Se desencadenaba la llamada Crisis de los Misiles entre Cuba y Estados Unidos, considerada uno de los mayores conflictos entre ambas potencias durante la época de la Guerra Fría.
Los orígenes del conflicto se fundaron en la decisión del Partido Comunista soviético de apoyar más directamente al gobierno de Cuba, al mando de Fidel Castro, debido al antecedente que se creó con la operación fracasada de Bahía de Cochinos, que dio muestras inequívocas de que Estados Unidos no iban a permitir un gobierno pro-soviético a escasos kilómetros de sus costas.
La Unión Soviética vio en Cuba la base necesaria para el apoyo a nuevas oleadas revolucionarias pro-soviéticas en países americanos, así como por su cercanía a Florida, una base militar desde donde poder amenazar a los Estados Unidos sin que éstos tuvieran tiempo de reacción, igualando así la amenaza que significaba para los soviéticos los misiles estadounidenses emplazados en Turquía.
Por ello, el entonces líder soviético Nikita Jrushchov y su gobierno decidieron asegurar la isla con la instalación de bases de misiles, con capacidad para alcanzar Estados Unidos y dispuestos para llevar cabezas nucleares. La instalación fue descubierta el 14 de octubre de 1962, por las fotografías de un avión espía estadounidense, el U-2.
Aunque la gran crisis de los misiles en Cuba comenzó a distenderse el 28 de octubre de ese mismo año, cuando fue anunciado el desmantelamiento y regreso de los misiles a la Unión Soviética, el conflicto se mantuvo a través de crisis más pequeñas que se extendieron hasta enero de 1963.
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