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viernes, 24 de julio de 2020

Toma de la Bastilla. Comienza la Revolución Francesa

efeméride


El 14 de julio de 1789 un hastiado pueblo parisino decidió, ante la clarísima falta de intencionalidad de Luis XVI de promover un cambio en la sociedad, tomar las armas y asaltar la vieja fortaleza de la Bastilla. Este acto de rebeldía es considerado la chispa que prendió la Revolución Francesa


Durante las últimas décadas del siglo XVIII, Francia estaba pasando por un mal momento económico cuyo sistema político y financiero, basado en los principios del Antiguo Régimen (los privilegiados gobiernan y el pueblo paga) no conseguía solucionar. La situación se debió al apoyo francés a la causa de las Trece Colonias, que se habían rebelado contra la corona británica en 1776. Esta tesitura se hizo tan insostenible que el rey se vio obligado a convocar Estados Generales con el fin de promover una reforma que fuera capaz de actuar y resolver los problemas del país. Mientras que la burguesía pensaba que se les brindaba la oportunidad de cambiar las cosas y alcanzar una sociedad más igualitaria, el rey, la aristocracia y el clero querían que los cambios asegurasen que todo siguiera igual. Esto desembocó en la formación de la Asamblea Nacional y el Juramento del Juego de Pelota


Desde ese momento la tensión en París fue en aumento constante y la cosa alcanzó su máximo cuando se conoció la noticia de la destitución de Jacques Necker, ministro de Hacienda de Luis XVI a quien el pueblo tenía en gran estima por sus propuestas reformistas. El día 12 hubo una manifestación en los jardines del Palais Royale en la que, a modo de cortejo fúnebre, los participantes vistieron de negro y portaron bustos de Necker. Los rumores decían que Luis XVI tenía preparado a un gran contingente de tropas para reprimir a los opositores e incluso que estaba preparado para hacer arder París, por lo que el pueblo decidió prepararse para lo peor. En la mañana del 14 de julio, los revolucionarios tomaron el Hotel de los Inválidos, se hicieron con los 30 000 fusiles y los cañones que allí se guardaban y marcharon a la Bastilla para aprovisionarse de pólvora. 


La fortaleza del este de París había sido construida durante la Guerra de los Cien Años con Inglaterra pero se había convertido en un símbolo de la opresión autoritaria de la monarquía y en ella habían estado encerrados personajes como Voltaire, el marqués de Sade y Diderot. Representantes de los sublevados se reunieron con las autoridades de la Bastilla para negociar su apertura pacífica pero los acuerdos no llegaban y la muchedumbre se impacientaba. La Bastilla fue tomada por la fuerza y la sangre manchó sus galerías y estancias hasta que el gobernador de la prisión, Bernard-René de Launay, ordenó a sus hombres que se rindieran y entregó la Bastilla al pueblo parisino.  


No tardó en correrse la voz del asalto a la prisión realista, edulcorada con épicas historias de heroísmo y patriotismo, y la toma de la Bastilla se convirtió en un símbolo para los franceses que, habiendo visto que existía una posibilidad, se alzaron en armas contra su déspota rey mientras enarbolaban los valores de libertad, igualdad y fraternidad. En apenas unas horas había comenzado la Revolución Francesa y ya nada volvería a ser igual. 

El diseñador Gianni Versace es asesinado

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El 15 de julio de 1997 el diseñador de origen italiano Gianni Versace, uno de los gurús de la moda en los 80 y 90, fue tiroteado en la puerta de su mansión de Miami por Andrew Cunanan.  


Gianni Versace es un icono del mundo de la moda y uno de los diseñadores más admirados y recordados del siglo XX. Nacido en 1946, estudió arquitectura y comenzó a hacer diseños de ropa para su hermana Donatella, que por entonces era una niña de diez años. En los 70 se marchó a Milán y fue en la ciudad lombarda donde comenzó a confeccionar y diseñar para grandes marcas, hasta que decidió dar el paso y creó su propia firma con la ayuda de sus hermanos. Versace supuso una revolución en el mundo de la moda por su integración del diseño elegante y atrevido con elementos de la cultura pop y movimientos artísticos como el cubismo. Gianni Versace era un gran aficionado al mundo clásico y por ello optó por la cabeza de Medusa como símbolo para su marca. 


Por su parte, Andrew Cunanan había nacido en 1969 en una pequeña ciudad de San Diego (California). Los datos que tenemos de su infancia lo describen como un niño extraordinariamente inteligente, con un coeficiente intelectual altísimo y una capacidad para mentir y manipular propia de un sociópata. Su madre, una fanática católica de origen italiano, lo echó de casa al descubrir su homosexualidad y Andrew se marchó a vivir a San Francisco. Allí pasó años prostituyéndose y manteniendo relaciones con hombres mayores y adinerados que le pagaban un estilo de vida bastante cómodo. Cometió su primer asesinato a finales de abril de 1997 (Jeffrey Trail) y en los dos meses siguientes acabó con la vida de otras tres personas (David Manson, Lee Miglin y William Reese). Cuando se refugió en Miami huyendo de la policía era uno de los diez fugitivos más buscados de los Estados Unidos


Cunanan pasó un tiempo escondido en un hotelucho de Miami y haciendo su vida con relativa normalidad: solo salía de noche pero no se escondía, iba a restaurantes y discotecas y en más de una ocasión utilizó su nombre auténtico. En la mañana del 15 de julio, alrededor de las 8:40, el diseñador Gianni Versace volvía a su casa después de haber comprado un par de revistas. Mientras estaba abriendo la puerta metálica de su mansión, The Villa Casa Casuarina, Cunanan se le acercó por la espalda y le pegó dos tiros a quemarropa; uno en el cuello y otro en el cráneo a la altura de la frente. Cunanan se marchó andando como si nada mientras los gritos de Mersiha Colakovic, vecina de Versace que lo presenció todo, alertaban de la tragedia. 


Gianni Versace falleció por muerte cerebral allí mismo y nada pudo hacer el personal sanitario en el camino al hospital. El día 24 se organizó un gran funeral en Milán al que asistieron personalidades como la princesa Diana de Gales, Elton John, Pavarotti, Giorgio Armani o Naomi Campbell. Ese mismo día, Cunanan se vio rodeado por la policía en una vivienda flotante de Miami Beach y se suicidó pegándose un tiro en la boca. 


La naturaleza del asesinato de Gianni Versace sigue siendo desconocida. La teoría del robo se descartó al comprobar que Cunanan no le había robado la cartera (con alrededor de 1200 dólares) y no ha habido pruebas concluyentes de que Versace conociera a su asesino ni de que este pudiera haber actuado por celos o por orden de alguno de sus amantes. La versión más extendida, aunque tampoco confirmada, es que Cunanan se obsesionó con Versace al ver en él al icono de la comunidad gay y al triunfador que el propio Cunanan pensaba que estaba destinado a ser. También es posible que acabara con la vida del diseñador como forma de llamar la atención y ganar notoriedad. 

Tiene lugar la batalla de Navas de Tolosa

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El 16 de julio del año 1212 tuvo lugar, en el corazón del entonces Al-Ándalus, la batalla de Navas de Tolosa que supondría una durísima derrota para los reinos musulmanes en la península Ibérica y abriría las puertas de los territorios del sur a los reyes cristianos. 


A finales del siglo XII, el poder de los almorávides se tambaleaba y Al-Ándalus se dividió en reinos de taifas. Este momento fue aprovechado por el rey castellano Alfonso VII para hacer una demostración de fuerza y penetrar en territorio musulmán. Sin embargo, hubo un cambio de dinastía en Marrakech y subieron al poder los almohades, que defendían una visión todavía más fanática del islam que sus predecesores y que se hicieron llamar Amir Ul-Muslimn (príncipes de los creyentes), aunque los cristianos de la península les llamaron Miramamolines por una mala pronunciación y como burla. Al Nasir, nuevo señor de Al-Ándalus, reunificó el territorio y derrotó a las tropas castellanas en Alarcos (1195), demostrando que era un rival temible. 


Alfonso VIII, por entonces rey de Castilla, vio en la batalla de Alarcos un preludio a una posible conquista de Toledo, la joya de la corona y su orgullo personal que había sido recuperada un siglo atrás. Fue entonces cuando el arzobispo de la ciudad, Rodrigo Jiménez de Rada, sugirió al rey pedir a Roma que la lucha contra los almohades fuera considerada como cruzada para atraer a guerreros de toda Europa y asegurar la lealtad de los reyes que se le unieran. La estrategia fue un éxito y el 20 de junio partió de Toledo un ejército de 100.000 hombres encabezado por el propio Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón, a los que luego se sumaría Sancho VII de Navarra. 


Al Nasir, conocedor de los planes cristianos, basó su defensa en el cierre de todos los pasos de Sierra Morena para frenar el avance enemigo y masacrar a aquellos que intentaran romper el cerco. Sin embargo, se dice que un pastor (más tarde identificado como el propio San Isidro Labrador) se personó en el campamento cristiano y les habló de un viejo camino que los musulmanes no habían protegido. Las palabras del pastor eran ciertas y, en la mañana del 16 de julio, las tropas musulmanas de Al Nasir se vieron frente a frente con el gran contingente cristiano. La batalla era inevitable. 


El líder musulmán siguió la estrategia clásica de una batalla campal centrándose en las cargas de caballería ligera y pesada, la lluvia de flechas y los avances de infantería una vez se rompiera la línea del rival. Por su parte, los cristianos se dividieron en tres cuerpos (cada uno de ellos dirigido por un rey), colocaron a Diego López de Haro en la vanguardia junto a guerreros templarios y hospitalarios y reservaron a las mejores tropas de caballería para un ataque sorpresa. Las cargas de don Diego fueron brutales y muy efectivas, desmontando la defensa musulmana y enzarzando al grueso de las tropas rivales en una lucha sangrienta que los monarcas cristianos aprovecharon para lanzar la famosa “carga de los tres reyes” contra el campamento base de Al Nasir, que estaba desprotegido y con la guardia baja. 


El día terminó cubierto de rojo y con una victoria para los reinos cristianos lo bastante fuerte como para marcar el comienzo de una nueva era. Si bien tuvieron que pasar más de 200 años para que la llamada Reconquista se completara tras la toma de Granada, el resultado de esta batalla aseguró la vía libre para los reinos cristianos en el sur e impidió a los reyes musulmanes volver a ostentar una situación de poder y seguridad como la que habían tenido años atrás. 

El zar Nicolás II y su familia son fusilados

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El 18 de julio de 1918, con los tambores de la revolución aún resonando en el país, el zar Nicolás II, su familia (su mujer Alexandra, sus hijas Maria, Olga, Tatiana y Anastasia y su hijo Alexei) y cuatro criados fueron asesinados en el sótano de la Casa Ipatiev, en Ekaterimburgo. 

El zar abdicó del cargo en marzo (febrero según el calendario juliano vigente por aquel entonces en Rusia) de 1917, cuando una revuelta armada de soldados y trabajadores se descontroló. El gobierno del país fue asumido por Alexander Kerensky pero aquello solo había sido un preludio de lo que estaba por venir. Nicolás II y su familia permanecieron en el palacio Alexander, su residencia predilecta cerca de Petrogrado, hasta julio de ese mismo año, cuando fueron trasladados a la región siberiana de Tobolsk para su protección. Allí, aunque no dispusieron de los lujos y las comodidades a las que estaban acostumbrados, fueron bien recibidos y pudieron disfrutar del aire libre mientras se alojaban en la finca del gobernador. Permanecieron allí hasta julio de 1918, cuando los soviéticos ya se habían hecho con el poder y veían a los Romanov como un estorbo. 

En primavera, las autoridades soviéticas trasladaron a la familia imperial a Ekaterimburgo, ciudad profundamente antizarista, donde los encerraron en una casa aislada del mundo exterior y les quitaron todas sus pertenencias de valor, entre ellas sus cámaras fotográficas. El día 14 llamaron a un sacerdote local para que oficiara una misa con los prisioneros y este fue su último contacto con el mundo exterior. En la madrugada del día 17, doce soldados reunieron a los Romanov y a sus sirvientes en el sótano de la casa Ipatiev y les dispararon con armas cortas y a poca distancia. Su misteriosa desaparición fue acallada por las autoridades pero su destino parecía de sobra conocido por el resto del mundo.  

En 1977, coincidiendo con el 60 aniversario de la Revolución Rusa, la casa Ipatiev fue derruida para evitar que se convirtiera en un lugar de peregrinación de personas contrarias al régimen soviético y en 2003, tras el final de la Guerra Fría, se construyó en el solar la iglesia de la Sangre Derramada como recordatorio y homenaje. 

Golpe de Estado contra la Segunda República en España

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El 18 de julio de 1936 un grupo de militares rebeldes encabezados por Mola, Franco y Queipo de Llano dieron un golpe de Estado militar contra el gobierno de la Segunda República. La división de la sociedad y el ejército ante esta situación daría lugar al estallido de la Guerra Civil española.

El ruido de sables no era algo nuevo en España. Los conspiradores llevaban meses orquestando la sublevación y los historiadores coinciden en que fue el asesinato de José Calvo Sotelo, personalidad destacada de la derecha y líder de Renovación Española, lo que empujó a los generales a adelantar sus movimientos. En realidad, el golpe de Estado comenzó en la noche del día 17 en Melilla, donde los regulares se declararon contrarios al gobierno de la República y tomaron el control de las guarniciones pero fue el día 18 cuando la intentona golpista llegó a la península con el levantamiento de los cuarteles en ciudades como Sevilla, Valladolid, Burgos o Pamplona. Ya en estos primeros momentos se ve una descoordinación importante y dudas en los cuerpos armados del país, lo que hace que muchas ciudades no se sumen a la sublevación o que esta encuentre suficiente oposición como para fracasar. 

El gobierno de la República recibe las primeras informaciones que confirman sus temores y toma las medidas que tenía preparadas para la ocasión, pues sabía que llevaba tiempo gestándose una conspiración contra él. Su primera medida fue emitir un comunicado a los cuarteles de todo el país alertando de la sublevación y pidiendo que se respetara el juramento de fidelidad hacia la República. Esto fue seguido de un apagón informativo tras alertar a la población de que se había sofocado “un nuevo intento criminal contra la República”, con el fin de que la población permaneciera en calma y los militares golpistas no pudieran transmitir sus mensajes.
  
Desde ese momento el caos tomó las calles de todo el país. Se producen los primeros enfrentamientos entre golpistas y fuerzas de la Guardia de Asalto leales a la República, se planea el bombardeo de Melilla y se forma un gobierno de emergencia nacional que sea capaz de controlar la situación mientras los sindicatos convocan huelgas generales en las localidades que se hayan adherido al golpe y las masas populares piden ser armadas. Los militares sublevados toman el control de algunas ciudades y defienden sus posiciones en otras que se disputan con las tropas leales a la República. Para el día siguiente la situación es clara: ni el golpe ha triunfado ni el gobierno ha sido capaz de sofocarlo. La guerra civil se convirtió en el único camino posible. 

Tiene lugar la Batalla de Bailén, la primera gran derrota de Napoleón

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El 19 de julio de 1808 los ejércitos de Andalucía, improvisados y formados en su mayoría por milicianos y voluntarios sin demasiada experiencia, lograron imponerse a las tropas napoleónicas del general Dupont. Fue la primera gran victoria de los españoles en la Guerra de la Independencia y la primera derrota que los franceses sufrían en campo abierto. 


 Desde la sublevación popular acaecida en Madrid el 2 y 3 de mayo de 1808, el país era un hervidero de luchas a cuchillo y cañonazo limpio. Los españoles, con un ejército limitado en número y recursos, luchaban con lo que podían por defender cada palmo de tierra contra el invasor y los franceses intentaban someter todos y cada uno de los focos que se extendían por España, comprendiendo que las revueltas habían dejado de ser hechos aislados. En estos meses se formaron las primeras juntas locales, organizaciones que buscaban organizar las acciones políticas y militares de las distintas regiones. 


Para julio de ese año, las fuerzas de Napoleón habían conseguido imponerse en el norte y el centro de la península, por lo que encargó al general Pierre Dupont de l'Etang que tomara el sur. Para hacer frente a los 34000 soldados franceses que avanzaban hacia Córdoba para conquistarla, las juntas de Sevilla y Granada promovieron el reclutamiento de dos fuerzas armadas que se unirían y plantarían cara al invasor (unos 30000 hombres pero en su mayoría milicianos sin experiencia).  Una serie de extraños movimientos hizo que ambas fuerzas se encontraran en las proximidades de la localidad de Bailén en la madrugada del día 19 de julio con informaciones erróneas sobre las fuerzas a las que se iban a enfrentar. 


El enfrentamiento comenzó alrededor de las 3 de la madrugada, acompañado por el caos que la absoluta oscuridad propiciaba. Los españoles dirigidos por Reding formaron en arco y se lanzaron contra los franceses en pequeñas escaramuzas por dominar el terreno ventajoso, destacándose la toma del cerro Haza Walona. Dupont ordena a sus tropas cargar una y otra vez esperando abrir una brecha en la línea española pero los defensores, enardecidos por la lucha y la defensa de su tierra, se mantienen firmes y consiguen resistir a la poderosa infantería francesa. El general galo debe recurrir a su caballería para causar daños graves en las fuerzas españolas pero incluso así el resultado es menor de lo esperado. El día avanza y el calor se hace insoportable para ambos bandos pero sobre todo para los franceses, ya que los españoles son socorridos por las mujeres de Bailén que les llevan tinajas y cubos a la batalla. 


Viendo que la situación se volvía en su contra y que los refuerzos de Castaños podían llegar en cualquier momento, Dupont ordena lanzar una última ofensiva que él mismo encabezará y en la que participarán los marinos de la Guardia Imperial, las tropas de élite del ejército francés. La carga de los 3300 soldados era un ataque a la desesperada que podría haber dado la vuelta a las tornas de la batalla, pero no fue así. Los españoles resistieron como llevaban haciendo todo el día y la derrota de Dupont, que resultó herido, fue clara. El experimentado general francés había sido vencido por un ejército de voluntarios al que días antes había despreciado. 


Las consecuencias de la victoria en Bailén fueron muchas y variadas. Fue la primera vez que las tropas napoleónicas eran derrotadas en campo abierto después de haber conquistado media Europa y eso sirvió como símbolo y como un rayo de esperanza por el que los españoles creyeron que podrían ganar la guerra y pasaron a la ofensiva. También mantuvo el sur lejos de las manos de Napoleón y abrió el camino hacia Madrid, hasta el punto de que José I Bonaparte tuvo que dejar la ciudad y ponerse a salvo en el norte. El pequeño corso, irritado y ofendido por la derrota que su poderosísimo ejército había sufrido, tomó cartas en el asunto y marchó personalmente hacia España a la cabeza de su Grande Armée

Aniversario de la llegada a la Luna

Las otras veces que la humanidad pisó la Luna

Desde la antigüedad, los seres humanos han mirado las estrellas y soñado con viajar al espacio, y hemos conseguido llevar a cabo logros increíbles en este campo durante los últimos 60 años. Desde telescopios hasta satélites, además de una espectacular Estación Espacial Internacional, el hombre ya ha conquistado la órbita de la Tierra y también la Luna. Ahora ponemos los ojos en Marte.

Pero uno de los logros más importantes en la historia de la humanidad tuvo lugar el 20 de julio de 1969, cuando el módulo lunar Eagle aterrizó en el único satélite natural de la Tierra, la Luna, llevando a los dos primeros hombres a pisar la superficie y reclamándolo en nombre de toda la humanidad.

Entre el 16 y el 24 de julio se desarrolló una de las misiones espaciales más importantes de la historia, la del Apolo 11, que llevó a los astronautas Neil Armstrong, Edwin "Buzz" Aldrin y Michael Collins a la Luna y de regreso, demostrando que esto era posible y, además, ganar la peculiar carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.


Después de una órbita y media, el Apolo 11 consigue un "impulso" para lo que los controladores de misión llaman "Inyección Translunar"; el momento para dirigirse a la Luna. Tres días después, la tripulación está en órbita lunar y, un día después, Armstrong y Aldrin se suben al módulo lunar Eagle y comienzan el descenso, mientras Collins orbita en el módulo de comando Columbia.

Cuando llega el momento de dejar el módulo Eagle en el Mar de la Tranquilidad y, al fin, alunizar, Armstrong se ve en la obligación de improvisar, pilotando manualmente la nave para no aterrizar en un área llena de rocas. Durante los últimos segundos de descenso, el ordenador de a bordo del Eagle no hacía otra cosa sino hacer sonar las alarmas. Fue un momento de gran tensión porque el módulo lunar aterrizó con éxito con apenas 30 segundos de combustible. Control de misión en Tierra estalla en júbilo cuando llegan las esperadas palabras.

A las 22:39 p.m., cinco horas antes del horario original, Armstrong abrió la escotilla del módulo lunar. Mientras bajaba por la escalera del módulo, una cámara de televisión conectada a la nave grabó su progreso y transmitió la señal a la Tierra, donde cientos de millones de espectadores en todo el mundo observaron sus movimientos conteniendo la respiración.

A las 22:56 pm, Armstrong bajó de la escalera del Eagle y se posó sobre la superficie polvorienta de la luna, pronunciando su famosa cita: "este es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad".

Buzz Aldrin bajó a la superficie de la luna 19 minutos después, y juntos tomaron fotografías del terreno, plantaron una bandera estadounidense, realizaron algunas pruebas científicas simples y hablaron con el presidente Richard Nixon.

Armstrong y Aldrin pasaron, en total, 21 horas y media en la superficie de la Luna. Recolectaron 21.5 kg de rocas lunares que llevarían a la Tierra. Luego despegaron en su módulo de la superficie lunar para encontrarse con Michael Collins en el módulo de comando que orbitaba sobre sus cabezas. Regresaron sanos y salvos a la Tierra y aterrizaron en el Océano Pacífico el 24 de julio de 1969. Un día histórico para la exploración espacial.

Se celebra la primera carrera automovilística de la historia

La primera carrera de automóviles de carácter competitivo tuvo lugar en 1894 21 de julio como una prueba de resistencia entre París y Ruan (Francia). De los 21 participantes que se apuntaron a la carrera y se alinearon al inicio de la misma, solo 15 llegaron al final, incluidos nueve vehículos propulsados por motores Panhard-Levassor producidos bajo licencia Daimler y un Mercedes Benz Vis-à-Vis de 3 hp / 2.2 kW. La carrera arrancó el día 18 en París y finalizó cuatro días después en Ruan

Los vehículos apenas contaban con una velocidad media de 20 kilómetros por hora y, en aquel momento, cualquier coche era considerado un objeto de lujo muy exclusivo y el mero hecho de pensar en competir con ellos resultaba bastante extraño. 

La carrera París-Rouen de 1894 fue idea del periódico Le Petit Journal, un medio parisino que tenía fama de organizar concursos para ayudar a impulsar las ventas. Previamente habían organizado una carrera en bicicleta y otra a pie. Era la hora del coche. 

Cada aspirante, 102 en total, pagó la tarifa de 10 francos para participar, aunque finalmente solo aparecieron 26 en aquel día de verano. Sin embargo, 5 de los vehículos fueron eliminados durante las carreras de calificación que se desarrollaron a lo largo de tres días, lo que dejó un montante final de 21 vehículos. 

Esa mañana acudieron decenas de espectadores al inicio de la carrera. Uno de los vehículos que más llamaba la atención era el de motor de combustión interna de Gottlieb Daimler, cuyo motor se estaba utilizando para los coches de Panhard & Levassor y Peugeot. Los vehículos participantes eran de diseño y características muy dispares entre sí. Como curiosidad: solo uno de los coches contaba con volante moderno; el resto, se conducían con palancas y timones. 

La mayoría de los coches se desenvolvieron bastante bien durante la carrera, pero no estuvo exenta de incidentes. Peatones, caballos y vehículos de espectadores representaron un continuo obstáculo en las calles más estrechas e incluso los documentos exponen que hasta siete perros fueron atropellados y un ciclista lesionado por la falta de espacio. Algunos coches explotaron, otros perdieron los neumáticos en los tramos más duros y otros se confundieron de ruta... las anécdotas son muchas. 

El primero en cruzar la meta fue el conde Jules de Dion con un tiempo total de 6 horas, 48 minutos y una velocidad promedio de alrededor de 19 kilómetros por hora. Lemaitre llegó cinco minutos después en su Peugeot, seguido de Doriot y luego Paul Panhard y Emile Levassor. 

Gracias a la prueba de París-Rouen, la carrera de ciudad a ciudad se convirtió en un elemento básico del mundo del automovilismo. Los motores y las cualidades de los vehículos crecieron en sofisticación y para principios de 1900, los vehículos eran capaces de correr a más de 125 km/h. 

"Los vehículos sin caballos han llegado para quedarse", publicó el New York Times. 

El Nautilus parte a un viaje histórico bajo el Polo Norte

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Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, las naciones de todo el mundo comenzaron a investigar en posibles aplicaciones de la tecnología atómica. De ahí nació el submarino nuclear SSN 571 USS “Nautilus”: el primer submarino con propulsión nuclear. 


Fue bautizado “Nautilus”, en honor a la nave que aparece en la novela de Julio Verne "Veinte mil leguas de viaje submarino" y contaba con 97,5 metros de eslora y 6 tubos lanzatorpedos con capacidad de alcanzar una velocidad de 23 nudos. 


Salió de Seattle, Washington, el 9 de junio, y el submarino entró en el Mar de Chukchi el 19 de junio, pero fue rechazado por una profunda corriente de hielo en esas aguas poco profundas. El 28 de junio llegó a Pearl Harbor, Hawái, para esperar mejores condiciones del hielo circundante. Para el 23 de julio, su espera había terminado y Nautilus partió a su viaje histórico


Este submarino rompió muchos récords a lo largo de sus viajes. El 23 de julio de 1958 partiría desde el puerto de Pearl Harbor en Hawái en la llamada “Operación paso del Noroeste”, en el que sería el primer cruce del Polo Norte en submarino. 116 hombres se encontraban a bordo del submarino para este viaje histórico, incluido el comandante William R. Anderson, 111 oficiales y tripulación, y cuatro científicos civiles. 


El Nautilus navegó hacia el norte a través del Estrecho de Bering y no salió a la superficie hasta llegar a Point Barrow, Alaska, en el Mar de Beaufort, aunque lanzó su periscopio al exterior en una ocasión fuera de las Islas Diomedes, entre Alaska y Siberia, para verificar la presencia de radar. El submarino viajó a una profundidad de aproximadamente 150 metros, y la capa de hielo superior varió en grosor de 3 a 15 metros.


A las 11:15 p.m. EDT del 3 de agosto de 1958, el Comandante Anderson anunciaría a su tripulación: "Para el mundo, nuestro país y la Armada: el Polo Norte". Dos días después, terminó su viaje histórico en Islandia. El presidente estadounidense de aquel momento, Dwight D. Eisenhower, condecoró al comandante Anderson con la medalla de la Legión del Mérito, otorgada a los miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses y de las naciones aliadas desde su instauración por Franklin Delano Roosevelt en 1942. 


Después de 96 horas bajo el hielo, salió a la superficie al noreste de Groenlandia, tras haber completado el primer viaje exitoso a través del Polo Norte.


El viaje de más de 2.200 kilómetros fue de gran importancia estratégica, ya que los océanos helados del norte habían sido previamente una "tierra de nadie" ya que los barcos diesel-eléctricos no podían viajar libremente bajo el hielo. Su segundo viaje al Ártico al año siguiente produjo resultados aún más históricos si cabe. 

Se descubre la ciudad inca de Machu Picchu

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El 24 de julio de 1911 el estadounidense Hiram Bingham encuentra la insólita ciudad en Perú. 


El arqueólogo norteamericano Hiram Bingham haría de este día un momento histórico tras descubrir la bella ciudad inca de Machu Picchu, en una abrupta y remota parte de los Andes peruanos. 


Fue uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia de América y del mundo entero. Bingham ya había hecho dos expediciones a Sudamérica, y publicó un libro sobre cada una, cuando regresó a Perú en 1911. Localizó la última capital inca, Vitcos, y realizó el primer ascenso del monte Coropuma. Después de esa experiencia, se sintió aún más impulsado por la idea de encontrar Vilcabamba, la fortaleza final y sede del poder inca después de que los incas se vieron obligados a huir de los conquistadores españoles. Luego vino el hallazgo que lo haría famoso: Machu Picchu. 


En el verano de 1911, el profesor y explorador de la Universidad de Yale, Hiram Bingham, dirigió una expedición a través de la Cordillera de los Andes en busca de las ciudades perdidas de Vitcos y Vilcabamba, las dos últimas capitales del Imperio Inca. Un buen día, se le acercó un agricultor local, Melchor Arteaga y le contó que había encontrado unas antiguas ruinas en un lugar llamado "Machu Picchu", que significa "viejo pico" en quechua. 


Arteaga acordó llevar a Bingham y sus compañeros a Machu Picchu al día siguiente. Levantándose temprano, comenzaron el ascenso. Era la mañana del 24 de julio de 1911. Caía llovizna del cielo nublado en una caminata peligrosa que incluía subidas empinadas y un puente inestable. 


Así, viajando a pie y en mula, Bingham y su equipo se dirigieron desde Cuzco al Valle de Urubamba y, después de una dura escalada a la cresta de la montaña en clima frío y lluvioso, Bingham se encontró con un pequeño grupo de campesinos que le mostraron el resto del camino. Dirigido por un niño de 11 años, Bingham vio por primera vez la intrincada red de terrazas de piedra que marca la entrada a Machu Picchu. 


Y ahí estaba. El lugar se extendía en unos impresionantes 8 kilómetros, con más de 3.000 escalones de piedra uniendo sus diferentes niveles. 


En la Ciudad Perdida de los Incas, Bingham describió lo que el niño les mostró: "Nos enfrentamos a una vista inesperada, un gran vuelo de terrazas de piedra bellamente construidas, quizás cien de ellas, cada una de cientos de metros de largo y más de 10 metros de alto". Pero para Bingham, "no había nada de qué entusiasmarse". Había visto terrazas similares en Ollantaytambo y Pisac. 


Bingham creía que podría haber descubierto la mítica ciudad de Tampu-tocco, la cuna del Imperio Inca desde donde tres hermanos salieron por tres ventanas para conquistar y fundar el Imperio Inca. 


Regresó a América con noticias de la ciudad perdida y recibió fondos de la National Geographic Society para dirigir las excavaciones de Machu Picchu en 1912 y 1915. En 1913, la revista National Geographic dedicó un número completo al descubrimiento y la excavación. Ese mismo año, The New York Times declaró que el descubrimiento de Machu Picchu era "el mayor descubrimiento arqueológico de la época"