La aeronave alemana Hindenburg estalló en llamas el 6 de mayo en la estación aérea naval de Lakehurst en Nueva Jersey. Era el dirigible más grande jamás construido y el orgullo de la Alemania nazi. Sin embargo, estalló en llamas al tocar su mástil de amarre en Lakehurst matando a 36 pasajeros y miembros de la tripulación. De los 97 pasajeros y miembros de la tripulación a bordo, 62 lograron sobrevivir.
El horrible incidente fue capturado por reporteros y fotógrafos y reproducido en transmisiones de radio, en periódicos y en telediarios. La noticia del desastre llevó a una pérdida pública de confianza en los viajes en dirigibles, dando por terminada la era de los dirigibles.
El Hindenburg, que tenía 245 metros de largo, utilizó hidrógeno inflamable para la elevación, que incineró la aeronave en una bola de fuego masiva.
Pero, ¿qué pasó exactamente? ¿Por qué estalló?
El 3 de mayo de 1937, el zepelín Hindenburg salió de Frankfurt, Alemania, para cruzar el Atlántico hasta la Base Aérea de la Marina de Lakehurst. Transportó a 36 pasajeros y una tripulación de 61 personas (iban 97 personas a bordo). Mientras intentaba atracar en Lakehurst, la aeronave explotó repentinamente en llamas, probablemente después de que una chispa encendió su núcleo de hidrógeno. No se sabe muy bien dónde comenzó el fuego, pero lo cierto es que varios testigos observaron llamas amarillas y rojas cerca del conducto de ventilación de las celdas 4 y 5 del LZ 129. El dirigible cayó rápidamente al suelo y el casco de la aeronave se incineró en segundos. Trece pasajeros, 21 tripulantes y un miembro civil de la tripulación terrestre perdieron la vida, y la mayoría de los sobrevivientes sufrieron heridas importantes.
Los viajes de pasajeros en dirigible rígido cayeron rápidamente en desgracia después del desastre de Hindenburg y la era de los dirigibles tocó a su fin.
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