El 25 de mayo de 1895, en el clásico edificio judicial conocido como Old Bailley, el escritor dublinés Oscar Wilde fue declarado culpable por los cargos de conducta indecente y sodomía y condenado a dos años de trabajos forzados.
Para los últimos años del siglo XIX, Oscar Wilde gozaba de una considerable fama y reputación dentro de la alta sociedad. La imagen de familia feliz que transmitía con su esposa y sus dos hijos no servía para ocultar las preferencias homosexuales del autor pero sí para que fueran toleradas por la mojigata y encorsetada Inglaterra victoriana. Poco después de publicar su novela El retrato de Dorian Gray, que en su momento levantó tantas críticas como comentarios de admiración, Wilde conoció a un joven Alfred Douglas e iniciaron una amistad que no tardaría en convertirse en relación amorosa. No se puede decir que los amantes se esforzaran en ocultar su relación ya que solían mostrarse en lugares públicos como fiestas y cafés y Wilde no dudaba en gastar la gran fortuna que sus obras le reportaban en el joven Douglas.
La situación cambió drásticamente cuando el padre de Alfred, marqués de Queensberry, se enteró de cuál era la verdadera naturaleza de la amistad entre su hijo y Wilde. El aristócrata utilizó todo su poder e influencia para construir una campaña difamatoria contra Oscar Wilde, hacer que sus preferencias sexuales aparecieran en los periódicos y conseguir que la presión pública fuese tal que la sociedad no pudiera seguir haciendo la vista gorda. El ataque de Queensberry duró meses y Wilde acabó recurriendo a los tribunales para denunciar al marqués por difamación pero el juicio acabó por centrarse en si el escritor era homosexual o no en vez de en si el marqués le había acosado y difamado. En abril de 1895 el jurado determinó que Oscar Wilde era un sodomita y por lo tanto el marqués de Queensberry había dicho la verdad, quedando libre de todo cargo.
Casi de forma inmediata al final de este primer juicio, Wilde fue arrestado y acusado de indecencia grave basándose en una ley aprobada una década antes (Criminal Law Amendment Act). El proceso legal que se vivió entonces estuvo fuertemente influido por la opinión pública y la atención de gran parte del país, contó con conocidos chantajistas como testigos de la homosexualidad de Wilde y tuvo que repetirse al ser incapaz el primer jurado de alcanzar una decisión firme. El escritor mantuvo su ingenio y brillante capacidad oratoria y muchos llegaron a pensar que su labia le salvaría, pero no fue así. Oscar Wilde fue condenado por conducta indecente y sodomía a dos años de prisión y trabajos forzados.
La pena del autor comenzó en la prisión de Reading, pero el rápido deterioro de su salud debido a las malas condiciones hizo que lo trasladaran a otros centros. Durante su encierro escribió De Profundis, una larguísima carta dedicada a Alfred Douglas en la que volcaba toda su melancolía y dudas acerca de temas como el amor o la soledad. A pesar de las numerosas críticas a la sentencia y demandas de libertad de algunos de los personajes más destacados del panorama literario, Wilde cumplió la totalidad de su condena. Al salir de la cárcel se encontró con que sus bienes y riquezas habían sido embargados, su mujer se había mudado a Suiza y le prohibía ver a sus hijos y muchos de sus amigos y conocidos simplemente le dieron la espalda.
Oscar Wilde murió en París, en noviembre del año 1900, de una meningitis. Quien fue uno de los grandes literatos del siglo XIX acabó sus días solo, pobre, borracho y olvidado. La ley que encarceló a Wilde por su homosexualidad estuvo vigente hasta 1956 y entre las muchas personas a las que encerró se encuentra el matemático Alan Turing.
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