También llamado «básquet» o «básquetbol», términos que adaptan fonéticamente el original inglés basketball, el baloncesto es actualmente el deporte más popular del mundo después del fútbol. A lo largo de su historia, el constante refinamiento y evolución del reglamento ha potenciado su exigencia y competitividad hasta convertir las retransmisiones televisadas en un espectáculo trepidante en el que brillan el dibujo vertiginoso de las tácticas y el virtuosismo y la pasión de los profesionales.
Pero el baloncesto no cuenta sólo con infinidad de seguidores «de sofá»; atraídos por un deporte indudablemente ubicado en las antípodas del aburrimiento, es igualmente practicado por otros tantos millones de escolares y aficionados, a nivel amateur o como mero entretenimiento.
Historia del baloncesto
El juego de pelota practicado en la cultura maya es uno de los antecedentes de este deporte. Los antiguos mayas construyeron incluso instalaciones especiales para su práctica, que consistían básicamente en una pista entre dos muros laterales en los que se colocaba un aro de piedra; por tales aros, presumiblemente, debía hacerse pasar una bola elástica en forma de pelota. Los orígenes del baloncesto moderno, sin embargo, se sitúan en tiempos mucho más recientes.
La historia de su creación no deja de ser curiosa. En la primavera de 1891, un profesor de educación física canadiense llamado James Naismith, que impartía clases en el Springfield College de Massachusetts, asumió el reto de concebir un deporte que se pudiera practicar durante los largos meses de invierno en las reducidas dimensiones del gimnasio de la institución. Tras varios meses de consideraciones, una mañana se presentó ante sus alumnos con un par de cestas de melocotones vacías y una pelota de fútbol; adosó las cajas a las paredes y una serie de jugadores, nueve por equipo, se afanaron por introducir el balón en la cesta.
James Naismith, creador del baloncesto
Aquel partido, el primero de la historia del baloncesto, acabó con el resultado de 1-0; la única canasta fue lograda, al parecer, por un tal William R. Chase. Entusiasmados con aquella nueva diversión, los estudiantes del Springfield College hicieron correr la voz y, a las pocas semanas, numerosas asociaciones solicitaban una copia de las reglas, publicadas por primera vez de modo oficial en 1892. Desde entonces hasta nuestros días el baloncesto ha experimentado una constante evolución; del reglamento inicial sólo se conserva la altura de las canastas, que fue y sigue siendo de 3,05 metros.
Los soldados norteamericanos desplazados a Europa durante la Primera Guerra Mundial difundieron el baloncesto en el viejo continente, donde comenzó a desarrollarse hasta convertirse en uno de los deportes más importantes, aunque sin alcanzar la inmensa popularidad de que ya gozaba en Estados Unidos. En 1932 se creó la Federación Internacional de Baloncesto Amateur (FIBA). En las Olimpiadas de Berlín (1936), el baloncesto se convirtió oficialmente en disciplina olímpica (ya en 1904 había sido deporte de exhibición en los Juegos de Saint Louis). Todo este proceso fue acompañado de la celebración de numerosas competiciones internacionales y de una progresiva profesionalización. Tras la Segunda Guerra Mundial, la difusión del baloncesto prosiguió hasta alcanzar prácticamente todos los rincones del planeta.
La NBA estadounidense
La Asociación Nacional de Baloncesto, conocida universalmente por las siglas NBA, nació en 1949 de la fusión de otras dos ligas profesionales ya existentes: la Asociación de Baloncesto Americana (BAA) y la Liga Nacional de Baloncesto (NBL). Los equipos de la NBA se agrupan y compiten en dos conferencias, Este y Oeste, organizadas a su vez en dos divisiones: la Atlántica y la Central en la Conferencia Este y la del Medio Oeste y el Pacífico en la Conferencia Oeste. Cada equipo es una franquicia asociada a una ciudad; sin embargo, la franquicia puede optar por cambiar su sede.
Para evitar la formación de equipos poderosos que monopolizasen los títulos y favorecer la igualdad de la competición, la NBA introdujo un reequilibrante sistema de draft (selección): a los equipos peor clasificados de las respectivas divisiones se les concedió el derecho a elegir, al principio de cada temporada, a los jugadores más prometedores procedentes de la potente liga universitaria, la NCAA. En tan competitivo contexto, el nivel de juego exhibido por los equipos estadounidenses pronto llegó a ser tan elevado que la superioridad de la NBA sobre las restantes ligas nacionales se hizo abrumadora.
Entre los equipos más importantes de la liga estadounidense cabe citar en primer lugar a los Boston Celtics, que entre 1957 y 1969 se adjudicaron un total de once títulos, nueve de ellos de forma consecutiva. Las estrellas de aquel legendario equipo fueron, entre otras, Joe Havlicek, Bob Cousy y el pívot Bil Russell. Los Celtics volvieron a vivir una época gloriosa durante la década de los ochenta, bajo el liderazgo de Larry Bird y Bill Walton.
El estadounidense Michael Jordan es considerado el mejor jugador de la historia
El otro equipo legendario por excelencia es los Lakers, que hasta 1963 estuvo radicado en Minneapolis; la franquicia consiguió un total de cinco títulos en los tiempos del pívot George Mikan. Tras su traslado a Los Ángeles, los Lakers siguieron siendo un conjunto puntero que contó con estrellas de la talla de Jerry West, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar o Magic Johnson. Sus duelos con los Celtics en la década de los ochenta marcaron una nueva edad de oro de la NBA.
Otras franquicias de gran tradición ganadora han sido los New York Knicks, los Philadelphia 76ers (particularmente durante la época del gran Julius Erving), los Seattle Supersonics, los Detroit Pistons o los Houston Rockets. En la década de los noventa, los grandes dominadores de la competición fueron los Bulls de Chicago, que se adjudicaron un total de siete títulos de la mano de Michael Jordan, considerado el mejor jugador de la historia.
La NBA es independiente (no está adscrita a la FIBA) y sus reglas de juego son diferentes en algunos aspectos. Cada partido es un espectáculo perfectamente organizado en el que el aspecto deportivo no es lo único importante: hay orquestas, animadoras, shows, publicidad, televisión y un público que llena las canchas atraído por las extraordinarias figuras, que disfrutan de contratos multimillonarios. No hay aficionado que no siga los compases de la que es indiscutiblemente la más potente liga del planeta.
El baloncesto en los Juegos olímpicos
El dominio estadounidense en las competiciones olímpicas de baloncesto ha sido abrumador. Desde que el baloncesto debutó como disciplina olímpica en 1936, los norteamericanos han obtenido la medalla de oro en casi todas las ediciones de los Juegos; las contadas excepciones fueron Munich 1972, Moscú 1980, Seúl 1988 y Atenas 2004.
La final olímpica de Londres (2012) enfrentó a Estados Unidos y España
La final de los Juegos de Munich es la más controvertida de la historia: el pivote ruso Alexander Belov consiguió la canasta de la victoria a falta de apenas tres segundos para el final del partido, lo que provocó las airadas protestas de la delegación americana. La URSS se impuso nuevamente en Moscú 1980, aunque el boicot de Estados Unidos había devaluado el torneo. En Seúl 1988, una selección de los mejores jugadores universitarios estadounidenses fue incapaz de imponerse al pujante baloncesto europeo: el equipo de Yugoslavia se alzó con una merecida victoria.
En los Juegos de Barcelona (1992), el baloncesto olímpico adquirió una nueva dimensión con la primera participación de los profesionales estadounidenses; antes de esta fecha, sólo los jugadores amateurs podían formar parte del combinado nacional. La selección de Estados Unidos (el Dream Team o «equipo de ensueño», como fue bautizado) quedó integrada por los mejores jugadores del momento (entre ellos, Magic Johnson, Larry Bird, Michael Jordan, Hakeem Olajuwon y Charles Barkley) y se adjudicó el oro con aplastante superioridad. Atlanta 1996 tuvo su propio Dream Team II, formado por muchas de las estrellas de la anterior edición.
El Campeonato Mundial de Baloncesto
Instituido en 1950 por la Federación Internacional de Baloncesto Amateur (FIBA), el Campeonato Mundial de Baloncesto congrega cada cuatro años a las selecciones nacionales que previamente han superado la fase de clasificación. El número de países participantes ha ido variando; las tres últimas ediciones reunieron a un total de veinticuatro equipos procedentes de las cinco federaciones continentales de la FIBA. Tras una liguilla por grupos, los mejor clasificados pasan a una segunda fase que se decide por el sistema de eliminatoria directa. Estados Unidos, Yugoslavia y la Unión Soviética integran el podio de las naciones con más títulos mundiales.
Año | Sede |
Campeón
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1950 | Argentina |
Argentina
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1954 | Brasil |
Estados Unidos
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1959 | Chile |
Brasil
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1963 | Brasil |
Brasil
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1967 | Uruguay |
URSS
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1970 | Yugoslavia |
Yugoslavia
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1974 | Puerto Rico |
URSS
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1978 | Filipinas |
Yugoslavia
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1982 | Colombia |
URSS
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1986 | España |
Estados Unidos
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1990 | Argentina |
Yugoslavia
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1994 | Canadá |
Estados Unidos
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1998 | Grecia |
Yugoslavia
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2002 | Estados Unidos |
Yugoslavia
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2006 | Japón |
España
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2010 | Turquía |
Estados Unidos
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2014 | España |
Estados Unidos
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El baloncesto en Europa
El baloncesto europeo ha ido siempre a remolque del norteamericano desde todos los puntos de vista: técnica, táctica y organizativamente. Las ligas nacionales tradicionalmente más fuertes han sido la italiana y la española, aunque la liga griega alcanzó notable pujanza en la década de los 90. La competición de clubes más antigua a nivel europeo fue la Copa de Europa, disputada por primera vez en 1957, que condujo a la actual Euroliga tras diversas reformas y cambios de nombre. Los equipos que más veces se la han adjudicado han sido el Real Madrid (en nueve ocasiones) y el Panathinaikos (seis títulos). Entre las grandes figuras individuales cabe citar a los italianos Dino Meneghin y Antonello Riva, a los españoles Antonio San Epifanio y Fernando Martín, los yugoslavos Ranko Ceravica, Drazen Petrovic y Toni Kukoc, el ruso Serguei Belov y el lituano Arvydas Sabonis. En los últimos años, un nuevo hándicap ha lastrado el baloncesto europeo: el sueño de sus más talentosas figuras es desarrollar su carrera en la NBA. Es el caso, entre otros muchos, del español Pau Gasol.
Reglas del baloncesto
El baloncesto se juega entre dos equipos formados por cinco jugadores cada uno; el objetivo es introducir el balón en la canasta del adversario tantas veces como sea posible y superar al equipo contrario en el cómputo final de los puntos que se conceden por cada canasta.
Desde los tiempos de James Naismith, el reglamento del básquet ha sufrido infinidad de modificaciones cuya finalidad ha sido, en muchas ocasiones, potenciar su rapidez y espectacularidad; a ello apuntan algunas de las normas actuales, como las limitaciones de tiempo que impiden a jugadores y equipos retener el balón o demorar el ataque. El reglamento a nivel europeo ha evolucionado en busca de un juego más técnico, a diferencia del de Estados Unidos, donde prima el espectáculo y se desarrolla un juego mucho más permisivo, con mayor contacto físico entre los jugadores. Ciertamente, como espectáculo televisado, el baloncesto impresiona por su ritmo trepidante, su extrema competitividad y las extraordinarias facultades físicas y técnicas de los profesionales.
La pista
La pista de baloncesto es un rectángulo en cuyas medidas se producen ligeras oscilaciones según las distintas reglamentaciones y países: entre 22 y 29 metros de largo y entre 12 y 16 de ancho. El suelo generalmente es de parquet en las canchas cubiertas, y de pavimento duro en las demás pistas polideportivas. En recintos cerrados, el techo debe estar a una altura mínima de 7 metros. La pista está delimitada por diferentes líneas que determinan espacios específicos: la botella o zona de tres segundos; la zona de triples, a 6,25 metros de la canasta; la línea de tiros libres, que dista del fondo de la pista 5,80 metros; la línea central, que separa los campos; y la zona de salto entre dos, dentro de los dos círculos centrales.
Pista de baloncesto
En cada extremo, y adelantado 1,20 metros en el interior de la pista, se sitúa el tablero con el aro. El tablero es de material sintético, rígido y transparente, y suele medir 1,80 de ancho por 1,05 o 1,20 de alto. El aro o canasta se halla a una altura de 3,05 metros y tiene un diámetro interior de 45 centímetros; a su parte inferior se ajusta una red que facilita la visualización del enceste. El aro está sujeto al tablero de forma flexible para evitar posibles roturas, aunque muchas veces, ante mates espectaculares, esta flexibilidad no es suficiente y se producen aparatosas roturas de tableros. Los balones homologados son de material sintético y, en su diseño más reciente, de color anaranjado con franjas amarillas. Su circunferencia mide de 75 a 78 centímetros y su peso debe oscilar entre los 567 y los 650 gramos.
El partido
Un encuentro de baloncesto se divide en cuatro partes de diez minutos (doce minutos en la NBA). En caso de empate se disputa una prórroga de cinco minutos. Tales periodos son de juego efectivo; si, por ejemplo, el balón sale de la pista, el cronómetro se detiene hasta que vuelve a ponerse en juego. Dos árbitros (o tres, según las diferentes ligas) son los encargados de supervisar el cumplimiento de las reglas y sancionar las conductas antideportivas. Uno de ellos es el principal y, en caso de disparidad de criterios entre los árbitros, prevalece su opinión. Junto a la pista, los anotadores y cronometradores de la mesa de control llevan la cuenta del número de faltas de los jugadores y controlan las sustituciones y el tiempo.
Debido a la gran variedad de alternativas técnicas que se plantean durante un partido y al propio dinamismo del juego, los entrenadores de cada equipo tienen derecho a solicitar dos pausas («tiempo muerto») de un minuto. Durante los tiempos muertos el entrenador y los jugadores planean las estrategias a adoptar a la vista del desarrollo del partido. El árbitro está obligado a conceder el tiempo muerto después de la siguiente canasta.
Tablero y cesta de baloncesto
Cada equipo puede inscribir un máximo de doce jugadores en un partido, de los cuales cinco estarán en pista. Las sustituciones se producen cuando el juego está detenido. Gana el partido el equipo que suma mayor número no de canastas sino de puntos, pues los encestes tienen distinto valor según la circunstancia. Los tiros libres con que se sancionan las faltas personales otorgan un punto; los encestes efectuados en juego dentro del semicírculo de los 6,25 metros valen dos puntos, y los lanzamientos desde más allá de la línea de los 6,25 metros se premian con tres puntos.
El balón y los jugadores
El partido se inicia con un salto de dos jugadores rivales en el centro de la cancha para disputar la primera posesión del balón. El contacto con el balón se realiza siempre con las manos, ya sea para pasarlo a un compañero o para lanzarlo a la canasta. Los jugadores no puede avanzar reteniendo el balón en las manos; deben hacerlo botar en el suelo, pues de lo contrario se incurre en pasos, infracción por la que un jugador, y por tanto su equipo, pierde la posesión del balón. Se cometen pasos cuando se dan tres pasos sin botar el balón, y dobles cuando después de botar y coger el balón se vuelve a botar, en lugar de pasarlo o lanzarlo. Siempre que un equipo logra una canasta, el conjunto contrario pone la pelota en juego sacando desde la línea de fondo. Cuando el balón es enviado fuera por un jugador, el equipo rival recupera la posesión y realiza el saque desde el lugar por donde ha salido la pelota.
Una serie de normas temporales intensifican endiabladamente el ritmo de juego e impiden que los equipos con ventaja en el marcador se limiten a pasarse la pelota a la espera del final del partido. La regla de los 24 segundos establece que, tras conseguir la posesión de la pelota, el equipo tiene un margen de veinticuatro segundos para lanzar a canasta. La regla de los 10 segundos obliga al equipo con el balón a sobrepasar la línea central para atacar la canasta contraria antes de diez segundos. Por la regla de los 5 segundos, cualquier jugador tiene cinco segundos para poner el balón en juego tras recibirlo del árbitro o de un compañero. La regla de los 3 segundos, por último, prohíbe permanecer más de tres segundos en la zona restringida o botella del equipo contrario.
Faltas y sanciones
Existen dos tipos de faltas, la personal y la técnica. La falta personal se señala cuando un jugador contacta con el contrario interfiriendo su juego. Puede ser en defensa o en ataque, y se sanciona con un servicio de banda o con tiros libres. Si la falta se produce en el momento de efectuar un lanzamiento a canasta, se castiga con dos tiros libres y la cesión del balón al equipo contrario.
Vince Carter en pleno vuelo antes de un mate (NBA, temporada 1999-2000)
La acumulación de cinco faltas personales (seis en la NBA) implica la expulsión del infractor, que es sustituido por alguno de los jugadores del banquillo. Las faltas técnicas penalizan las protestas, discusiones o conductas antideportivas; se sancionan con una falta personal y dos tiros libres. Otras infracciones son los citados pasos y el campo atrás, es decir, el retorno a campo propio del balón una vez traspasada la línea central.
Fundamentos tácticos y sistemas de juego
Al igual que sucede en casi todos los deportes colectivos, las necesidades técnicas y estratégicas del baloncesto han llevado a la especialización de los jugadores en determinadas funciones específicas. Así, el base viene a ser el director de juego del equipo: se encarga de subir la pelota y dirigir el ataque; debe tener gran velocidad, dominio del balón y profunda visión del juego. El escolta ayuda al base en sus acciones ofensivas, pudiendo actuar de enlace entre el base y el pívot; sus características físicas y técnicas son una mezcla entre el base y el alero. El alero se desenvuelve preferentemente junto a las bandas; su punto fuerte es el lanzamiento exterior. El pívot suele ser un jugador de gran envergadura; es el encargado de capturar los rebotes tanto defensivos como ofensivos, y de desarrollar el juego interior cerca de la canasta. El Ala-pívot se encuentra a medio camino entre los dos anteriores. No es infrecuente que un mismo jugador pueda desempeñar varias de estas funciones.
Acciones tácticas
El dribbling como acción individual y el pase en el aspecto colectivo son las principales formas de avanzar en territorio enemigo y acercarse a la canasta contraria lo suficiente para culminar la jugada con un tiro o lanzamiento. Los virtuosos del dribbling, capaces de sortear a los rivales con vistosos malabarismos con el balón e inesperados cambios de dirección y de ritmo, figuran sin duda entre los jugadores más admirados.
Los principales tipos de pase son el pase de pecho con dos manos, el pase picado, el pase por encima de la cabeza, el pase de béisbol, el pase de entrega y el pase de gancho. Tales lanzamientos se efectúan entre los profesionales con la máxima rapidez, seguridad y precisión, y teniendo siempre en cuenta la posición de los jugadores que defienden para que el receptor pueda iniciar un nuevo movimiento.
Intento de mate obstruido con un tapón
En los lanzamientos a distancia, el balón sigue una trayectoria parabólica de altura media, con efecto rodado hacia atrás, debido al impulso final con los dedos. Toda una jerga designa los distintos tipos de lanzamiento. En el tiro libre que sanciona las faltas personales no existe presión del rival. Los tiros en carrera y en suspensión son, actualmente, los únicos que pueden eludir el poderío de las defensas. El tiro en suspensión, a larga distancia, se realiza desde el aire tras un salto; el tiro en carrera basa su eficacia en la capacidad de esquivar y sorprender a los rivales.
En distancias cortas, el tiro en bandeja es el que se realiza en carrera acercándose al aro: se coloca la mano debajo del balón y se acerca al aro como si de una bandeja se tratara. El tiro de gancho se realiza cuando el jugador está de espaldas cerca del aro y pivota protegiendo el balón. El mate es la acción más espectacular: consiste en encestar con una o dos manos impulsando el balón desde arriba después de un gran salto.
La lucha más dura se desarrolla en torno a las canastas. En esta zona los contactos para ganar la posición más ventajosa son muy intensos, pues implican mayores posibilidades para los atacantes de efectuar encestes y para los defensores de impedir su realización. La manera que los defensores tienen de evitar tantos es por medio de tapones: un defensor intercepta el balón lanzado a la canasta por un atacante. Otra de las fórmulas que evitan o dan la posibilidad de hacer puntos son los rebotes: los jugadores pelean encarnizadamente por un balón que no ha entrado en la canasta, unos para recuperar su posesión y otros para rematar y culminar la jugada.
Sistemas de defensa
En el baloncesto se distinguen dos tipos de defensa: la defensa individual o al hombre y la defensa en zona. Su aplicación depende de la estrategia adoptada y de las características específicas de los jugadores del propio equipo y del equipo contrario. Un tercer sistema defensivo es el mixto, que combina los dos anteriores.
En la defensa individual, cada jugador se encarga de marcar a un adversario concreto, buscando anular su juego y siguiéndolo en todos sus desplazamientos. La actividad defensiva dependerá en cada caso de las características del atacante y de su posición en la cancha. Así, la defensa frente a un base debe impedir que construya el juego de ataque en buenas condiciones; la defensa contra un pívot debe evitar que le llegue el balón cerca del aro. El punto clave de este sistema es hallar el término medio entre un marcaje blando (y por tanto ineficaz) y un marcaje excesivamente férreo (que puede diezmar el equipo por acumulación de faltas personales).
La lucha bajo las canastas es un enconado cuerpo a cuerpo
La defensa en zona se ajusta a un esquema territorial: cada jugador se responsabiliza del juego que tiene lugar en una parte concreta de la pista. El adversario no es objeto de un marcaje personal a menos que se halle en posesión de la pelota. De esta forma se facilita la recuperación de rebotes, se favorecen los contraataques y disminuye el riesgo de realización de faltas personales; el principal problema de este procedimiento estriba en que no permite hacer frente eficazmente a los tiradores a distancia.
Los sistemas en zona se definen según la posición de los jugadores; los más utilizados son el 2:3, el 2:1:2, el 1:2:2 y la defensa mixta. La defensa 2:3 presenta dos jugadores adelantados que se sitúan en los extremos de la línea de tiro libre, normalmente el base y el escolta, y una segunda línea de tres, cerca de la canasta, para asegurar el rebote e iniciar el contraataque. El sistema 2:1:2 es parecido; el jugador central de la línea trasera se adelanta para formar un triángulo alrededor del aro y cerrar mejor el pasillo central y el rebote.
En la defensa mixta, normalmente los jugadores altos defienden en zona, cerrando la entrada a canasta, y uno o dos jugadores se adelantan para presionar y marcar individualmente a los jugadores que deben crear el juego en el equipo contrario. Otra forma de defensa es la conocida como «defensa presionante», que se realiza en toda la cancha y es mucho más exigente; se intenta evitar la fluidez en el ataque del equipo contrario, obstaculizando su juego hasta forzar errores que permiten al conjunto defensor recuperar el balón.
Sistemas de ataque
El ataque contra una defensa individual suele plantearse mediante situaciones de uno contra uno, y tiene como base la técnica individual de cada jugador para superar al contrario. A nivel de equipo, los bloqueos e interposiciones en la trayectoria de los defensas buscan facilitar el desmarque de los compañeros para llegar a una posición de superioridad que permita recibir el balón, lanzar, pasar o progresar.
El ataque contra una defensa en zona se puede solventar con un lanzamiento exterior, debido a que no se ejerce presión contra los jugadores exteriores. Existen diferentes estrategias para obtener la máxima eficacia en el ataque, que se basan en técnicas específicas de bloqueo para tener un lanzamiento fácil. Son frecuentes los sistemas 2:1:2 y 1:3:1.
Con el contraataque se consigue llegar a la canasta contraria antes de que el equipo se organice, jugando con la velocidad y el factor sorpresa. Los contraataques suelen originarse en la captura de un rebote, seguida de un pase rápido a un buen driblador que se lanza a toda máquina hacia el aro contrario y culmina la acción o se apoya en algún compañero también lanzado a la carrera.