El 26 de mayo de 1897, el autor irlandés Abraham Stoker publicó en Londres la primera edición de su novela más conocida, Drácula. La obra de Stoker es un icono de la novela gótica y de terror y se considera el origen del vampiro moderno.
Ese mismo año el artista Philip Burne-Jones presentó su cuadro El vampiro, que creó gran revuelo debido a las claras alusiones a la sexualidad de la escena con una vampiresa semidesnuda sobre el cuerpo postrado de un hombre. Rudyard Kipling y Florence Marryat publicaron un poema y una novela, respectivamente, que también se centraban en estos no muertos que se alimentan de sangre. Con todo, la obra de Bram Stoker consiguió destacar sobre las demás debido en parte a su particular estilo epistolar por el que conocíamos la historia de Drácula, Jonathan Harker y su prometida Mina a través de cartas y diarios. Stoker era un gran aficionado al mundo del misticismo y utilizó las leyendas medievales sobre los vampiros y la historia de Vlad Tepes, príncipe de Valaquia que vivió en el siglo XV y era conocido por su afición de empalar a los enemigos. Muchos expertos consideran que, además de los elementos de aventuras y terror, Bram Stoker hizo de Drácula una metáfora de la lucha entre la sociedad tradicional (encarnada en el conde) y la modernidad.
La primera edición de Drácula fue publicada por Archibald Constable and Company, contaba con una cubierta amarilla con gruesas letras rojas que imitaba el estilo de otras obras de la época como El retrato de Dorian Gray (1890). Semanas después de su publicación la editorial Hutchinson & Co. Sacó una segunda edición para las colonias británicas. En 1899 la novela de Stoker cruzó el charco y llegó a los Estados Unidos en forma de serial a través de los periódicos.
Drácula marcó el nacimiento de un género completo y definió las características modernas de los vampiros en el ideario común. Su historia cuenta con decenas de adaptaciones o productos basados directamente en el trabajo de Stoker.
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