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miércoles, 27 de mayo de 2020

Aga Kan

Imán o líder religioso hereditario de la secta musulmana chiíta de los ismailitas nazaríes. Entre sus creencias se cuenta la de que el imán debe ser descendiente del profeta Mahoma a través de Alí y de Husain; la secta de los ismailitas la forman desde el siglo VIII los seguidores del séptimo imán, Ismail, descendiente de Husain; de ellos se escindieron los nazaríes en el siglo XI. Originarios de Persia, se extendieron en el siglo XIV hacia la India, dando lugar al influyente grupo de los kojas, fundamentalmente dedicados al comercio.
El título de Aga Kan, que implica un carácter semidivino para sus seguidores, fue reconocido por el sha de Persia en 1818, y desde entonces se han sucedido cuatro titulares. El primero fue Hasán Alí Sha, Aga Kan I (1800-1881). Obtuvo el reconocimiento de príncipe de la casa real persa por sus servicios al sha Fath Alí. Después se convirtió en aliado de los británicos, a los que ayudó en su penetración en la India, contribuyendo a disipar los recelos de la población musulmana de las regiones occidentales; los británicos se lo agradecieron con su protección. El Aga Kan acumuló una fortuna inmensa, merced a las aportaciones exigidas a los creyentes de la secta (sobre todo a los kojas de la India, cuyas redes comerciales se extendían desde Karachi y Bombay hasta el África oriental, a través del océano Índico).
Le sucedió su hijo, Alí Sha, Aga Kan II, muerto a los cuatro años de acceder al título. El sultán Sir Muhammad Sha, Aga Kan III (1877-1957), hijo del anterior, accedió al título con sólo ocho años y lo mantuvo hasta los ochenta, llevándolo a su máxima influencia; su riqueza, su afición a las carreras de caballos y su activa vida social, le convirtieron en un personaje famoso en Occidente, por más que muchos vieran una contradicción entre su estilo de vida y el liderazgo espiritual que se le atribuía en algunas de las regiones más pobres del mundo. La ceremonia anual de pesar al Aga Kan para hacerle ofrenda de su peso en oro y joyas era la expresión gráfica de ese contrasentido. Su amistad con el rey de Inglaterra le llevó a formar parte del Consejo del Virrey de la India en 1902.
A pesar de que lideraba una secta herética y minoritaria, su papel de portavoz y representante de los musulmanes de la India le fue reconocido por los ortodoxos en múltiples ocasiones; sobre todo a partir de 1906, cuando los musulmanes se empezaron a movilizar en demanda de una protección especial, temiendo que las aspiraciones de gobierno representativo del Congreso Indio condujeran a una hegemonía de la mayoría hindú; en aquel año fue elegido presidente de la recién creada Liga Panmusulmana, cargo que mantuvo hasta 1913.
Después de la Primera Guerra Mundial, medió sin éxito para dulcificar el trato de los aliados a la derrotada Turquía; fracasó igualmente al pretender el liderazgo espiritual correspondiente al califa, una vez desaparecido su teórico depositario anterior, el sultán turco. En 1931-33 participó en la Mesa Redonda de Londres sobre el futuro de la India, abogando por la representación separada de las minorías étnicas, que rechazó el Congreso Indio. Delegado de la India en la Sociedad de Naciones, fue elegido presidente de la misma en 1937. La mayor parte de su vida residió en Francia, disfrutando de las comodidades de una vida lujosa en Europa, al tiempo que evitaba una identificación directa con ninguno de los territorios en donde tenía seguidores.
Su sucesor fue Karim al Hussaini, Aga Kan IV (1937 -), nieto del anterior, quien le nombró en lugar de su padre, alegando la conveniencia de que el nuevo Aga Kan fuera un hombre joven. Tras completar su educación en Suiza y en Harvard, ha dedicado la mayor parte de sus esfuerzos a la protección de la cultura: desde 1967 preside la Fundación Aga Kan; en 1976 instituyó el Premio Aga Kan de Arquitectura; en 1977 fundó el Instituto de Estudios Ismailíes; y en 1983, la Universidad Aga Kan de Pakistán.

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