El 4 de agosto de 1897 fue encontrada en la Alcudia, un terreno pedregoso cercano a la ciudad de Elche, la que probablemente sea la pieza escultórica más representativa de la cultura íbera: la Dama de Elche.
La figura data de entre el siglo V a.C. y el siglo IV a.C. Se trata de un busto de unos 56 centímetros de altura y 65 kilogramos de peso esculpido en piedra arenisca de la cantera local Peligro. En la parte posterior, más tosca, se encuentra una cavidad de unos 18 centímetros cuyo propósito es desconocido aunque se ha especulado que podría tratarse de un relicario o de una caja de resonancia para la estatua. Parece ser que la figura, que no se sabe si pertenecía a una estatua de cuerpo entero o fue concebida como busto, contaba con color ya que se encontraron restos de pintura roja, azul y blanca en el momento del hallazgo. Se trata de una figura muy rica en detalles y ornamentación que bien podría representar a una diosa, a una sacerdotisa o a una dama de alta alcurnia.
El descubrimiento de la Dama de Elche cuenta con una versión que se ha convertido en “oficial” con el paso del tiempo pero que diversos estudios (La Dama de Elche como lugar de Memoria, de Sonia Gutiérrez Lloret) parecen desmentir. La historia más difundida cuenta que la estatua fue hallada por Manuel Campello, Manolico, un joven de 14 años que trabajaba con su padre en la finca y que la encontró por accidente al levantar una piedra. Según su partida de nacimiento, para 1897 Campello debía tener 18 y no 14 como afirmaba y esta no fue la única pieza fuera de su sitio: otros testigos afirman que fueron los trabajadores de Antonio Galiano Sánchez quienes la encontraron en un punto a 50 metros más al norte de donde decía Manuel Campello.
Sea como fuere, el descubrimiento de la Dama de Elche fue solo el principio de su odisea. Primero se expuso en el balcón del doctor Manuel Campello y Antón (propietario de la finca que no estaba emparentado con Manolico a pesar de tener mismo nombre y apellido) pero, en agosto de ese mismo año, el arqueólogo francés Pierre Paris le convenció para que se la vendiera por 4000 francos. La Dama de Elche fue propiedad del Museo del Louvre durante cuatro décadas pero, en 1941, el gobierno de Francisco Franco y el gobierno colaboracionista del mariscal Pétain llegaron a un acuerdo para que los galos devolvieran a España una serie de obras de arte y arqueológicas de gran valor, entre ellas la escultura íbera. Se cree que esta decisión en nada beneficiosa para Francia se debió al miedo que sentía Pétain por que Franco entrara en la Segunda Guerra Mundial del lado alemán y amenazara sus posesiones en el norte de África.
La Dama de Elche volvió a su país natal en febrero de 1941. Tras un tiempo expuesta en el Museo del Prado, fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional en 1971, donde todavía permanece. Desde su regreso, el busto ha hecho dos visitas a la ciudad de Elche (1965 y 2006).
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