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miércoles, 29 de julio de 2020

Fundación de Roma, la ciudad eterna

efeméride



Al no contar con testimonios escritos, resulta muy difícil marcar la fecha exacta de la fundación de Roma con todos los mitos que la envuelven, pero el historiador romano Terencio Varrón, tras comparar las fechas que se ofrecían tanto en las leyendas griegas como romanas, estableció el origen de la ciudad en el 21 de abril, pero del año 753 a.C. 

Para adentrarnos en la fundación de Roma debemos tener en cuenta sus dos versiones, la histórica y la de leyenda. Si atendemos a los datos históricos, la ciudad italiana nació de la unidad de varias tribus en el año 753 a.C. A pesar de tener unos orígenes comunes, los conflictos y guerras entre etruscos, latinos y siberos eran notables, pero la suma común dio como resultado la aparición de Roma. 

El Monte Palatino está considerado la cuna de la capital italiana, y en él los arqueólogos encontraron restos de un primitivo poblado del siglo VIII a.C. Parece ser, que partiendo de un núcleo la población se fue extendiendo por las laderas de las seis colinas próximas. Recordemos que a Roma también se la conoce como la ciudad de las siete colinas. 

Algunos citan al troyano Eneas como fundador de la hoy capital italiana. Cuentan que la caída de Troya forzó al héroe a abandonar dicha ciudad, su hogar, y que se vio obligado a surcar los mares en busca de un nuevo lugar en el que vivir él, sus hombres y sus dioses. El destino lo llevaría a Italia, donde se casa con una mujer del lugar y establece una nueva ciudad, Alba Longa, origen del pueblo romano. Sin embargo, según la leyenda no sería Eneas el fundador de la también llamada ciudad encantada, sino Rómulo, una versión consolidada por poetas e historiadores de renombre como Virgilio, Ovidio y Tito Livio. 

El mito dice que Numitor, el último rey de Alba Longa, tenía una hija llamada Rea Silvia. Era una vestal y se suponía que tenía que seguir siendo virgen, pero fue seducida por el dios Marte y dio a luz a dos hijos gemelos: los famosos Rómulo y Remo. 

El hermano de Numitor, Amulio, destronó al rey y ordenó que se ahogara a los gemelos en el Tíber, pero se salvaron milagrosamente y fueron amamantados por una loba que les mantuvo con vida. El pastor del rey, Faustulo, descubrió a los bebés en un matorral y se encargó de criarlos. 

Con el tiempo supieron quiénes eran y decidieron fundar una ciudad en la que pudieran vivir a salvo de la ira de los descendientes del usurpador. Pero tras una pelea por los muros de la nueva ciudad, Rómulo mató a Remo. Algunos atribuyen que Rómulo, apenado tras el suceso, puso su nombre a la ciudad como homenaje a su hermano muerto. Otra teoría más plausible asegura que Roma se deriva de Rumón, nombre con el que habían bautizado los etruscos al río Tiber. 

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