Un personaje que en el siglo XVII era capaz de despertar tanto odio por la Iglesia como para denominarle “un demonio en sangre humana” es, sin duda, peculiar. Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière (1622 – 1673), fue un dramaturgo, humorista y actor francés; hoy se le considera uno de los mejores comediógrafos de la literatura occidental.
Molière nació el 12 ó 13 de enero de 1622 en el distrito de Les Halles de París. Su padre era un comerciante de 25 años; su madre, Marie Cresé, de 20 años, es hija de un tapicero. Jean Poquelin, padre de Moliére, se volvió a casar con Catherine Fleurette, hija de un carrocero, para que Molière tenga tres hermanastros: una morirá prematuramente dejando a sus hijos, y otra moriría en la cuna.
Jean-Baptiste Poquelin realizó sus estudios secundarios en el colegio de Clermont lycée Louis-le-Grand con los jesuitas. En 1640, abandona sus estudios para convertirse en abogado. A los 21 años entra a formar parte de una compañía de actores profesionales, los Béjart.
La primera vez que tomó su apodo fue en 1644. No sabemos la razón por la cual Jean-Baptiste Poquelin adoptó el seudónimo de Molière. Nunca quiso decir el motivo, ni siquiera a sus mejores amigos. No obstante, se cree que nuestro poeta pudo elegir su nombre teatral en homenaje a un novelista, François de Molière d'Essertines, un notable libertario, asesinado en 1624.
Irreverente y brillante, adquirió su no siempre buena fama por sus constantes sátiras a la sociedad francesa. Mientras muchos le amaban, el estado prohibía sus obras en los teatros a lo largo y ancho del estado francés.
Su obra maestra se considera Don Juan (1666), una célebre reinterpretación del caballero blanco; pero destacan, además, Tartufo, El Misántropo, El Avaro o Gentilhombre Burgués.
El 17 de febrero de 1673, Molière acudió a ver una representación de su obra El enfermo imaginario, pero abandonó la escena al sentirse indispuesto. Falleció, finalmente, pocas horas después en los brazos de dos monjas, que luego vivirían en su casa. A pesar de su solicitud, dos sacerdotes se negaron a acudir; finalmente, un tercero llegó a su lecho de muerte, pero ya era demasiado tarde.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario