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miércoles, 10 de junio de 2020

James Cook




James Cook observa el tránsito de Venus

Para determinar la distancia existente entre la Tierra y el Sol, el navegante británico James Cook observa y estudia el paso de Venus frente al Sol el 3 de junio de 1769. 

Se trata de uno de los viajes más fantásticos y productivos de la historia, pues, a pesar de que el objetivo era observar el tránsito del planeta Venus y poder así triangular la distancia para este cálculo Tierra-Sol, también sirvió para salvar miles de vidas. Durante los ocho meses que duró el periplo por mar, Cook ideó un remedio contra el escorbuto gracias a un menú hecho a base de frutas y verduras. Nadie murió en este viaje y su descubrimiento serviría posteriormente para salvar millones y millones de vidas. 

Respecto al fin del viaje, el navegante inglés James Cook, el astrónomo británico Charles Green y el naturalista sueco Daniel Solander fueron los afortunados responsables de la observación y grabación del tránsito de Venus en la isla de Tahití durante el primer viaje de Cook alrededor del mundo. 

Y es que hace más de 250 años, astrónomos de Inglaterra, Francia y Austria fueron enviados a todo el mundo para observar el tránsito. El capitán James Cook formó parte de la expedición inglesa, quien también tenía órdenes secretas selladas del Almirantazgo británico para ir en busca del continente meridional bautizado como Terra Australis Incognita. En el camino cartografió la costa este de Australia. 

Los tránsitos del siglo XVIII (1761 y 1769) de Venus inspiraron a los equipos internacionales de astrónomos a viajar a los confines del mundo conocido para medir el tamaño del sistema solar. Incluso hoy, observar un tránsito desde múltiples ubicaciones en la Tierra mejora no solo la precisión de la medición, sino que ofrece mejores probabilidades contra otro tipo de obstáculos como el mal tiempo. 

La cuestión es que el primer tránsito de 1761 ocurrió durante la Guerra de los Siete Años entre Inglaterra y Francia, lo que complicó la colaboración científica. 1769 se presentaba como una mejor oportunidad para combinar los datos de todas las observaciones. 

A Cook le fue relativamente bien con su cometido, no como le ocurrió al astrónomo Guillaume Le Gentil, enviado por la Academia Francesa para observar el tránsito de Venus desde la India, quien fue acusado por el gobernador español de ser un espía extranjero. Tuvo que huir de Manila hacia Pondicherry, para observar el tránsito desde el destino del Océano Índico. Su expedición fue bastante desafortunada. 

Cook, por otro lado, publicó sus observaciones de tránsito en la Royal Society, aunque solo utilizó datos obtenidos en Fort Venus ubicado en la isla de Tahití, eso sí, con un registro de apenas 622 palabras y menos de 100 tienen que ver con Venus porque el registro exacto de las fases del tránsito fue imposible de determinar debido a un fenómeno llamado “efecto de la gota negra”, que parecía seguir a Venus, por lo que era muy complicado registrar el momento de salida y entrada del Sol. Por esta razón, sus mediciones y dibujos no coincidieron con las del astrónomo del barco Charles Green, quien observó el tránsito junto a Cook. 

Al combinar las observaciones de otros cuatro sitios además de los datos de Fort Venus, el astrónomo de Oxford Thomas Hornsby calculó un valor útil para el paralaje solar de 8.78 "(segundos de arco): "la distancia media entre la Tierra y el Sol (es) de 93 726 900 millas inglesas", afirmó Hornsby. El valor actual no dista mucho de su cifra (ocho décimas del 1%), lo que resulta del todo impresionante teniendo en cuenta la época y sus instrumentos.  

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