Alphonse Gabriel Capone, más conocido como Al Capone, nació en Brooklyn, Nueva York, el año 1899. A los 14 años, el joven americano con ascendencia italiana ya había sido expulsado de la escuela a raíz de una pelea con un profesor.
En 1920, el legendario gánster se mudó a Chicago, donde comenzó su carrera criminal como guardaespaldas de uno de los jefes de la mafia de Nueva York, Frankie Yale.
La prohibición de la elaboración y distribución de alcohol, llamada Ley Seca, entre 1920 y 1933 resultó extremadamente lucrativa para contrabandistas y gánsters como Capone, el cual no solo logró hacerse millonario a través de sus negocios ilegales, sino también ser reconocido en todo el mundo.
En ese momento, Capone ya era una auténtica pesadilla para las autoridades de EE.UU. y su nombre aparecía en la lista de los más buscados por el FBI. Aún así, el famoso gánster logró evitar largas temporadas en la cárcel sobornando a funcionarios, intimidando a testigos y manteniendo varios escondites en la ciudad.
El célebre mafioso, al que le caracterizaban varias cicatrices en el lado izquierdo de la cara, no tardó en convertirse en el líder del crimen de Chicago al aniquilar sin piedad a todos sus competidores. En la llamada masacre del Día de San Valentín, en 1929, los hombres de Al Capone mataron a tiros a siete rivales, haciendo que hasta los delincuentes le temieran.
Entre sus enemigos más destacados se encontraba el agente federal Elliot Ness, quien dirigió a un equipo de oficiales que presumía de ser incorruptible, bautizados por ello como “Los intocables”.
Aunque Ness y sus hombres encontraban y acababan a diario con muchos de los negocios de contrabando de Capone, lo cierto es que fue el agente Eddie O’Hare el que lo llevó entre rejas el 4 de mayo de 1932 al averiguar que el gánster no pagaba impuestos.
A los 33 años, Capone comenzó una condena de 11 años en la penitenciaría de Atlanta, pero fuertes acusaciones de trato de favor hicieron que fuese transferido a la famosa cárcel de máxima seguridad de Alcatraz, en la bahía de San Francisco, en California.
En noviembre de 1939, tras siete años, seis meses y quince días en prisión, el temido Al Capone fue puesto en libertad por buen comportamiento.
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