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lunes, 15 de junio de 2020

Ejecución de Timothy McVeigh

Timothy McVeigh | Biography & Oklahoma City Bombing | Britannica


Ejecución de Timothy McVeigh, culpable del atentado de Oklahoma

El 11 de junio de 2001, el exmilitar de 27 años, Timothy McVeigh, condecorado por el ejército de los Estados Unidos en la Guerra del Golfo Pérsico, fue ejecutado mediante inyección letal acusado de ser el autor de un atentado que mató a 168 personas en la ciudad de Oklahoma, en Estados Unidos. Fue la mayor masacre acaecida en suelo americano antes del 11-S. 

El 19 de abril de 1995 tuvo lugar en la ciudad de Oklahoma un devastador acto de terrorismo que acabó con la vida de 168 personas, incluidos 19 niños, e hirió a más de 500. 

El asesino resultó ser Timothy McVeigh, un exmilitar con posturas antigobierno y ultraderechistas, que voló el edificio gubernamental Alfred P. Murrah de Oklahoma City con un camión bomba cargado de fertilizante y diésel. 

McVeigh perpetró el atentado como respuesta a la sangrienta intervención de los federales el 19 de abril de 1993 contra la secta de los davidianos en Waco (Texas), en la que murieron 80 personas. McVeigh pensaba que los de Waco eran héroes por defender a capa y espada sus armas y creencias religiosas y que el gobierno estaba intentando arrebatarles sus derechos constitucionales. 

El mismo día del atentado, el exmilitar, que consideraba al gobierno su enemigo, fue arrestado. Llevaba una camiseta en la que aparecía el presidente Abraham Lincoln y los lemas "Sic semper tyrannis" (Así siempre a los tiranos) y "El árbol de la libertad debe refrescarse de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos". La primera frase se atribuye a Marco Junio Bruto, que la pronunció cuando mató a Julio César, su padre adoptivo. También fue pronunciada por John Wilkes Booth, asesino de Lincoln. La segunda cita es de Thomas Jefferson, tercer presidente y uno de los padres fundadores de Estados Unidos. 

Pero McVeigh no estaba solo. Un cómplice, Terry Nichols, fue implicado a través de un recibo de fertilizante y un mapa de fuga relacionado con la explosión y condenado a cadena perpetua. 

Una tercera persona, Michael Fortier, empleado de la ferretería de Arizona que vio cómo McVeigh hacía un simulacro del atentado con latas de sopa, fue condenado a doce años de cárcel (que luego no cumplió) por no alertar a las autoridades de las intenciones de McVeigh y Nichols. 

El FBI buscó sin éxito a un sospechoso no identificado que los testigos oculares colocaron en la escena del crimen. Este sospechoso fantasma, y los juicios de McVeigh y Nichols, quienes se declararon no culpables, alimentaron las teorías de una conspiración mayor. Sin embargo, los fiscales mantuvieron que los hombres actuaron solos, y ambos fueron condenados. 

McVeigh fue sentenciado a muerte, y finalmente admitió que llevó a cabo el ataque. Tan solo cinco días antes de que McVeigh fuera ejecutado, su caso dio un último giro. El FBI admitió que había retenido 3 135 documentos de sus abogados. La ejecución fue brevemente pospuesta. Finalmente tuvo lugar por inyección letal el 11 de junio de 2001, en Terre Haute, Indiana. 

El fiscal general de los Estados Unidos dio un permiso especial para que los supervivientes vieran en directo la ejecución en un circuito cerrado de televisión en la ciudad de Oklahoma. 

Tras el ajusticiamiento de McVeigh en 2001, la justicia estadounidense cerró el caso. Aquellos que pedían más respuestas e investigación, se vieron pronto eclipsados por los trágicos atentados del 11 de septiembre. 

Hacía 38 años que el gobierno estadounidense no aplicaba la pena capital. La condena a inyección letal de McVeigh fue una medida excepcional que tomó el gobierno para responder de manera pública a uno de los episodios más sangrientos de la historia reciente de los Estados Unidos. 

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