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domingo, 2 de agosto de 2020

Fallece Alexander Graham Bell

efeméride


El inventor escocés Alexander Graham Bell falleció el 2 de agosto de 1922, a los 75 años y dejando 18 patentes de inventos a su nombre.

Bell estudió para ser logopeda, lo que podría considerarse como el negocio familiar, en el Royal High School de Edimburgo y más tarde en la Universidad de Edimburgo y el University College de Londres aunque siempre se ha considerado que gran parte de su formación la obtuvo de forma autodidacta, al igual que con el piano que aprendió a tocar por su cuenta. Cuando solo contaba doce años, Bell diseñó una máquina formada por paletas rotatorias con cepillos de clavos para descortezar el trigo y ayudar así en el trabajo del molino de los Herdman, la familia de su mejor amigo de la infancia.

En 1864 comenzó a desarrollar sus estudios en el campo del sonido mientras ocupaba una plaza de residente en la Weston House Academy pero la prematura muerte de su hermano mayor por tuberculosis en 1868 afectó a la salud del propio Alexander, que paralizó gran parte de su trabajo hasta 1870, cuando la familia se mudó a Canadá y de allí él marchó a Boston. Ya en los Estados Unidos, ganaría fama y reconocimiento dando a conocer un sistema de aprendizaje para sordos creado por su padre y gustaría tanto que pronto empezó a participar en conferencias y obtuvo una plaza como profesor de fisiología vocal en la Universidad de Boston (1873). Fue precisamente durante estos años, cuando ya estaba metido de lleno en el estudio del sonido y contaba con cierto renombre, cuando comenzaría la etapa más importante de su vida.

Alexander Graham Bell patentó un aparato capaz de convertir el sonido en impulsos eléctricos, al que llamó teléfono, en 1876. Solo unas horas después de ese mismo día y con un diseño muy parecido, Elisha Gray patentó su propia versión del invento. Aunque al principio esta particular guerra de patentes no generó gran revuelo, conforme se vieron las posibles aplicaciones comerciales del teléfono más y más gente se mostró interesada por saber a quién le correspondía el mérito de su invención. Muchos años después se determinaría que el verdadero inventor del teléfono (aunque él lo llamó teletrófono) fue el italiano Antonio Meucci, que lo había registrado en 1871 pero no pudo pagar la renovación de advertencia de patente. Con todo, Graham Bell disfrutó muchos años de la fama que le trajo su teléfono y de hecho fue el invento más admirado de la Exposición Universal de Filadelfia en 1876. Diez años después de ese momento, ya había más de 150 000 teléfonos instalados en Estados Unidos.

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