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martes, 3 de marzo de 2020

David Bowie


La pregunta obligada es de esas que no tendrán nunca respuesta: ¿Cuál es el verdadero David Bowie? ¿El Ziggy vestido de brillantes y provocaciones de los primeros años setenta o el alienígena caído sobre la Tierra en una película que ha anticipado muchos de los temas del universo del rock? ¿El delicado cantante que no tiene problemas para formar dúo con Bing Crosby o el duro intelectual que hipotetizaba nuevos mundos musicales en los años ochenta trasladándose al gris Berlín? ¿El vampiro enamorado de Catherine Deneuve o el "tycoon" que canta Volare en Absolute beginners? ¿El redentor de carreras como la de Iggy Pop y Lou Reed o el cantante desesperado de Héroes? "Podemos ser héroes / sólo por un día / Podemos ser héroes / Seamos nadie / y nadie nos podrá ayudar / Quizás estemos mintiendo / pero eso es preferible a que tú te vayas / podemos estar a salvo / sólo por un día". David Bowie siempre ha desencadenado reacciones violentas y contradictorias. Para muchos ha sido (y sigue siendo) uno de los más innovadores, originales, incómodos talentos artísticos de nuestra época. Para otros es una condena, una plaga de la humanidad de este fin de siglo: el peor de los peores, un charlatán, un payaso. Nadie le niega a Bowie el mérito de no tener rivales, de ser único (en lo bueno y en lo malo): pero una verdadera valoración crítica sólo será posible dentro de muchos años, cuando Bowie tenga edad para dictar sus memorias y fumar pipa en pantuflas, cuando hasta el último brillante falso de Ziggy se haya desgastado y la última nota de rock enfermo esté muerta. Pero ¿llegará ese día?. Bowie nació en Londres el 8 de enero de 1947 y, hasta los nueve años, creció en Brixton. Hijo de una cajera y un barman, su verdadero nombre es David Robert Jones: se convirtió en David Bowie a mediados de los años sesenta para evitar ser confundido con Davy Jones, músico de The Monkees, cuarteto americano fabricado en laboratorio como respuesta a The Beatles. Las primeras exploraciones en el mundo adulto las realizó bajo la guía de su hermano Terry, que le hizo leer 'En la carretera', de Jack Kerouac, lo introdujo en el mundo del rhythm and blues y le regaló un manual de música. A los trece años Bowie empezó a estudiar saxo y formó un grupo en la escuela al que llamó George & The Draons. Precisamente en el último año de escuela, durante una pelea, recibió un golpe en un ojo que le paralizó el músculo de la pupila y le causó esas aparentes diferencias de color en los ojos que aún hoy es una de las inquietantes caracteristicas de su aspecto físico.

En 1963, terminada la escuela, encontró trabajo como diseñador industrial y dibujante publicitario , y formó un nuevo grupo, The King Bees con el que empezó a actuar en el circuito de los locales londinenses, haciéndose notar por su imagen anticonformista (pelo larguísimo, tics, pasos de danza). En 1964 firmó su primer contrato discografico con Decca y en junio del mismo año apareció en el mercado su primera grabación, un single titulado 'Liza Jane' (la cara B era 'Yo u're holding me down') que no obtuvo éxito. Entre 1965 y 1969 intensificó su actividad: formó otros grupos, Manish Boy y Lower Third; estrechó su colaboración con el manager Ken Pitt; cambió su nombre por David Bowie; se creó una imagen y frecuentó la escena artística del Londres de aquella época. También grabó discos con varias formaciones, pero sin obtener buenos resultados. Sin embargo, Bowie ya empezó a fascinar y a conseguir admiradores. Su talento aún estaba verde, algo confuso. Y los textos eran sólo atrevidas utopías, pero tenía madera y algunos críticos lo descubrieron. 'I pity the fool', 'Can't help thinking about time', 'And I say to myself' constituyeron los primeros jalones de una carrera que se volvió espectacular algunos años más tarde. En marzo de 1966, acompañado por el grupo Buzz, Bowie actuó en televisión, en el famoso programa musical "Read, stead, go!". A finales de 1967 Bowie firmó un nuevo contrato con Deram y publicó algunos discos que señalaban un primer cambio en su actividad. 'Rubber band', Laughing gnome' y 'Love you till tuesday', que dió titulo a su primer álbum en ese mismo año. Por otro lado, en la misma época se intensificaron sus relaciones con Angela, que más tarde se convirtió en su mujer. Bowie estaba en continuo movimiento, abierto a múltiples influencias, que se estratificaban en la receptiva mente del músico: el primer disco de Velvet Underground, patrocinado por Andy Warhol, la lectura de 'El retrato de Dorian Gray', de Oscar Wilde, la película '2.001: Odisea en el espacio', de Stanley Kubrick, los montajes teatrales de Lindsay Kemp, el joven cine underground, Bowie absorbió como una esponja estas experiencias mezclando intuiciones y elaborando cada vez más su personalidad.

En el aire flotaba el cambio, y Bowie lo intuyó antes que otros; se terminaba la edad de oro del "Swinging London", las filosofías orientales abrían nuevos horizontes, la música pop recogía nuevas aportaciones. Y, sobre todo, se creaba un espacio para la ambigüedad y la transgresión. El primer fruto de la nueva era fue el tema 'Space oddity', publicado por Philips en el verano de 1969 e inspirado claramente en la película de Kubrick. El tema llegó al quinto puesto de las listas de éxitos inglesas y alcanzó la cima cuando se reeditó en 1975. Existe una versión italiana de esta canción titulada 'Ragazzo solo, ragazza sola'  y grabada por el propio Bowie en 1970. 'Space oddity' era el resultado de un gran trabajo y el fruto de muchos cambios: Bowie había conocido a Marc Bolán y Tony Visconti, con los que mantuvo estrechas relaciones de trabajo y de amistad; había trabajado como actor en pequeños papeles; había recorrido Europa y había fundado un centro de arte para jóvenes talentos. Pero el éxito de 'Space oddity' quedó como un hecho aislado. Bowie aún no estaba seguro de su imagen ni de la compañía discográfica. En el verano de 1970 se casó con Angela Barnett y a finales de año publicó su nuevo álbum, 'The man who sold the world', con Mercury, compañía "de paso" antes de firmar con RCA. Su equipo de colaboradores estaba formado por Visconti, Bolán y Mick Ronson a la guitarra, éste se convirtió en el punto de apoyo de sus grupos en los años siguientes. La portada de 'The man who sold the world' (Bowie vestido de mujer) fue censurada en América, estallando el primero de una larga serie de escándalos. Él mismo lanzó el rumor sobre su presunta homosexualidad, misterio que con los años no ha sido jamás desvelado definitivamente. En este período mantuvo una buena relación de amistad y de aprecio recíproco con Andy Warhol (al cual dedicó meses más tarde una canción que lleva su nombre), cambió de manager, sustituyendo a Ken Pitt por Tony De Fríes, quien le consiguió un contrato con RCA describiéndolo a los ejecutivos discográficos como el nuevo Presley. Pero, más que en Presley, Bowie centraba ahora su atención en la hirviente escena creativa de Nueva York, en el Bob Dylan eléctrico, y en La naranja mecánica.
En esta atmósfera intelectual nació el álbum 'Hunky dory' (1971), aún hoy considerado uno de los más bellos, en verdad el manifiesto del arte desarrollado por Bowie durante los años setenta. Un manifiesto desnudo y crudo, privado de los oropeles que a veces hacían pesado su discurso. 'Hunky dory' no es el disco de un aprendiz. En la portada el músico aparece en una pose lánguida, con cabellos de oro y mirada soñadora. Dentro, las canciones son verdaderas gotas de ácido. Los temas se inspiran en diferentes situaciones: la balada espacial (Life on Mars?), el rock ácido (Changes), la cancioncilla osada (Oh! You pretty things). Las letras reflejan la imaginativa escritura de Dylan, a veces copiando el estilo como en 'Life on Mars?': 'Frente torturada de América / Un ratoncito, cría a una vaca / Los obreros se ponen en huelga pidiendo gloria / Porque Lennon aún está en el mercado". El eléctrico sueño transgresivo de Warhol lo impulsa a cantar: "Quiero volverme un agujero de cemento / ser un cine ambulante / vestir a mis amigos para el espectáculo / verlos como son en realidad / Tengo una trampilla en el cerebro / la entrada cuesta dos peniques / Me gustaría ser una galería / e invitaros a todos al espectáculo". 'Hunky dory' es la primera obra maestra de David Bowie. Carece de continuidad pero está lleno de brillantes vetas, de intuiciones valientes, de esa personalidad aún joven pero ya en vía de una maduración completa. Y sobre todo es la base, insustituible, sobre la que Bowie apoyará su gran historia posterior y la invención de su primer personaje: Ziggy Stardust. En Gran Bretaña, un nuevo filón golpeaba la fantasía del público: era el glam-rock, chispeante y brillante, agresivo y descarado, sensual y erótico. Un rock ecléctico, en ocasiones hortera; el espectáculo, la imagen, la mirada, desempeñaban un papel fundamental. Y los héroes de esta nueva etapa eran Marc Bolán y sus T. Rex, Slade, Cary Glitter y Mott The Hoople. Y, naturalmente, David Bowie. El músico, convencido por los buenos resultados de 'Hunky dory', acentuó algunas de sus costumbres. Declaró a Melody Maker: "Soy homosexual, también lo era en los primeros tiempos, cuando todavía me llamaba David Jones". Ciertas o no, sus declaraciones tuvieron un eco inmenso acentuadas por un aspecto cada vez más descaradamente provocador: cabellos pintados con tintes fluorescentes, ropa andrógina, monos de material plástico. Así nació Ziggy Stardust: un poco alienígena, un poco individuo cibernético, con un aire de inquietante juglar del cambio.

Este personaje fantástico apareció en la portada de su nuevo álbum, 'The rise and the fall of Ziggy Stardust & the Spiders From Mars', publicado en 1972, y que suscitó un clamor inmenso en todo el mundo. Se trata de un álbum conceptual lleno de canciones de muy alto nivel artístico y formal. La llegada a la tierra de un Mesías espacial (Moonage daydream) en un mundo desesperado (Five years) que ofrece la salvación y la esperanza a través del rock'n'roll (Starman, Ziggy Stardust}, antes de desaparecer de manera dramática y definitiva (Rock'n'roll suicide). En 'Moonage daydream' se presenta de esta manera: "Soy un caimán, soy el madrepadre que llega para vosotros / soy un invasor del espacio y sólo para vosotros seré la criatura del rock'n'roll / Callad, no gritéis como un pájaro mono-rosa / yo me estoy tragando el cerebro para hablaros". En 'Ziggy Stardust' está perfectamente sintetizado el dramático recorrido de tantas estrellas del rock enamoradas de sí mismas: "Hacía el amor con su propio yo y al final Ziggy fue absorbido dentro de sí mismo / como un mesías lleno de lepra / Cuando los muchachos lo mataron tuve que deshacer el enredo". Hasta el dramático final del suicidio de 'Rock'n'roll suicide', solución última para un camino sin salida: "Soy demasiado viejo para perderlo todo, demasiado joven para elegir / la hora espera paciente tu canción / caminas cerca del bar pero no consumes nada, has vivido demasiado tiempo / eres un suicida del rock'n'roll / . . , / no importa dónde hayas estado ni cuándo has estado / no importa quién o qué cosa hayas sido / Cualquier cuchillo te cortará el cerebro". Las visiones, los sueños (y también las pesadillas) de David Bowie eran todavía más claros en directo, en la gran gira que siguió a la publicación del álbum. El público y la crítica quedaron impresionados: el espectáculo era desgarrador y kitsch a la vez, caracterizado por una inaudita fuerza expresiva. Imágenes y sonidos se entrecruzaban en un diluvio de luces y decibelios. En todo el mundo David-Ziggy se convirtió en el símbolo del nuevo rock;. Los padres volvían a encontrarse con antiguos miedos, los mismos que habían experimentado al aparecer Presley en escena. Incluso peor: al menos Presley era masculino y sus movimientos de cadera eran obscenos pero claros.

Por el contrario, esta vez llegaba a las listas de éxitos un ser extraño, multiforme, bisexual por propio reconocimiento, con el cabello teñido y vestido como un ladrón de Bagdad. La censura no podía hacer nada y el fenómeno se extendió, sus canciones llegaron a las listas de éxitos: el álbum entró en el Top Ten, 'Starman' llegó al primer puesto de los singles, el primer single de la cadena de ocho discos que llegaron ininterrumpidamente al Top 20 británico. En la primavera de 1973, en la cumbre de la popularidad de Bowie, salió su nuevo álbum, 'Aladdin sane' con el que el músico echaba más leña al fuego de la polémica, continuación natural de la locura de 'Ziggy Stardust' que llegó al número 1 de las listas inglesas. La noche del 4 de julio de 1973, en el Hammersmith Odeon de Londres, Bowie decidió enterrar a Ziggy con un último concierto, al final del cual anunció la separación de su grupo, Spiders From Mars, y su momentáneo retiro de la escena. En realidad, su variopinta corte de gays, prostitutas "espaciales", creativos y marginados no fue abandonada. Bowie inició una larga serie de colaboraciones excelentes: regaló una bellísima canción como 'All the young dudes' a los Mott The Hoople de lan Hunter y produjo los álbumes de la "recuperación" de dos artistas en varios aspectos cercanos a él: Iggy Pop (Raw power) y Lou Reed (Transformer). Su retirada de la escena fue relativa. En París grabó el álbum 'Pin ups' (otoño de 1973), que contiene una serie de clásicos del rock que habían influido en él. Inmediatamente después empezó a trabajar en una versión musical de 1984, la novela de George Orwell: el proyecto no salió adelante, pero algunos fragmentos de esa idea se transformaron en 'Diamonds dogs', el nuevo álbum que apareció en la primavera de 1974. Para promocionarlo, Bowie organizó la "Diamonds dogs revue", con la que amplió aun más los conceptos de rock y de imagen inaugurados en Ziggy Stardust. A pesar de algunos problemas logísticos, la gira permitió la realización de su primer álbum en directo, 'David live' (1974), grabado en el Teatro de Filadelfia. También en Filadelfia concibió y realizó la mayor parte de 'Young Americans' con la incorporación de nuevos músicos, como el guitarrista Carlos Alomar. Otras grabaciones se llevaron a cabo en Nueva York, contando incluso con Lennon, que asistió a los ensayos de la nueva versión de 'Across the universe'.
La amistad con Lennon empujó a Bowie a repasar su posición de hombre de negocios (Lennon había tenido que enfrentarse a muchos problemas legales tras la separación de The Beatles). Bowie decidió romper con su manager, Tony De Fries. En 1975 Bowie concedió una amplia entrevista a la revista Playboy: "Sí, soy bisexual -confirmó- y creo que es lo mejor que me ha sucedido. El sexo se hizo muy importante para mí cuando cumplí catorce años. No tenía importancia con quién o qué cosa hacía mientras fuera una bella experiencia sexual. Habitualmente era cualquier buen muchacho, compañero de escuela. Lo llevaba a casa y allí nos metíamos en la cama. Si hoy tuviera cincuenta años sería el perfecto protector de cualquier muchachito de Kensington. De cualquier manera, dejé de ser homosexual hace muchos años". La entrevista contiene muchas declaraciones, con frecuencia fruto de la fantasía (él mismo las desmentiría), pero muy interesantes para comprender la curiosa mezcla de provocaciones y de ingenuidad, de estilo y alucinación que Bowie construyó en los primeros años de su carrera manipulando a la perfección la información sobre sí y su entorno. Releyendo fragmentos podemos reconocer al Bowie de ayer y (en parte) al de hoy. "La gente se vuelve mucho más productiva si vive en un régimen totalitario. La televisión, pues, es la cosa más fascista que jamás ha existido. También las estrellas del rock son fascistas, y Hitler fue una de las primeras estrellas del rock". "Me convertí en cantante porque necesitaba dinero. Entré en el rock porque era una manera divertida y fácil de hacer dinero. Primero fui pintor; pero me defendía bien con el saxofón y decidí probar". "Yo no tengo mensajes de ningún tipo, para nadie. No tengo nada que decir a nadie. Me basta con dar algunas ideas que la gente sea capaz de escuchar. Y al final es el público el que encuentra las buenas ideas; de esta manera me evito también este trabajo. Toda mi vida ha sido así: siempre he hecho lo que he querido". Bowie concedió esta entrevista poco después de terminar de rodar la película 'El hombre que cayó a la Tierra', dirigida por Nicolás Roeg y extraída de una novela de ciencia ficción que parece inspirada en su personalidad. Este filme inauguró una larga relación del músico con el cine, al que cada vez dedicó más energías y tiempo.

En 1975 pasó mucho tiempo en California, donde grabó 'Station to station' (1976), disco controvertido que marcó el fin de su matrimonio con Angela y un difícil período caracterizado por el abuso del alcohol y las drogas (incluso llegó a ser arrestado durante algunos días por posesión de estupefacientes). En esta época nació el "Duque blanco", nueva encarnación de Bowie: refinado, estético, admirador e intérprete de rhythm and blues. La importancia de esa época difícil esta testimoniada por los nuevos álbumes que Bowie grabó inmediatamente después. A su regreso a Gran Bretaña conoció a Brian Eno, ya teclista de Roxy Music y posteriormente autor de discos lunares y desolados. La colaboración entre ambos cristalizó en una famosa trilogía formada por 'Low' (1977), 'Héroes' (1977) y 'Lodger' (1979), en los que se entrecruzan las tensiones de fin de la década, las atmósferas de su nueva ciudad de adopción (Berlín) y la aportación de nuevos colaboradores (Eno, Fripp, Alomar). La música es austera, experimental, frecuentemente árida, afilada como la hoja de un cuchillo. El rock ha perdido su brillantez y respira inquietudes existenciales muy antiguas. Y las palabras son casi apocalípticas. En 'Sons of the silent age' canta": "Los hijos de la era del silencio / están sobre plataformas con miradas vacías, y nada libres / Sentados en oscuras calles de la periferia / están en la cama / pasean por sus habitaciones pequeñas como celdas / resurgen por algunos años y después hacen la guerra / Hurgan entre sus pobres pensamientos / y después deciden que no pueden hacer nada". En 'Blackout': "Tú, tú sales del pasado / Tus labios dibujan una sonrisa en el rostro / Tu cara cálida / encarcelada / Era una belleza encarcelada / Demasiado/ demasiado alto su precio". Finalmente, en 'Red money' grita: "Puedo sentir el aire / que un hombre no es un hombre / Puedo ver en el cielo / Y siempre seguiré aquí / Caerá del cielo / y siempre seguiré aquí.

Con estos tres álbumes, el apéndice en directo 'Stage' (1978) y su trabajo en 'Just a gigolo', junto a Marlene Dietrich, Bowie volvía a presentarse como el "Profeta del rock", abriendo una nueva época en la música juvenil. Si siete años antes había creado la extructura filosofica para las elucubraciones decadentes de Roxy Music y Génesis, ahora se transformaba en el punto de referencia, en términos de éxito, de Talking Heads y Brian Eno, de Robert Fripp y de la más inteligente new wave nacida de las cenizas del punk. La nueva década se manifiesta en los vídeos, en las ideas y en las arrugas de un mundo que ha perdido hace tiempo su inocencia. Las cenizas del punk habían dado vida a la new wave, que disolvía y profundizaba en los temas del Hombre y de la Existencia, de la Lucha y de la Rebelión, pero también del Esteticismo, y de la Inconsistencia. Por enésima vez Bowie era dado por muerto, acabado, concluido. Su existencia parecía pender de un hilo; algunos empezaban a hablar de él en pasado cuando apareció el álbum 'Scary monsters' (1980) e, imprevistamente, las cotizaciones del cantante volvieron a subir; también gracias al angustioso videoclip de 'Ashes to ashes', con un Bowie vestido de clown tristísimo que camina por una playa, quizá la última playa del mundo. Sin embargo, después de un primer período de confusión, tras la apoteosis instantánea de los nuevos héroes, Bowie retomó el hilo del discurso e impuso de nuevo su popularidad y su calidad artística. Y lo hizo diversificando aun más sus campos de acción: por ejemplo, afrontó la escena teatral actuando en 'Baal', de Brecht, y en Elephant Man, texto que investiga con afectuoso horror el problema de lo "inhumano". Después prestó su carisma al cine en 'Cristina F', en la que, aunque sin aparecer personalmente, constituía el símbolo de la inquietud metropolitana que agitaba a los jóvenes continentales de esta época (la misma banda sonora contiene una selección de canciones suyas).
Los años ochenta son para Bowie años de grandes cambios internos y externos. Su look se hace cada vez más serio: se hace fotografiar con ropa elegante y peinados cada vez más cuidados, casi "normales". Además, como para subrayar el nuevo mundo a explorar, Bowie cambia de nuevo de compañía discográfica y pasa a EMI. RCA no se quedó de brazos cruzados y en el transcurso de pocos meses publicó algunas recopilaciones de curiosidades y grandes éxitos: el público pudo así escuchar 'Héroes' cantada en alemán y algunas canciones publicadas anteriórmente sólo como cara B de singles. La nueva relación discográfica empezó de manera exaltante con el álbum 'Let's dance', producido por Bowie en colaboración con Nile Rodgers (ex Chic), quien lo ayudó a revestir los temas con sonidos actuales y bailables. Superados "los años de plomo", Bowie desea tocar rock global, brillante, dinámico, incluso romántico, como demuestra la canción 'China girl' que, acompañada por un fascinante videoclip, se convirtió en un éxito mundial. Parece cada vez más evidente que Bowie ya se mueve de manera estable en dos direcciones: el cine y la música. En el videoclip las dos tendencias se sintetizan a la perfección y precisamente el ex Duque Blanco dará vida a algunas obras maestras que ayudarán a trazar las nuevas fronteras del jovencísimo arte. Desde el punto de vista cinematográfico su actividad se vuelve más densa: 'Feliz Navidad, Mr. Lawrence' y 'El ansia'. Con estas interpretaciones Bowie afianza su interés por el mundo del cine, el único que le permite mezclar todos sus anhelos creativos y, sobre todo, el único que le permite revalorizar su glacial expresividad. También en la misma época se acentúa otra tendencia del Bowie de los años ochenta: el renovado gusto por las colaboraciones. La colaboración con Rodgers, la composición de 'China girl' realizada con su viejo amigo Iggy Pop (con quien había grabado dos álbumes en estudio, 'The idiot' y 'Lust for life', y uno en directo, 'TV eye'), la "versión" de 'Criminal world' (tema ya llevado al éxito años antes por los "bowianos" Metro), la música de Moroder para 'Cat people'; todo confirma un Bowie más dispuesto a abrirse, menos celoso de la dimensión artística privada que había sido su característica durante los años setenta.

El año 1984 fue un gran año para Bowie. Primero el disco 'Tonight' y después la gira "Serious MoonlightTour". El éxito de ambos fue clamoroso. Hasta los jóvenes devoradores de Duran Duran y Spandau Ballet reparan en este "maduro" músico que ha atravesado más de una etapa. La serie de colaboraciones continúa: con TinaTurner para la canción 'Tonight' y con Iggy Pop para el tema 'Dancing with the big boys'. Bowie intensifica sus actividades. Otra vez cine, con 'Absolute beginners' y la correspondiente banda sonora (en la que Bowie canta 'Volare' en italiano), después su participación en 'Laberinto'. Con Pat Metheny canta el tema 'This is not America' (otra banda sonora). Participa el el 'Live Aid' (que aprovecha para grabar una versión de 'Dancing in the street' con Mick Jagger) y "Prince Trust" y finalmente, en 1987, publica un nuevo álbum, 'Never let me down', que da contenido artístico al "Spider Class Tour". Fugaz, imprevisible, inimitable, amigable, original, David Bowie es un talento absoluto, capaz de sorprender y de sorprenderse de su papel, capaz de pasar del escenario de un estadio a las blancas ropas de un Poncio Pilatos que se lava las manos en la película 'La última tentación de Cristo', dirigida por Martin Scorsese. En suma, un artista nacido para sorprender. Efectivamente, en 1989 anuncia que quiere volver a la dimensión de la música de grupo y funda Tin Machine. Junto a él están los dos hermanos Sales (Tony al bajo y Hunt a la batería), que habían tocado con Bowie doce años antes en el álbum de Iggy Pop 'Lust for life'; a la guitarra solista, en el nuevo grupo, está Reeves Gabrels. "Queremos tocar la música que nos gusta oír y todos componemos en igual medida", dice Bowie, y cita las influencias musicales del grupo: el jazz de Gene Krupa y Charlie Mingus, el rock de Jimi Hendrix y de Mountain y el experimentalismo de Glenn Branca.

Una posterior confirmación de la vivaz e imparable vena creativa de Bowie. Pero Tin Machine también termina para Bowie, quien, tras editar la memorable recopilación americana Sound + Vision anuncia una nueva gira mundial que llevará por título "David Bowie Greatest Hits", tour en el que anunció que era la ultima vez que tocaba sus clasicos en directo. La gira fue un éxito. Bowie volvió a su carrera en solitario en 1993 con el sofisticado soul de ‘Black Tie White Noise’, con Nile Rodgers y su colaborador permanente, Gabrels Reeves. El álbum fue lanzado en Savage, una filial de la RCA, y recibió críticas positivas, pero su nuevo sello quebró poco después de su lanzamiento, y desapareció el álbum. Fue el primer indicio de que Bowie estaba tratando de resucitar su carrera, como fue en gran parte el instrumental de 1994 para la banda sonora de ‘The Buddha of Suburbia’. En 1995, se reunió con Brian Eno para la tremendamente exagerada producción de rock industrial ‘Outside’. Varios críticos elogiaron el álbum como un buen regreso, y Bowie apoyó el lanzamiento con una gira acompañandose del grupo Nine Inch Nails con el fin de enganchar a un publico más joven, el público alternativo, pero falló en su táctica. Rápidamente se volvió al estudio en 1996, registrando ‘Earthling’, un álbum fuertemente influenciado por el techno y el drum'n'bass. Tras su edicion a principios de 1997, ‘Earthling’ recibió críticas generalmente positivas, pero el álbum no consiguió audiencia, y muchos puristas tecno criticaron a Bowie por aprovechar su subcultura. ‘Hours’ siguió en 1999. Para 2002, Bowie se reunió con el productor Toni Visconti y editó ‘Heathen’ con críticas muy positivas. Continuó con Visconti en ‘Reality’ en 2003.

DAVID BOWIE EN EL CINE
Creo que los actores más dotados hoy son precisamente los cantantes de rock. Y justamente del rock saldrá un nuevo tipo de cine adaptado a los próximos años". Así ilustraba David Bowie su opinión sobre el cine en una famosa entrevista concedida en 1975 a la revista Playboy. Y continuaba diciendo: "Siempre he deseado ser director de cine. Los dos medios de comunicación se han entrelazado en mí: empecé a hacer discos igual que películas y viceversa. Hay discos míos, como 'Aladdin sane', 'Ziggy Stardust' y 'Diamonds dogs', que deberían haber dado lugar a películas". Estos discos no se transformaron en película, pero sí su personaje, Bowie. Precisamente él inauguró la tendencia a utilizar estrellas del rock en el cine de manera continuada, no de un modo ocasional sino como un instrumento expresivo regularmente frecuentado. Tras Bowie han llegado al cine otras estrellas del rock, pero el "Duque Blanco" ha sido la estrella más "cinematográfica" del rock. La aventura del músico en el cine se inició en 1976, cuando llegó a las pantallas la película El hombre que cayó a la Tierra, historia de un alienígena (¿primo de Ziggy Stardust?) que llegaba a la Tierra desde un lejano planeta arrasado por la sequía. La película, rodada desde el punto de vista del extraterrestre (anticipándose a E.T.) contenía algunas escenas de gran impacto diluidas en una atmósfera melancólica: es impresionante, por ejemplo, la secuencia en la que Bowie se despoja de sus vestiduras humanas para asumir el verdadero aspecto de un habitante del universo. "Cuando leí el guión quedé fascinado por el carácter del protagonista, que se me parece mucho - ha declarado Bowie. Alguien que tiene miedo de los coches pero que ama la velocidad. Físicamente es delgado, muy delicado". Parece casi el retrato del cantante.

Posteriormente Bowie siempre ha intentado encontrar identificaciones entre su personalidad real y la cinematográfica, con algunas excepciones, como cuando interpretó un pequeño papel en 'Just a gigolo'. Mucho mejor resultó su papel de oficial inglés en 'Merry Christmas, Mr. Lawrence' (Feliz Navidad, Mr. Lawrence"), al lado de la estrella de rock japonesa Riuychi Sakamoto. Inmediatamente despues interpreto el papel de amante de la vampira Caterine Deneuve en 'The Hunter' una historia crepuscular de sangre y amor. Rubio, bien peinado, perfectamente vestido, Bowie es uno de los protagonistas de la película de Julián Temple 'Absolute beginners', desafortunada celebración del Londres frenético e inocente de los años cincuenta. En 'Labyrinth', una historia fantástica, Bowie es el príncipe del mal que intenta hacer caer en su trampa a la chica protagonista. Pero las relaciones del músico con el cine no se limitan a su intervención como actor. En 'Cristina F.' el personaje de Bowie atraviesa toda la película con sus carteles pegados en las paredes y sus canciones en la banda sonora. Lo mismo sucede en 'Lady Halcon', en la que su calida voz interpreta 'This is not America' y  en 'When the wind Blows' con la canción del mismo titulo. Pero no sólo esto, Bowie se ha consagrado también en el teatro: en 'Baal', de Bertold Brecht y en 'The elephant man', después llevada al cine con gran éxito. Cine, teatro y, naturalmente, videoclip, son sus grandes salidas creativas.

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