir 10 años en prisión, en 2001, salió de la cárcel el coronel Ángel Castillo Maradiaga. Un solo periódico publicó la salida de prisión del coronel. La pequeña noticia, apenas dos columnas, que nadie comentó, contrasta con el hecho de ser uno de los suceso que más dio que hablar y escribir en medios electrónicos y escritos del país.
El caso Riccy simboliza el inicio del proceso cultural y legal de desmilitarización de Honduras y rompió la impunidad absoluta que hasta entonces tenía la jerarquía castrense.

SANDRO


Roberto Sánchez Ocampo, cuyo nombre artístico es Sandro, también llamado Sandro de AméricaNorberto o El Gitano (Ciudad de Buenos Aires,​ 19 de agosto de 1945​-Guaymallénprovincia de Mendoza4 de enero de 20103​), fue un cantautor argentino de canción melódicarock and roll y pop en castellano. Es ampliamente considerado el padre del Rock argentino por ser uno de los primeros artistas de rock en cantar en español en América Latina y además es uno de los cantantes argentinos más importantes de la historia. Incursionó varias veces en el cine como actor e incluso como director en un largometraje, también de su propio guion, llamado Tú me enloqueces.
Publicó 52 álbumes originales y vendió al menos ocho millones de copias.​ Algunos de sus mayores éxitos son: «Dame el fuego de tu amor», «Rosa Rosa», «Quiero llenarme de ti», «Penumbras», «Porque yo te amo», «Así», «Mi amigo el Puma», «Tengo», «Trigal» y «Una muchacha y una guitarra». Su obra más famosa, «Rosa Rosa», vendió dos millones de discos. Asimismo, su tema «Tengo» fue considerado por la revista Rolling Stone y la cadena televisiva MTV como el n.º 15 entre los 100 mejores temas del rock argentino.
Durante su carrera también realizó 16 películas, y además fue el primer latinoamericano en cantar en el salón Felt Forum del Madison Square Garden.​ En 2005 recibió el Grammy Latino al conjunto de su trayectoria profesional.

Nació el 19 de agosto de 1945, circunstancialmente en la Maternidad Sardá,​ de la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Fue el único hijo de Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo, ambos de origen español. Vivían en Valentín Alsina (partido de Lanús), una localidad de la zona sur del Gran Buenos Aires, próximo a su lugar de nacimiento, donde transcurrió su infancia y adolescencia. Con el tiempo, se compró una mansión ubicada en la zona residencial de Banfield, ciudad cercana a su lugar de origen, en la que habitó hasta su fallecimiento.
Su abuelo paterno, de ascendencia húngara, pertenecía al pueblo rom, y se apellidaba Popadópulos. Sin embargo, al emigrar a España lo cambió por Rivadullas, nueva identidad con la que emigró hacia la Argentina. Esa herencia la adoptó Sandro, llegando a asumir el sobrenombre de Gitano.​
Sus estudios primarios los realizó en la Escuela № 3 República de Brasil, en la calle Presidente Juan Domingo Perón 3018, de Valentín Alsina. Su pasión por la música nació desde niño.​ Como muchos otros adolescentes y preadolescentes argentinos de esa época, se sintió fuertemente atraído por la música y las actuaciones del cantante estadounidense Elvis Presley, desde sus inicios en 1955-1957, a quien comenzó a imitar en su último año de asistencia a la escuela primaria. Muchos años después, consiguió ver el espectáculo de su ídolo desde la primera fila del Boston Garden.​
Su primera «actuación», que lo marcaría por el resto de su vida, fue el Día de la Independencia Argentina, el 9 de julio de 1957, en el acto de su escuela, cuando su maestra de 6.º grado lo invitó a realizar su conocida imitación de Elvis, llevándose los aplausos y la ovación del público asistente.​ Fue entonces que se despertó su vocación por la actuación musical.

A los trece años abandonó sus estudios secundarios y comenzó a trabajar ayudando a su padre en el reparto de vino en damajuanas, de repartidor de una carnicería, trabajador a destajo de una farmacia (droguería) y tornero.​ Compró a crédito su primera guitarra y en sus tiempos libres, se dedicó a aprender a tocarla y a perfeccionar sus pasos de baile en el escenario.​ Sus primeros aprendizajes se los debió a un amigo guitarrista llamado Enrique Irigoytía. Ambos formaron un dúo de voces y guitarras con el que comenzaron a participar en concursos de canto y realizar serenatas a pedido en los suburbios del sur del Gran Buenos Aires,​ en los que el joven Roberto Sánchez hacía versiones de boleros de moda, especialmente «Quién será», del compositor Pablo Beltrán Ruiz.​ Inmediatamente lograron un gran reconocimiento y comenzaron a formar varios conjuntos.​ Del variado repertorio, Sánchez se encargaba de cantar los boleros, tangos y algo de rock and roll, mientras que Irigoytía cantaba las canciones litoraleñas y también rock. Algunos de los nombres de esas primeras bandas fueron El Trío Azul, integrado por Roberto Sánchez, Enrique Irigoytía y Agustín Mónaco, y el dúo Los Caribes, con su amigo Enrique Irigoytía.

En 1960, en sus primeros intentos como solista, y ya con el seudónimo de Sandro, formó el grupo Los Caniches de Oklahoma y grabó su primer sencillo, un rock en español de su autoría, «Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina». Los integrantes del grupo eran: Héctor Centurión (voz y bajo), Carlos Ojeda (piano y percusión), Armando Cacho Quiroga (batería), Sandro (primera guitarra), y Miguel Lito Vázquez (guitarra rítmica). En 1961 cambiaron de nombre por Los de Fuego. Al principio, el cantante del grupo fue Centurión, mientras que Sandro era la guitarra líder y la segunda voz y hacía los coros. A fines de 1962 Centurión perdió la voz, siendo reemplazado por Sandro, quien poco a poco se dedicó exclusivamente a su rol de cantante líder. En 1963 comenzaron a llamarse Sandro y Los de Fuego, con la siguiente formación: Héctor Centurión (bajo), Enrique Irigoytía (guitarra rítmica), Armando "Cacho" Quiroga (batería), Sandro (voz) y Juan José Sandri (guitarra).
Por entonces el rock and roll ya estaba instalado en la Argentina, desde al menos cinco años atrás, comenzando con Eddie Pequenino. A los primeros ídolos del rock, como Elvis PresleyLittle Richard y Bill Haley, se habían sumado artistas y bandas de rock latinas que cantaban en castellano, como Johnny CarelLos Dukes, ); Ritchie Valens (en California); Los Teen TopsLos Blue Caps y Los Locos del Ritmo (en México); y decenas de otros. En esa década comenzaron a llegar también las bandas de la llamada invasión británica, entre las que se destacaban los Rolling Stones y sobre todo Los Beatles.
Los de Fuego comenzaron haciendo versiones de los temas clásicos del rock anglosajón, rock en español de artistas y grupos como The BeatlesElvis PresleyRolling StonesJerry Lee LewisPaul Anka, etc. El 13 de septiembre de 1963 grabó su primer disco, un simple para la filial argentina de CBS, pero sin el grupo Los de Fuego. En un lado estaba la versión en castellano de «¿A esto le llamas amor?», de Paul Anka, y en el otro «Eres el demonio disfrazado», de Elvis Presley. En ese disco, el grupo que lo acompañó es el de Milo (sobrenombre artístico de José Carlí) y su Conjunto. El disco no tuvo trascendencia. Poco después publicó un segundo disco simple, en noviembre del 63 con las canciones «Choza de azúcar» y «Dulce», una balada pop de Alejandro Chamica, uno de sus primeros hits de baladista romántico, y luego un EP, con el título de Presentando a Sandro, que incluía «Bésame pronto» (Elvis), «Choza de azúcar» (Jimmy Gilmer & The Fireballs), nuevamente «¿A esto le llamas amor?» y el novedoso «Polka Rock» (Alejandro Chamica).
En febrero de 1964, Sandro convenció a CBS y logró grabar el primer tema con Los de Fuego, una versión en castellano del famoso «Hay mucha agitación» de la cual vendió cifras inusuales para la época, unas 150 mil copias, fúe su primer gran éxito de rock y en su argentina, tiene un legado muy importante para sus hermanos argentinos, es iniciador de movimiento del rock cantado en castellano Argentino, el Elvis Argentino. (Whole Lotta Shakin' Goin' On' de Jerry Lee Lewis). El tema fue lanzado en un EP llamado Al Calor de Sandro y Los de Fuego, junto con «Las noches largas» (de Adriano Celentano), «Twist de Mamá Gansa» (de Teddy Randazzo) y el tradicional folk «Viajero solitario».
A mediados de 1964 Sandro y Los de Fuego comenzaron a realizar una serie de actuaciones en la televisión de la Argentina, su debut fue en Aquí la Juventud, y luego participó del programa Sábados Circulares, de "Pipo" Mancera, que terminó impulsándolo a la popularidad. Sandro se vestía e imitaba los movimientos de Elvis y esos movimientos escénicos levantaron todo tipo de polémica. Fue llamado entonces «el Elvis criollo» o «el Elvis latino», a pesar de que tanto su baile como su música no se parecían absolutamente en nada a lo que Elvis hacía. Terminaba su espectáculo después de saltar de un lado hacia el otro y tirándose por el suelo sobre sus rodillas. Sandro hacía que sus seguidores imitaran sus movimientos frenéticos, y, sobre todo, que sus seguidoras gritaran, lloraran y se desmayaran. Entre las primeras composiciones del género rock en la voz de Sandro figuran canciones como «No puedo esperarte más nena» y «Peggy Peggy». Las presentaciones de Sandro provocaron la reacción de personas influyentes que pretendían excluir al cantante de la televisión. Pero Mancera enfrentó la informal censura, amenazando con su renuncia, y la misma fue levantada. Aquellas presentaciones de Sandro y Los de Fuego en Sábados Circulares se encuentran registradas en blanco y negro, y han sido publicadas en varios videos. Por otro lado, la primera película en la que el artista aparece es Convención de vagabundos,​ de 1965, en un rol secundario.
Posteriormente, una vez ingresado a la discográfica CBS, ya como solista, el productor Héctor Techeiro tomó su dirección artística, y, bajo su producción, Sandro grabó sus mejores discos, incluyendo La Magia de Sandro, Sandro de América, Una muchacha y una guitarra, entre otros. Héctor Techeiro logró que el furor que Sandro despertaba en sus fans se tradujera en éxito comercial, y tras dos años y medio las ventas de discos estallaron.
A principios de 1965 apareció Sandro y los de Fuego, el primer álbum de Sandro, incluyendo versiones de Los Beatles («Te conseguiré», «Anochecer de un día agitado»), Jerry Lee Lewis («Hay mucha agitación»), Buddy Holly («Peggy, Peggy»), Elvis («En mi mente»), etc.
El segundo álbum salió el mismo año, Al calor de Sandro y Los de Fuego, reiterando la línea de realizar versiones de temas exitosos del rock anglosajón («La casa del sol naciente», «Boleto para pasear», «Es una mujer», «Perseguiré al sol»). Antes de finalizar 1965 se disolvieron Los de Fuego, y Sandro formó una nueva banda soporte, The Black Combo (homenaje a Bill Black, bajista de Elvis). El grupo estuvo integrado por músicos provenientes del jazz, como Negro Orlando (guitarra), Adalberto Cevasco (bajo), Fernando Bermúdez (batería), Bernardo Baraj (saxo) y Miguel Abramec (percusión).
Al comenzar 1966 Sandro lanzó su tercer álbum, El sorprendente mundo de Sandro, que incluye temas interpretados con distintas bandas: con Los de Fuego en las últimas grabaciones realizadas en 1965, con los Black Combo y con la orquesta de Oscar Cardozo Ocampo. En este álbum aparecieron las primeras canciones de Oscar Anderle, autor de muchas de las letras de melodías compuestas por Sandro, entre ellas «Solo sin ti». Incluye también una versión notable de «Melodía desencadenada» (Unchained Melody), de Alex North.
A fines de 1966 salió su cuarto álbum, Alma y fuego, en donde ya comienza a notarse un cambio de orientación musical hacia ritmos más latinos. Nuevamente lo acompañan Oscar Cardozo Ocampo y The Black Combo. El disco fue editado también en los Estados Unidos, donde tuvo más éxito entre las comunidades latinas que el moderado que obtuvo en la Argentina.​ El álbum incluye «Como caja de música» de la dupla Sandro-Anderle, donde ya puede notarse claramente el peculiar estilo de balada romántica proveniente del rock, desarrollada por la dupla y que haría famoso a Sandro.​. En la primera película que Sandro debuta como actor secundario fue en "Tacuara y Chamorro Pichones de Hombres".
A mediados de 1967 Sandro lanzó su último álbum de la etapa roquera, Beat Latino. Ya en el título del álbum se nota la decisión de dirigirse musicalmente hacia una fusión de los nuevos ritmos provenientes del rock and roll con los nuevos ritmos y estilos latinos, especialmente la balada romántica, con el fin de desarrollar una música moderna y juvenil pero también de fuerte arraigo popular. El álbum tiene cinco temas con The Black Combo, tres con Oscar Cardozo Ocampo y cuatro con Jorge López Ruiz, con lo que comienza a interpretar temas arreglados y dirigidos por este indiscutido músico argentino, en sus inicios bajista, que se convierte en el director y arreglador musical de los grandes éxitos de Sandro, con orquesta y coros que hasta el día de hoy asombran por su armonía musical. El disco incluye un tema de Luis Aguilé («Miguel e Isabel») y el éxito «Ave de paso» de Sandro-Anderle, así como «Con los ojos del recuerdo», de la misma dupla.
Con el dinero que comenzó a ganar con sus presentaciones y discos, Sandro alquiló en 1966, junto con otros roqueros argentinos, el local La Cueva, en la calle Pueyrredón 1723 de Buenos Aires, para formar un centro de reunión y difusión del rock argentino. La Cueva contrató a Litto Nebbia y Los Gatos como banda permanente del local, banda que poco después (1967) grabaría el tema «La balsa», dando origen a lo que ha dado en llamarse «rock nacional» argentino.
En la segunda mitad de la década Sandro cambió la chaqueta de cuero por el esmoquin y la corbata, los yines por los pantalones acampanados, pero conservando el pelo largo revuelto y las patillas largas y los movimientos convulsivos a lo Elvis, que profundizó desarrollando un estilo propio que terminó siendo su marca personal.

A fines de la década del 60 Sandro empezó a cambiar radicalmente su estilo, abandonando el rock and roll clásico en español, para diseñar un repertorio más popular, siendo uno de los pioneros de la balada romántica latinoamericana, derivada del bolero, que se convertiría en el género pop latino por excelencia en las siguientes décadas.​Sandro le aportó temáticas, poses y ritmos extraídos del rock and roll, que la hicieron provocativa y atractiva para los jóvenes de los sectores más populares de las comunidades latinas de América, y muy especialmente para las mujeres.
Una parte esencial de su estilo fue la adopción de una pose de seducción sexual abierta, que Sandro dirigió hacia las mujeres, expresándolo en sus letras y ritmos, pero sobre todo en su voz y movimientos, obviamente derivado de Elvis Presley, pero que alcanzó una plena identidad personal pues dominaba a la perfección tanto las notas musicales, como las modulaciones, intenciones y maneras de su voz, develándose como el gran intérprete latino de todos los tiempos. Este estilo sexual irreverente tuvo un efecto arrasador sobre las jóvenes latinoamericanas.
Las fans de Sandro (sus «nenas») llegaron a ser tan importantes como él mismo, devolviendo en sus presentaciones un clima de desenfreno y sexualidad, entre las que se volvió un clásico arrojar al escenario su ropa interior. Para la época, el mensaje de Sandro resultaba un revulsivo radical contra las normas morales establecidas sobre la virginidad de las mujeres y las relaciones prematrimoniales, férreamente establecidas en toda América Latina.

 comienzos de 1967 Sandro hizo su segunda aparición en cine​ pero fue a fines de ese año cuando comenzó la seguidilla que hizo estallar la balada romántica en el gusto popular del continente.
Todo comenzó en octubre con su presentación en el Festival Buenos Aires de la Canción, cantando la balada «Quiero llenarme de ti», que le valió ganar el festival y volverse enormemente popular de la noche a la mañana. El éxito se consolidó con el lanzamiento inmediato del sencillo homónimo, que rompió récords de ventas y se publicó en varios países de habla hispana y comunidades latinas de EE. UU., marcando el inicio de su carrera artística internacional. Y ya tenía su cupo para que fuera a participar en el festival San Remo de la Canción en Italia, a fines de febrero del 68 y también era cantante invitado al festival Viña del Mar de la Canción en Chile a inicios de febrero de 1968.
El éxito enmarcó el lanzamiento de su sexto álbum, antes de que terminara 1967, que también tomó el nombre de Quiero llenarme de ti. El título con el que había sido pensado inicialmente, Vibración y ritmo quedó como subtítulo del nuevo trabajo. El disco incluye éxitos como «Atmósfera pesada», «Después de la guerra», «Creyente soñador» y «Las manos», y la orquesta que lo acompañara fue la de Jorge López Ruiz, quién seguiría haciéndolo en los siguientes.
El primer trimestre de 1968 terminó de consolidar a Sandro en una continuidad exitosa, lanzando un simple por mes, todos éxitos: «Porque yo te amo», «Como lo hice yo» y «Una muchacha y una guitarra», entre otros.
Entretanto, en febrero de 1968, Sandro se presentó en el Festival de Viña del Mar (Chile), donde volvió a ganar, repitiéndose el furor popular, especialmente femenino, desatado en el festival de Buenos Aires. Viña, un festival clave de la música continental, le abrió las puertas de los países latinos: VenezuelaColombiaPerúUruguayParaguayEcuadorMéxicoPuerto RicoCosta Rica y República Dominicana. Su éxito se extendió a las comunidades latinas de EE. UU , como es lógico pues éstas provienen de dichos países.
El éxito fue sellado con el lanzamiento en toda América de su séptimo álbum, Una muchacha y una guitarra.
Un nuevo salto se produjo a fines de ese año de 1968, cuando lanzó su octavo álbum, el más exitoso de su carrera: La magia de Sandro. Con éxitos como: «Penas», «Penumbras», «Así», «Tengo», «Por tu amor», «París ante ti», «Por algún camino», «Lluvia de rosas», «Yuma yoe», «Me amas y me dejas» y «La juventud se va». En este álbum producido por Héctor Techeiro 26​ el dúo Sandro-Anderle (todos los temas les pertenecen) ya ha definido las características de la balada romántica que buscaban, matizándola con algunos temas de ritmo más marcado y aire rocanrolero. Los principales temas son «Penumbras», «Por tu amor», «Así» y «Tengo». Este último ha sido considerado en 2002 por la cadena MTV y la revista Rolling Stone, como el n.º 15 de los 100 mejores temas del rock argentino.
Notablemente, el mundo del naciente rock nacional argentino, (que entre otras variantes, experimentaba la fusión de rock and roll con formas de pop y folclore latino, con el fin de ganar masividad y un sonido diferencial del rock internacional, y también orientaban gran parte de sus letras contra la moral sexual tradicional católica), rechazó a Sandro sin contemplaciones, con el argumento descalificador de que se trataba de «música grasa»​ («grasa» es un término utilizado por las clases medias y altas de la Argentina, para denominar despectivamente a la clase obrera y los gustos populares). Habría que esperar dos décadas para que se iniciara una revalorización general de Sandro por parte del rock nacional.

En los siguientes doce años (1969-1980) Sandro realizó 12 películas y otros tantos álbumes. Ese 1969 publicó dos álbumes (Sandro de América y Sandro) y realizó sus primeras dos películas como protagonista absoluto (Quiero llenarme de ti y La vida continúa​). De sus grandes éxitos aparecieron «Rosa, Rosa», «Guitarras al viento», «Hasta aquí llegó mi amor», «Por eso bebo», «Cuando existe tanto amor», entre otras. De entonces son sus obras más famosas: Rosa, Rosa (la más vendida de su carrera) en primer lugar y Trigal, en el segundo. El 2 de agosto recibió en Nueva York un disco de oro por haber sido el artista latinoamericano con mayor cantidad de discos vendidos en los EE. UU. En Caracas tanto en 1968 como en 1969 Sandro fue galardonado como el artista o cantante extranjero del año con el trofeo Rafael Guinand entregado por un grupo de artistas, cronistas de radio y televisión y por el público venezolano. E inclusive en la década de 1970 cuando se dividieron los organizadores del premio y aparece el trofeo Meridiano de Oro por votación popular del público venezolano a través de los diarios 2001 y Meridiano, Sandro lo obtuvo todas las ediciones desde 1970 hasta 1975 y también en 1978, demostrando los altísimos niveles de popularidad que tuvo Sandro en Venezuela.
Simultáneamente con el estallido de su popularidad, aceptó el apodo de Gitano, que eligió para él un productor, en reconocimiento de sus supuestos ancestros gitanos y, en especial, a su abuelo paterno, un húngaro que se cree perteneció al pueblo Rom, que terminó radicándose en la Argentina. El tema de su apodo ha despertado varias controversias. Hay quienes sostienen que el mismo fue simplemente un producto del marketing, ya que no es seguro que Sandro tuviera ascendencia gitana.
En 1970 estrenó dos películas más, Gitano​ (donde representa el papel de un gitano latinoamericano llamado Roberto Vega acusado de un crimen que no cometió) y Muchacho,​ así como el álbum de esta última película.
A comienzos de ese año, el 11 de abril de 1970, se convirtió en el primer artista latino en actuar en el Madison Square Garden, en Nueva York, actuando en vivo en dos recitales, en el más pequeño de los dos recintos, el llamado Felt Forum,​frente a un total de algo más de 5000 espectadores. Existe la creencia popular de que este concierto se transmitió por televisión, pero hay duda de si realmente llegó a retransmitirse el concierto televisado en directo, ya que Nicolás Mancera, el presentador, había contratado el satélite en la misma franja horaria para la retransmisión del lanzamiento del Apolo XIII y aparentemente, solo se podía retransmitir un programa al mismo tiempo.​ Aparte de esto, tampoco se encuentra disponible la grabación audiovisual del evento, ni la grabación radiada, ni ninguna referencia de peso que lo avale. Por otro lado, el primer concierto teletransmitido vía satélite a nivel mundial está registrado en 1973 como Aloha from Hawaii, visto en televisión por aproximadamente 1 500 000 000 personas e interpretado por Elvis Presley.

Con una fama que se extendió por todo el mundo, se convirtió en ídolo y representante del continente, comenzando a ser conocido con el nombre de su noveno álbum, Sandro de América, en tanto que la grabadora CBS lo consideró el n.º 1 de la región. Por ese entonces, Sandro junto a otros compatriotas, como Leo DanPalito OrtegaLeonardo FavioPiero y Luis Aguilé y cantantes iberoamericanos como el castellano Nino Bravo y el puertorriqueño José Feliciano, consagraron la balada romántica como máximo género musical de América Latina (íntimamente vinculada a su vez a la telenovela como género televisivo).​ De todos ellos, Sandro fue el baladista más roquero de todos.
En el año 1971 comenzó convocando a 60 000 personas en Buenos Aires en el estadio de San Lorenzo durante los carnavales.
Ese año lanzó el álbum Sandro Espectacular (que incluye «Dame el fuego de tu amor», otro de sus grandes éxitos). Y actuó como protagonista en dos películas, Embrujo de amor​(junto a la actriz española Carmen Sevilla) y Siempre te amaré​ realizando también la música del film ¡Arriba juventud! ​Ese año fue premiado en Francia en el Festival Internacional de Cantantes Galos y luego fue invitado a cantar en el Festival de la Canción de San Remo (Italia), actuación que repetiría al año siguiente.
En 1972 fue el primer artista en cantar en el Luna Park de Buenos Aires, hasta entonces un ámbito exclusivamente boxístico, con un amplio éxito. En EE. UU. recibió el premio Grand Ball al cantante del año, y las llaves de la ciudad de Miami. Lanzó un álbum de estudio nuevo (Te espero...). También se estrenó ese año su octava película, Destino de un capricho,​ en el que interpreta el papel de Daniel. Sandro llenó el estadio Maracaná en Brasil.

Uno de los fenómenos más notables de la carrera de Sandro fue la permanencia en el tiempo de la fidelidad y la pasión de sus admiradoras, que eran adolescentes a comienzos de los años setenta y que nunca dejaron de seguir a Sandro y, lo que es más notable, nunca dejaron de cumplir con los ritos sensuales que lo hicieron famoso, como el frenetismo y sobre todo, el ofrecimiento de su ropa interior. En la primera década del siglo XXI, esas admiradoras, muchas de ellas ancianas, seguían peregrinando a la casa de su ídolo en Banfield y asistiendo a sus conciertos, con la misma actitud que tenían cuando lo descubrieron de adolescentes.

En 1998 se supo que Sandro padecía una grave enfermedad ocasionada por décadas de adicción al tabacoenfisema pulmonar crónico, la que lo llevó a alejarse de los escenarios. Pero la dedicación del ídolo para con su público hizo que en el año 2001 presentara uno de sus mejores espectáculos: «El hombre de la rosa», que fue posible gracias a que junto al micrófono llevaba conectada una asistencia de oxígeno. De esta manera pudo realizar en 2004 otra gira nacional, «La profecía». Luego, su enfermedad fue avanzando hasta el punto que la falta de oxígeno le dificultaba su vida diaria, siéndole diagnosticado como única solución un trasplante de pulmón y corazón, por lo que fue puesto en lista de espera.
El 20 de noviembre de 2009, luego de 8 meses de internación, se le practicó en el Hospital Italiano de la ciudad de Mendoza, un doble trasplante de corazón y de pulmones, en los que el donante resultó ser un joven de 22 años de edad. La operación concluyó en forma exitosa, pero los médicos pidieron cautela durante el postoperatorio. ​El «Gitano» siguió evolucionando favorablemente superando las expectativas esperadas por sus médicos, y los mismos dieron a conocer que su perspectiva de vida podría ser de 10 años o más. Así también reafirmó el equipo médico que su evolución sería lenta y que podría ser factible (como es común en casos de trasplantes con características tan especiales) que se manifestara algún tipo de complicación durante su convalecencia.
Tal cual fue afirmado en reiterados partes médicos por los profesionales que intervinieron a Roberto Sánchez, aparecieron algunas complicaciones delicadas durante el proceso de adaptación a los implantes y a la progresiva recuperación general que debía evidenciar en los días siguientes al de la operación; complicaciones que se fueron solucionando hasta llegado el 12 de diciembre, en que se le hubo de realizar una nueva intervención quirúrgica, producto de una perforación en uno de los pulmones trasplantados, que probablemente guardó relación con una bacteria que aún no se había podido combatir y que Sandro ya portaba antes de la complicada intervención del doble trasplante cardiopulmonar.
Lo cierto es que a horas de la media tarde del día de esta nueva intervención quirúrgica, el ídolo había vuelto a ingresar en sala de terapia intensiva, con un informe médico de complicada gravedad que anunciaba que el estado del popular cantautor sería crítico. Sus fans habían organizado, para entonces, numerosas cadenas de oración para rogar por la salud del astro en todo el país.
A mediados de diciembre de 2009, los médicos cardiocirujanos Claudio Burgos y Guillermo Borgman (los doctores de Sandro) le diagnosticaron una neumonía debido al germen hospitalario que tenía, y que sufría pequeños picos de fiebre por la noche, lo que los médicos aseguraron que era algo normal y síntoma de su recuperación, que según dijeron, iba a ser lenta. Días después se recibió la noticia de que el cantante se recuperaba favorablemente sin fiebre, basándose principalmente en la recuperación muscular. Además, comenzaba a ingerir alimentos sólidos.

Sandro no pudo superar el progreso de su sepsis generalizada. Falleció en el Hospital Italiano de Mendoza por un shock séptico, según informó Claudio Burgos, jefe del equipo que lo operó. Su deceso se produjo a las 20:40 del 4 de enero de 2010. Había afrontado cinco intervenciones luego del trasplante cardiopulmonar (dos de ellas efectuadas el mismo día de su muerte) y había luchado por su vida durante 45 días. Inmediatamente, la noticia repercutió en todos los medios argentinos y en las redes sociales.​ Los diarios estadounidenses The New York Times y The Washington Post publicaron en tapa de sus ediciones electrónicas del 5 de enero de 2010 la noticia de la muerte del cantante titulando textualmente: «Muere a los 64 años el cantante Sandro, el Elvis argentino».​ De manera similar lo hizo la BBC.
El 5 de enero, desde la mañana, se formaron por varias cuadras grandes filas de personas que esperaban para darle el último adiós en el Salón de los Pasos Perdidos, en el Congreso de la Nación Argentina, donde tres meses antes habían velado a la cantante Mercedes Sosa. El público, que abarcó desde jóvenes hasta ancianos, le dio el adiós desde las 13:00. Sin embargo, la familia de Roberto decidió no permitir la entrada de la prensa al relevante salón, donde se encontraban los restos a cajón abierto, lo que se prolongó durante toda la madrugada del 6 de enero, mismo día en el que fue inhumado en un cementerio privado de la localidad de Longchamps.​ Más de 50 mil personas lo despidieron en el Congreso,​ llegándose a formar más de 13 cuadras de fila.​ Más de 100 mil personas acompañaron su cortejo fúnebre.