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jueves, 14 de mayo de 2020

NEIL ARMSTRONG


Es uno de los humanos más célebres de toda la historia de la humanidad, y no es atrevido decir que tanto como Julio César o George Washington. No es para menos, ya que Neil Alden Armstrong fue el primer ser humano en poner un pie en nuestro satélite: la Luna.
Neil Armstrong nació en una pequeña localidad del estado de Ohio llamada Wapakoneta, en 1930. Siendo un niño y gracias a su familia, descubrió el pilotaje aéreo, la que sería la profesión de su vida, la pasión que, sin pretenderlo, le llevaría a completar una de las mayores gestas de la humanidad. Durante su adolescencia compaginaba el instituto con lecciones de pilotaje en el aeródromo de su localidad y con 16 años obtuvo un certificado de vuelo de estudiante, realizando entonces su primer vuelo en solitario. Corría el año 1946 y por entonces la NASA aún no existía como tal. Ni hablar de la carrera espacial, que era un cuento de ciencia ficción.
En 1947, finalizados sus estudios en el instituto, Armstrong comenzó a estudiar ingeniería aeronáutica y dos años después fue llamado por la Armada para ingresar en la base aérea de Pensacola, iniciando aquí su formación como piloto. Entre 1951 y 1952 participó en la Guerra de Corea, donde comenzaría a gestarse la semilla de la carrera espacial como fruto de la Guerra Fría. Allí entró en combate y en un bombardeo a baja altitud su avión impactó contra un cable antiaéreo, perdiendo un alerón de la nave. Armstrong tuvo que eyectarse del avión para salvar la vida.


LA NASA

Armstrong realizó su primer vuelo como piloto de pruebas para la NASA en 1955, que por entonces era la NACA (Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica), que pasó a denominarse NASA en 1958. Aquí desarrolló su carrera como piloto de pruebas, pilotando varios cazas y volando por primera vez con un avión cohete en 1957. Varios incidentes tuvieron lugar durante estos años, los cuales logró solventar adecuadamente demostrando sus dotes como piloto.

ASTRONAUTA

La primera experiencia como astronauta tuvo lugar en 1966 cuando Armstrong despegó como comandante de la misión Gemini 8, convirtiéndose además en el primer astronauta civil de la corta historia espacial de Estados Unidos. Se trataba de uno de los vuelos tripulados más complicados que la NASA había puesto en marcha hasta la fecha, ya que debían encontrarse con la nave no tripulada Agena. Era la primera vez que se llevaba a cabo un intento de acoplamiento entre dos naves en el espacio pero la maniobra se tuvo que suspender una vez comenzada por problemas técnicos.

DESTINO: LA LUNA

En diciembre de 1968 Armstrong fue designado como comandante del Apolo 11, misión que llevaría a tres astronautas a alunizar en 1969: Neil Armstrong, “Buzz” Aldrin y Michael Collins. Durante los entrenamientos de la misión a Armstrong no le abandonaron los sobresaltos, ya que en una de las pruebas, un vehículo de investigación de alunizajes tuvo problemas y Armstrong tuvo que eyectarse de nuevo justo antes de estrellarse contra el suelo, salvando su vida por segunda vez.
La misión tampoco estuvo exenta de polémica, ya que Armstrong fue designado como el primero de toda la tripulación que bajaría del módulo, aunque esto se saliera de la norma que hasta ahora había prevalecido. En caso de tener que salir de la nave en una EVA (actividad extravehicular), siempre era el piloto quien lo hacía (Aldrin en este caso), quedándose el comandante en su interior. La NASA nunca justificó adecuadamente esta decisión, pero son varias las razones por las que se cree fue así. Aldrin era militar, y la NASA prefería que fuera un civil quien pisara la Luna por primera vez. También se ha argumentado que por la situación en la que la escotilla de salida se hallaba, era menos dificultoso que fuera Armstrong quien saliera primero.
El 16 de julio el Apolo 11, empujado por el cohete Saturno V, despegaba desde el Centro Espacial John F. Kennedy, situado en Florida. Armstrong llevaba consigo la Insignia Scout Mundial que había conseguido siendo joven. Tenía 38 años y comenzaba la misión probablemente más difícil y excitante de su vida.
102 horas, 45 minutos y 40 segundos después, el modulo lunar Eagle aterrizaba en la Luna, no exento de nuevo de sobresaltos. La zona escogida para el alunizaje resultó no ser adecuada cuando se tuvo contacto visual sobre la misma, por lo que Armstrong decidió coger los mandos de la nave y hacerla alunizar manualmente en una zona más adecuada y segura. Consiguió hacerlo cuando le quedaban segundos de combustible, demostrando una vez más su peripecia haciendo lo que más le gustaba, pilotar.


Las anécdotas también estuvieron presentes, como la que narra Carlos González, ex técnico de la Estación Apolo de Madrid, que controló las comunicaciones entre la nave y la base de la NASA en Cabo Cañaveral: “Al despresurizar la nave para comenzar la salida, Armstrong se percató del reducido tamaño de la escotilla. Esta había sido reducida varias veces durante el proceso de diseño para tratar de que la nave pesara lo menos posible, pero la mochila de supervivencia que llevaban en la espalda era de un tamaño considerable. Tras tratar por dos veces salir de la nave sin éxito, tuvo que ser asistido por Aldrin para encontrar la postura adecuada y poder bajar”. Tras descender por la escalera que le separaba de la superficie polvorienta, Armstrong puso los pies sobre la Luna. La celebérrima frase que pronunció también fue objeto de debate. Según siempre mantuvo Armstrong, la frase que dijo fue: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. El objeto de debate es ese “un hombre” que hace cambiar sustancialmente el significado de haber sido un “el hombre”. Sea como fuere, Armstrong se acababa de convertir en el primer ser humano que pisaba la Luna. Un hecho que le convertiría en una de las personas más celebres de la historia de la humanidad.

LA VIDA DESPUÉS DE LA LUNA

Después del regreso de la Luna, la tripulación del Apolo 11 fue sometida a una cuarentena de 18 días tras la que vendría una gira mundial llamada “el gran salto” que llevaría a los tres astronautas alrededor de todo el mundo durante 45 días.
Después Armstrong fue nombrado Administrador Asociado Adjunto de aeronáutica en la Oficina de Investigación y Tecnología Avanzada de la NASA, aunque tras un año decidió abandonar la organización y comenzar una vida como profesor en el Departamento de Ingeniería Espacial de la Universidad de Cincinnati.
Hasta su fallecimiento con 82 años, el 25 de agosto de 2012, Armstrong mantuvo una vida discreta, rechazando generalmente las entrevistas y las apariciones públicas. Un cráter lunar y un satélite reciben su nombre y fue galardonado con diferentes distinciones como la Medalla Presidencial de la Libertad, la Medalla de Honor Espacial del Congreso y la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos.



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