Laika, la perra rusa, pasaba a la historia como el primer ser vivo en orbitar el planeta Tierra un día como hoy, en el año 1957. Un mes después del lanzamiento del Sputnik I, el primer satélite artificial, Laika fue lanzada al espacio a bordo de la nave espacial soviética Sputnik II, una cápsula cónica de 4 metros de alto y 2 metros de diámetro en la base. Kudryavka, conocida mundialmente como Laika debido al nombre de su raza, viajó en una cabina separada del resto del satélite, sujetada con un arnés y conectada a electrodos que monitoreaban sus señales vitales. La cabina contaba con un sistema regenerador de aire que le proveía oxígeno, alimento en forma de gelatina y una bolsa que recogía sus excrementos. Laika falleció entre cinco y siete horas después del lanzamiento, mucho antes de lo previsto. Se cree que las causas de su muerte fueron el estrés y el sobrecalentamiento, producido por una falla del sistema de control térmico de la nave. La misión les dio a los científicos importante información acerca del comportamiento de los seres vivos en el espacio, lo que allanó el camino para el envío de seres humanos en vuelos espaciales.
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