El 5 de noviembre de 2015, se producía la catástrofe ambiental de las represas de Bento Rodrigues, a 35 kilómetros de la ciudad de Mariana, en el estado de Minas Gerais, cuando los muros de contención de las presas Fundão y Santarém cedieron a la presión de los desechos provenientes de la minería del hierro. Se estima que más de 50 millones de toneladas de lodo tóxico sepultaron pueblos enteros y contaminaron el cauce de varios ríos con metales pesados, en lo que se considera la mayor tragedia ambiental de Brasil. A lo largo de 800 kilómetros, el cauce del río Doçe y sus afluentes, así como su desembocadura en el mar, fueron contaminados, provocando además la muerte de 19 personas y más de 1 millón de damnificados.
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