El 3 de marzo de 1875, la Opéra-Comique de París fue testigo de la primera representación de Carmen, una de las óperas más míticamente reconocidas en la actualidad.
Basada en la novela con mismo nombre de Prosper Mérimée (1845), fue el resultado de un encargo de la Opéra-Comique al compositor Georges Bizet para que creara una ópera de tres actos a la que Henri Meilhac y Ludovic Halévy darían un libreto. Se desconoce cuál fue la motivación de Bizet para adaptar esta novela en concreto, pero sí se sabe que la partitura original sufrió varias modificaciones antes del estreno. Los protagonistas de esa primera representación fueron Célestine Galli-Marié como Carmen, Paul Lhérie como Don José y Jacques Bouhy como el torero Escamillo.
La ópera sitúa su acción en la Sevilla de principios del XIX, representada como una tierra exótica de bandoleros y pasión. La trama sigue el obsesivo amor que Don José siente por Carmen, a quien salva de la prisión después de que hiciera un empate (un corte en forma de cruz en la cara). Esa decisión lleva a Don José a la cárcel y a perder su estatus de cabo en el ejército, uniéndose a un grupo de bandoleros y huyendo a las montañas. La ópera finaliza en la plaza de toros donde Don José, celoso por ver a Carmen del brazo del torero Escamillo y tras ser ridiculizado por esta, la mata en un ataque de ira.
La obra, considerada en la actualidad uno de los mejores ejemplos de opéra-comique (género en el que se combinan diálogos hablados con las partes cantadas), no entusiasmó al público y a la crítica en su estreno. Los aficionados a la ópera no estaban acostumbrados a que este tipo de obras representasen las vidas de gente común (soldados, tabaqueras, gitanas y bandoleros) y esto pudo provocar un rechazo inicial. Su verdadero camino a la fama llegaría tras su estreno en Viena en octubre de 1875. Un éxito que su compositor no pudo disfrutar, ya que murió de una aneurisma exactamente tres meses después del estreno en París.
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