El relato de esta niña de origen alemán se convirtió en un testimonio de la persecución nazi contra los judíos.
El 6 de julio de 1942 Ana Frank y su familia se escondieron en la “Casa de Atrás” de un viejo edificio en el Prinsengracht, un canal en el lado occidental de Ámsterdam. La familia huía de los nazis y es que estos pretendían deportar a la hermana mayor de Ana, Margot, a un campo de trabajos forzados. Los Frank vivieron más de dos años escondidos en la trastienda y almacén del negocio familiar de productos alimenticios al que se accedía por medio de una estantería giratoria.
La familia Frank sobrevivió desde el 6 de julio de 1942 al 4 de agosto de 1944, fecha en la que fue capturada por los alemanes, gracias a la ayuda de unos pocos amigos no judíos, entre ellos Miep Gies, que se dedicaba al contrabando de alimentos y otros suministros.
Los Frank compartieron la “Casa de Atrás” (así lo bautizó Ana Frank en su célebre diario) con otros cuatro judíos: Hermann y Auguste van Pels y su hijo, Peter, y Fritz Pfeffer.
Durante el confinamiento, Ana escribió fielmente en su diario, relatando la vida cotidiana en la clandestinidad, desde las incomodidades del día a día, hasta el miedo a la captura. También narró los típicos problemas de la adolescencia, así como sus esperanzas para el futuro, que incluían convertirse en periodista o escritora. Además del diario, Ana también escribió relatos breves, recopilado citas interesantes y empezó una novela.
Los habitantes de la "Casa de Atrás" trataron de llevar una vida lo más normal posible, siguiendo rutinas que incluían escribir, estudiar, realizar tareas administrativas y escuchar la radio en los momentos en que podían hacerlo.
El 4 de agosto de 1944 sobre las 10 de la mañana los nazis empezaron a registrar los almacenes donde se encontraba el refugio de los Frank. Después de dos horas de registro, el comando de las SS dio con la entrada secreta y se llevó detenidos a los ocho ocupantes de la "Casa de Atrás" así como a dos de sus protectores: Miep Gies y Víctor Kugler.
Se cree que los nazis no iban buscando expresamente a los judíos , sino que sospechaban que muchos de los trabajadores de la empresa de Otto Frank y sus protectores se dedicaban al mercado negro y otras actividades consideradas ilegales por los alemanes, además de esconder a judíos. Las investigaciones más recientes apuntan a que los nazis descubrieron a Ana Frank y a su familia por casualidad.
Ana Frank fue enviada junto con su madre y su hermana a Auschwitz-Birkenau. Allí falleció la madre. Las hermanas fueron trasladadas al campo de concentración Bergen-Belsen, en el norte de Alemania, donde ambas murieron de tifus en 1945.
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