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viernes, 29 de mayo de 2020

Macfarlane Burnet

Macfarlane Burnet


Nacido el 3 de septiembre de 1899, en Traralgon, Sir Frank Macfarlane Burnet, fue un médico, inmunólogo y virólogo australiano que, junto con Sir Peter Medawar, recibió en 1960 el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por el descubrimiento de la tolerancia inmunológica adquirida, el concepto en el que se basa el trasplante de tejidos.

Burnet recibió su título de médico en 1924 de la Universidad de Melbourne y realizó investigaciones (1925–27) en el Instituto Lister de Medicina Preventiva, en Londres. Después de recibir su Ph.D. de la Universidad de Londres (1928), se convirtió en director asistente del Instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall en el Royal Melbourne Hospital en 1934 y más tarde (1944–65) fue su director y profesor de medicina experimental en la Universidad de Melbourne. Fue nombrado caballero en 1951.

Al principio de su carrera, Burnet realizó experimentos fundamentales con bacteriófagos, y desarrolló una técnica, ahora práctica de laboratorio estándar, para cultivar virus en embriones de pollo vivos. Aumentó el conocimiento de la forma en que los virus de la influenza causan infección, y realizó o se asoció con investigaciones sobre mixomatosis, encefalitis de Murray Valley, infección por estafilococos tóxicos, poliomielitis, psitacosis, herpes simple, virus de la viruela y fiebre Q. Aisló el organismo causal de la fiebre Q, Rickettsia burnetii (Coxiella burnetii).

Aunque el trabajo de Burnet en virología fue importante, sus logros más significativos en ciencia se hicieron en inmunología. Ayudó a desentrañar la cuestión de cómo el sistema inmunitario de los vertebrados aprende a distinguir entre sus propias células y materiales extraños (antígenos), como los de los agentes infecciosos, y cómo durante el desarrollo un vertebrado puede tolerar esos componentes que se pertenecen a sí mismo: el concepto llamado tolerancia inmunológica. También desarrolló un modelo, llamado teoría de la selección clonal de la formación de anticuerpos, que explica cómo el cuerpo puede reconocer y responder a un número prácticamente ilimitado de antígenos extraños. La teoría establece que un antígeno que ingresa al cuerpo no induce la formación de un anticuerpo específico para sí mismo, como creían algunos inmunólogos, sino que se une a un anticuerpo único seleccionado de un vasto repertorio de anticuerpos producidos temprano en la vida del organismo. Aunque controvertida al principio, esta teoría se convirtió en la base de la inmunología moderna.

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