(Kassel, actual Alemania, 979 - Paterno, actual Italia, 1002) Rey de Alemania (983-1002) y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (996-1002). Conocido por el apelativo de Mirabilia Mundi, estuvo imbuido de un fuerte sentimiento imperialista y quiso llevar a cabo una renovación del Imperio, concibiendo un universo cristiano en el cual el emperador y el papa serían co-gobernantes.
Perteneciente a la dinastía de Sajonia, fue hijo del emperador Otón II y de la princesa griega Teofano (Teofania). El mismo año de su nacimiento viajó junto con sus padres a Italia y en la dieta de Verona de 983 fue nombrado rey y sucesor de Otón II, iniciando inmediatamente el viaje para su coronación en Aquisgrán, en el festival de Navidad. Recibió una exquisita educación a cargo del conde Hoiko y de los obispos Juan de Calabria (obispo de Plasencia) y Bernardo de Hildesheim, completada por el ilustre Gerberto, que más tarde sería papa con el nombre de Silvestre II. Las excepcionales condiciones y su gran talento, le valieron, ya durante su etapa de formación, el apelativo de Mirabilia Mundi.
Época de Regencia
A la muerte de Otón II (983), Otón III sólo tenía tres años de edad y fue encargada la regencia a su madre, la emperatriz Teofano. Inmediatamente fue liberado de su prisión el depuesto duque Enrique el Pendenciero, sobre el cual, de acuerdo con la costumbre germánica, debería haber recaído la regencia. En realidad, a lo que Enrique aspiraba no era a la regencia, sino al trono. Sin dar tiempo a que sus oponentes considerasen la cuestión, llegó hasta Colonia y se apoderó del joven rey, que estaba bajo la custodia del arzobispo Willigis de Maguncia.
Otón III
La situación se volvió más compleja con la inesperada aparición de Lotario de Francia como candidato a la regencia, aunque éste, cuyo verdadero objetivo era ganar influencia sobre Lorena, se retiró enseguida. El centro de la acción retornó al este, donde Enrique se había proclamado rey de Germania con el apoyo de sus seguidores, si bien la asamblea de sajones lo depuso y en la asamblea de príncipes alemanes celebrada en Bürstadt los derechos de Otón III fueron reconocidos de forma unánime.
Los principales valedores de estos derechos fueron Willigis de Maguncia y Conrado de Suabia, que habían evitado que el depuesto duque de Baviera consiguiese apoyos en otros ducados. Aislado, el Pendenciero entregó el joven niño al cuidado de Teofano y de su abuela Adelaida, en la dieta que se celebró en Rara el 29 de junio de 984.
En un principio, Teofano y Adelaida asumieron la regencia de forma conjunta, pero pronto comenzó a prevalecer el criterio de la segunda, que cuando en 989 marchó a hacerse cargo de Italia, dejó encargado de los asuntos de Alemania al arzobispo de Maguncia. La abuela del emperador regresó para volver a asumir la regencia a la muerte de Teofano en 991.
Vencida la oposición de Enrique de Baviera, el principal problema que se planteó durante la regencia fue la lucha contra los vendos y bohemos. En 990 Teofano había apoyado al duque de Polonia, Mesco, contra Boleslao de Bohemia. En 991 el joven rey ya participaba en las campañas y se apoderó de Brandeburgo con la ayuda de Mesco, pero la fortaleza fue reconquistada y no fue hasta abril de 993 que Otón volvió a recuperarla. La campaña de 995 contra los vendos restauró en Alemania el suficiente orden para que Otón III pudiese plantear su viaje a Italia.
Intervenciones en Italia
El rey asumió el gobierno en 994, cuando contaba con catorce años de edad. La autoridad imperial en Italia se había visto mermada desde la desafortunada campaña de Otón II en 982, pero Otón III todavía tenía la percepción según la cual la Sede Romana era una sede metropolitana dentro del Imperio. Otón III, imbuido del sueño imperial preconizado por el primer Otón, cruzó los Alpes por el paso de Brenner en febrero de 996.
Venció la oposición de los veroneses y recibió el juramento de fidelidad de los magnates italianos en Pavía, donde le llegó la noticia de la muerte del papa Juan XV. En Rávena, Otón recibió una delegación que le urgió para que eligiese papa y éste designó a su primo, Bruno de Carintia, que reinó como Gregorio V. Aunque era el primer papa alemán, los romanos no mostraron resistencia al nombramiento y el 21 de mayo, Otón III recibió de sus manos la corona imperial.
Su concepción del Imperio distaba de la de sus predecesores, como ya quedó de manifiesto en la leyenda de uno de sus sellos: "Renovatio Imperii Romanorum". Mientras Otón el Grande había instituido dos cancillerías, una para Italia y otra para Alemania, Otón III reunió ambas en la persona de Heriberto, retornando a la tradición carolingia de una sola cancillería para todo el Imperio. Tomando como modelos a Carlomagno y a Constantino, Otón III quiso restablecer un verdadero Imperio Romano de Occidente. Denunció la Donación de Constantino, apoyó con decisión la reforma de la Iglesia e intentó establecer una administración imperial basada en el modelo bizantino. Viendo en la Iglesia su principal aliada, Otón apoyó con frecuencia a los grandes prelados contra la nobleza y los burgueses, en un intento de crear una teocracia imperial. Sus aspiraciones fueron frustradas, sin embargo, por el hecho de que su base de poder era Alemania y por tanto su control sobre la nobleza italiana se basó en las alianzas con los poderosos obispos y abades.
Ni el emperador ni el nuevo papa estaban dispuestos a permitir que continuase la institución del patriciado romano. Crescencio fue juzgado por sus ofensas a Juan XV y condenado al exilio, si bien fue perdonado por requerimiento del papa. La culminación de los planes italianos de Otón III había sido fácil y rápida y el emperador tomó el camino de Alemania. Pero los romanos odiaban a su papa alemán y en septiembre de 996 Crescencio recuperó el poder y expulsó de Roma a Gregorio, que hubo de refugiarse en Pavía.
El emperador envió a su padrino, Juan Philagathus, arzobispo de Piacenza, que, continuando la política de Teofano de alianza con los patricios romanos, cedió a las exigencias de Crescencio. Ésto sólo era para ganar tiempo, ya que a finales de 997 el emperador volvió a cruzar los Alpes y llegó a Roma, donde en febrero de 998 volvió a instalar a Gregorio. Juan XVI, el antipapa patrocinado por el patricio, fue capturado, cegado y mutilado, y el propio Crescencio, que se había refugiado en el castillo de Sant Angelo, cayó prisionero y fue ejecutado.
Otón III aún se encontraba en Italia, alternado asuntos de Iglesia y de Estado, cuando el papa Gregorio murió en febrero de 999. Fiel a su política, Otón volvió a seleccionar otro papa no romano en la persona de Gerberto de Aurillac, Silvestre II, que fue el primer papa francés. Éste, siguiendo el camino de la antigua Curia, reivindicó la supremacía del Sacerdocio sobre el Imperio, desmarcándose del sueño imperial de Otón III.
En 1000 Otón III hizo una peregrinación a la tumba de su amigo Adalberto, en Gnesen, donde erigió un obispado destinado a favorecer la emancipación de los eslavos del este. Practicó mortificaciones junto a la tumba de una asceta, e hizo abrir el sepulcro de Carlomagno, en Aquisgrán. Después, en Roma se encontró con el papa y se vio obligado a abandonar la ciudad. Tampoco pudo contar con los señores alemanes para dar cumplimiento a sus sueños de Imperio universal y recuperación de la Ciudad Eterna. Tras su muerte se consiguió trasladar su cuerpo a Aquisgrán. Su tumba fue descubierta en el siglo XX.
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