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viernes, 24 de abril de 2020

James Cameron

(James Francis Cameron; Kapuskasing, Ontario, 1954) Cineasta canadiense. Especializado en sus inicios en filmes futuristas y de ciencia ficción con una buena dosis de acción y de efectos especiales, fue luego el artífice de Titanic (1997), grandiosa superproducción en la que aunó la catástrofe del naufragio con una historia romántica. La película igualó con sus once Oscar a Ben-Hur y desbancó a La guerra de las galaxias como la más taquillera de la historia. Doce años después, el director batió su propio récord de recaudación con el filme en 3D Avatar (2009), mucho menos apreciado por la crítica.

James Cameron
James Cameron fue el primero de los cinco hijos del matrimonio formado por Philip, ingeniero, y Shirley, enfermera. Según su madre, la vida del pequeño James cambió cuando, en 1968, asistió a la proyección de 2001: una odisea del espacio, de Stanley Kubrick, y descubrió el género de la ciencia ficción. En 1971, por motivos laborales, los Cameron se establecieron en Orange County, California, donde James compatibilizaba sus estudios en el Fullerton College con sus largas horas en la biblioteca para leer guiones de cine. Cursó estudios de física en la Universidad del Estado de California, pero pudo más su pasión por el séptimo arte y pronto decidió iniciar su singladura cinematográfica.
Los comienzos no fueron fáciles. Mientras por las noches escribía guiones y pintaba (es un avezado ilustrador que hace sus propios storyboards), fue camionero y conductor de un autobús escolar. En 1978 se casó con la camarera Sharon Williams, en la que sería la primera de una serie de relaciones fallidas; se divorciaron en 1984. Fue precisamente en 1978 cuando escribió y dirigió, con Randall Frakes, su primer corto, Xenogénesis. Aunque no se estrenó, el cortometraje (de doce minutos de duración, con mucha animación, efectos visuales y pinturas mate) ya dejaba entrever algunas de las bazas que caracterizarían la filmografía de Cameron y le abrió puertas en la industria cinematográfica como director artístico y supervisor de efectos especiales de Roger Corman (New World Pictures), facetas que desarrolló profesionalmente por primera vez en el filme Los siete magníficos del espacio (1980).
La primera experiencia de Cameron como director de un largometraje no pudo ser más frustrante. Contratado para rodar Pirañas 2: los vampiros del mar (1981), sus desavenencias con los productores le llevaron a decidir que en adelante sólo dirigiría películas con guiones propios. Tres años más tarde estrenaba Terminator (1984), una trepidante producción futurista en la que el musculoso Arnold Schwarzenegger daba vida al cyborg Terminator T-800. La película, de bajo presupuesto y producida por la que sería su segunda esposa entre 1985 y 1989, Gale Anne Hurt, supuso un éxito de público y crítica y cosechó diversos premios, entre ellos los Saturn al mejor maquillaje, a la mejor película de ciencia ficción y al mejor guión. En 2008 tuvo el honor de ser incluida en el Registro Nacional de Cine de la Biblioteca Nacional de Estados Unidos.

Terminator 2: el juicio final (1991)
Terminator, considerada una de las películas de la década y un clásico por sus revolucionarios efectos especiales, le seguirían varios títulos que contribuyeron a incrementar su renombre. Aliens, el regreso (1986, director y guionista) resultó ganadora de dos premios Oscar de la Academia (mejores efectos visuales y efectos de sonido) y confirmó su reputación como uno de los más hábiles directores de ciencia ficción. Pero su siguiente película, Abyss (1989, director y guionista), fue un rotundo fracaso comercial y de crítica.
Volvería a alcanzar el éxito con la secuela Terminator 2: el juicio final (1991, director, guionista y productor), filme en que por primera vez se dio rienda suelta a las inmensas posibilidades de los efectos especiales generados por ordenador y que fue galardonada con cuatro Oscar (mejores efectos visuales, mejor sonido, mejor maquillaje y mejor edición de sonido). Cameron fue también director y guionista de Mentiras arriesgadas (1994) y, paralelamente, productor ejecutivo de Le llaman Bodhi (1991), una película dirigida por su entonces tercera esposa, Kathryn Bigelow. Este matrimonio tampoco funcionó, pero los dos cineastas mantuvieron una buena relación profesional, como lo prueba el hecho de que, en 1995, el canadiense produjera y firmara el guión de la siguiente película de la realizadora, Días extraños.
Apreciado ya como una relevante figura dentro de sus géneros predilectos, James Cameron sorprendió después con un nuevo registro llevando a la pantalla la tragedia del Titanic. Director, guionista y productor del filme, Cameron pergeñó en Titanic (1997) una superproducción al más puro estilo Hollywood, adscrita por igual al género de catástrofes y al melodrama romántico, y de una inusitada calidad. Epopeya cinematográfica quizá más propia de los tiempos gloriosos del cine épico, esta económicamente arriesgada aventura (dos de las grandes productoras de Hollywood tuvieron que unirse para hacer frente al presupuesto) desbancó a La guerra de las galaxias como película más taquillera de la historia del cine, situando el listón en los más de 1.843 millones de dólares que recaudó en todo el mundo. Un récord que curiosamente le arrebataría, doce años después, otra película del mismo director.
Si bien el melodrama romántico que narra Titanic es pura ficción, el marco en el que se desarrolla es historia, y James Cameron quiso reconstruirla con la mayor veracidad, documentándose ampliamente: bajó cámaras de Panavisión a unas profundidades oceánicas a las que nunca se había llegado para filmar los restos del navío; recreó los detalles más minuciosos del barco, que hizo reconstruir en una playa de México, encargando incluso algunos elementos (pescantes, alfombras, etc.) a las mismas empresas que construyeron los originales de 1912; y renunció a su salario para poder ver su sueño en la pantalla.

Titanic (1997)
El esfuerzo mereció la pena: las escenas del hundimiento del célebre transatlántico, que costaron una auténtica fortuna, logran un efecto difícil de explicar a quien no haya visto el filme. Centenares de extras se desplazan desesperados y en perfecta sincronía por la superficie de una perfecta reconstrucción del Titanic, mientras la cámara salta hábilmente del puente a los botes salvavidas, y de allí a las bodegas. Protagonistas, extras y público se hunden luego otra vez con el gigante, y no resulta difícil creer que de forma bastante parecida a como sucedió en la realidad.
Titanic igualó el record de Oscar que ostentaba Ben-Hur (1959), confirmando el éxito sin precedentes del filme. La Academia solamente dejó sin premiar las nominaciones a la mejor actriz (Kate Winslet), al mejor maquillaje y a la mejor actriz secundaria (Gloria Stuart). Leonardo di Caprio, el protagonista del filme y uno de sus máximos atractivos, sobre todo de cara a la audiencia juvenil, no había sido nominado. Aunque Titanic había encumbrado a los actores protagonistas, Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, la Academia no pareció apreciar la historia romántica del filme, al revés de lo que hizo el público. James Cameron rompió aquí con un elemento clásico del cine de catástrofes como es el cruce de historias de múltiples personajes, y lo sustituyó por una historia trágica de amor imposible. Fox y Paramount ya no dudan en señalar esta elección como uno de los aspectos clave que explican su éxito arrollador.
La selección de Oscar dejaba bien claro que Hollywood premiaba ante todo la meticulosa reconstrucción de la catástrofe que habían llevado a cabo James Cameron y su equipo, y la atención que se prestó a la elaboración de todos los aspectos del filme: dirección artística, fotografía, vestuario, sonido y efectos especiales. Mereció asimismo el Oscar la memorable banda sonora compuesta por James Horner, autor además de la famosísima canción My Heart Will Go On, también oscarizada e interpretada por Celine Dion. Cameron se llevó las estatuillas al mejor director, mejor montaje y mejor producción.
El mismo año del estreno de Titanic, 1997, el cineasta volvía a probar suerte con las mujeres y se casaba con Linda Hamilton, la Sarah Connor de Terminator. La pareja tuvo un hijo, pero una vez más el matrimonio fracasó y Cameron encadenó un nuevo divorcio. Volvió a casarse en el año 2000 con la ex modelo y actriz Suzy Amis, con la que tendría tres hijos. Tras el éxito de Titanic, Cameron se embarcó en la realización de documentales, como el impactante Aliens of the Deep (Criaturas del abismo, 2005), en el que experimentaba con las técnicas del formato IMAX 3D.
Pronto los avances cinematográficos y tecnológicos iban a permitirle recuperar un viejo proyecto que descansaba en el fondo de un cajón y retomar el género de la ciencia ficción. La expectación que generó Avatar (2009) fue enorme. Amparada por una espectacular campaña de marketing, se presentaba como una película de perfección técnico-visual, que utilizaba las técnicas cinematográficas más modernas e innovadoras y marcaría un antes y un después no sólo en el género, sino en la cinematografía en general.
Avatar se estrenó el 18 de diciembre de 2009 en Estados Unidos en Cine RealD e IMAX 3D. Cameron firmaba el guión, la dirección y la producción. Cinco semanas después, el 25 de enero de 2010, había recaudado en todo el mundo 1.858 millones de dólares y desbancaba a Titanic en la guerra de récords históricos de taquilla. En la gala de la 67ª edición de los Globos de Oro, celebrada el 17 de enero en Beverly Hills, Los Ángeles, el filme obtuvo los premios a la mejor película y al mejor director. Pero en la carrera por los Oscar (aspiraba a nueve estatuillas, entre ellas las de mejor director y mejor película), Avatar fue la gran perdedora, al caer derrotada por la bélica En tierra hostil, dirigida curiosamente por su ex esposa Kathryn Bigelow, que fue la primera mujer que lograba el Oscar a la mejor dirección.
Después de arrasar en las pantallas de todo el mundo, el 22 de abril de 2010, coincidiendo con el Día de la Tierra, el director canadiense presentó la versión Blu-ray de Avatar. En un solo día se vendieron en Estados Unidos 1,5 millones de unidades en este formato, un nuevo récord histórico para la película. Parte de los fondos estaban destinados a impulsar el programa ecologista Home Tree Initiative, que contemplaba sembrar un millón de árboles en 2010. Tras el éxito de Avatar, Cameron anunció que preparaba la reedición de Titanic en 3D; estrenada en 2012, fue excelentemente acogida por el público y la crítica.

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