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martes, 14 de enero de 2020

Daniel Day-Lewis


(Daniel Michael Blake Day-Lewis; Londres, 1957) Actor británico nacionalizado irlandés, considerado por la crítica especializada uno de los más completos de su generación. Sumamente meticuloso y perfeccionista, muy selectivo en la elección de los papeles y celoso de su intimidad frente a los focos mediáticos, ha merecido en tres ocasiones el Oscar al mejor actor protagonista por sus interpretaciones en Mi pie izquierdo (1990), Pozos de ambición (2008) y Lincoln (2012).
Predestinado al éxito, este tauro convencido de su talento y enemigo declarado de la prensa rosa tuvo por padre a Cecil Day-Lewis, reconocido poeta inglés. Al nacer, su progenitor le dedicó unos versos acaso premonitorios: “Qué pedacito de hombre he tenido, / ¡qué potencia tiene, / aunque sin fuerza todavía y desnudo como / una nuez sin cáscara!”. Jill Balcon, su madre, fue actriz de teatro, y el padre de ésta, Sir Michael Balcon, un reputado productor cinematográfico. Progresistas, cultos y concienciados, Cecil y Jill matricularon a su hijo en un colegio público de Londres. Como Daniel tendía a juntarse con chicos de mala reputación, pronto optaron por variar de rumbo pedagógico y lo mandaron a un internado en Kent. Allí el muchacho se aburrió hasta morir de la bien conocida disciplina inglesa y sólo en las clases de teatro encontró un rayo de esperanza.
Con sólo catorce años el futuro actor apareció fugazmente en su primera película, Domingo, maldito domingo (un olvidado pero inspirado drama de John Schlesinger), dando vida a un gamberro de ésos que tan bien conocía. Después de este bautismo escénico, cambió de nuevo de internado, aunque en este caso se trataba de una escuela mucho más abierta, donde perfeccionó sus aptitudes interpretativas y descubrió la que a la postre sería una de sus grandes aficiones, la carpintería.
Fogueado en la Escuela Teatral Old Vic de Bristol, donde estudió algunos años, logró ganarse el pan con puntuales apariciones en producciones televisivas que fue alternando con actuaciones en el teatro. En 1982 se hizo con un papel muy secundario en Gandhi, el monumental biopic de Richard Attenborough en que Ben Kingsley encarno a Mahatma Gandhi, y quedó acreditado por primera vez con su nombre artístico. Dos años más tarde, en The Bounty, adaptación del clásico naval, pudo vérsele ya en un rol de cierta enjundia.
Pero sin duda fue en Mi hermosa lavandería (la película que en 1985 dio fama internacional a su director, Stephen Frears) donde por fin se pudieron intuir las potencialidades de Daniel Day-Lewis. Stephen Frears, a la sazón un director independiente y lleno de ideas, especializado en contar historias urbanas de perdedores en la Inglaterra de la era Thatcher, supo motivar al máximo a un Lewis que comenzó a alimentar su fama de actor muy perfeccionista, necesitado de estudiar sus personajes con una minuciosidad rayana en lo patológico. Este rasgo lo emparentaba con uno de los actores más admirados por el intérprete londinense: Robert de Niro.
Sin embargo, no sería hasta 1989 cuando llegaría su consagración definitiva al interpretar el papel de un discapacitado que había conseguido emplear su pie izquierdo para pintar cuadros. El filme, titulado precisamente Mi pie izquierdo, fue la primera de sus colaboraciones con el realizador Jim Sheridan y le proporcionó el Oscar al mejor actor principal y el premio al mejor actor del London Critics Circle Film, así como el premio al mejor actor en los BAFTA e idéntica distinción por parte de la National Society of Film Critics. Lewis llegó a pasar meses y meses conviviendo con discapacitados, y durante el rodaje no se movía de la silla de ruedas para introducirse plenamente en el rol. Ese mismo año inició una relación sentimental con la actriz francesa Isabelle Adjani, con la que tendría un hijo, Gabriel-Kane.

Daniel Day-Lewis en Mi pie izquierdo (1989)
En ese mismo período comenzó a granjearse la fama de actor extremadamente selectivo en la elección de sus papeles. Rehusó trabajar en títulos de gran taquillaje como Philadelphia o Entrevista con el vampiro, decisiones de las que se beneficiaron, respectivamente, Tom Hanks y Tom Cruise. También recibió excelentes críticas por su montaje del Hamlet de Shakespeare sobre las tablas del National Theater, una colaboración maratoniana que abandonó exhausto después de una larga lista de representaciones.
Otro trabajo para el que requirió un proceso de adaptación previa fue El último mohicano (1992, M. Mann). Una intensa preparación física le permitió incrementar en diez kilos su masa muscular. También aprendió a disparar, a navegar en canoa y a despellejar animales para retratar con verosimilitud el carácter de su personaje. El filme supuso su mayor éxito comercial hasta la fecha.
En 1993 repitió con Jim Sheridan en el drama En el nombre del padre, que narraba el caso real de un padre y un hijo injustamente encarcelados por presunta pertenencia al IRA. No deja de ser curioso que ese mismo año Lewis adoptara la ciudadanía irlandesa y adquiriera en la República de Irlanda una hermosa villa rural denominada Castlekevin. Fue un año intenso en su carrera, pues también rodó junto a Michelle Pfeiffer y Winona Ryder el drama histórico La edad de la inocencia, de Martin Scorsese, una excelente interpretación que probablemente pasó desapercibida (injustamente) por su cercanía en el tiempo con la de Gerry Conlon en el filme de Sheridan.
En 1994 se produjo un hecho del todo inusual en la biografía del actor: por primera y acaso por única vez, Lewis intentó hacerse con un papel… y resultó rechazado. Se trataba del rol de Vincent Vega en Pulp Fiction, para el que Quentin Tarantino prefirió, como es bien sabido, a John Travolta. A partir de entonces sus apariciones en la pantalla fueron mucho más escasas. Al terminar con Isabelle Adjani, diversos rumores lo relacionaron con Julia Roberts, entre otras cotizadas celebridades de Hollywood, pero con su matrimonio el 13 de noviembre de 1996 con Rebecca Miller, hija del dramaturgo Arthur Miller, salió al paso de estas informaciones.

En Pozos de ambición (2007)
En 2002 (después de haber rodado sólo dos filmes en ocho años, las obviables Las brujas de Salem y The Boxer) coprotagonizó con Leonardo DiCaprio la que es, con diferencia, su peor película hasta la fecha, la pretenciosa y fallida Gangs of New York, de Martin Scorsese. Fiel al perfeccionismo que le caracteriza, para dar credibilidad al personaje aprendió el oficio de carnicero y el arte de lanzar cuchillos. Aún llegó más lejos cuando, habiendo enfermado en Italia poco antes de comenzar a rodar, rechazó los antibióticos que le ofrecía el médico aduciendo que “en la época en que se ambientaba el filme tales fármacos no existían”. Este esfuerzo rayano en la insensatez no salvó las limitaciones de uno de los guiones más lamentables de la historia del cine moderno. Probablemente éste fue el único paso en falso de toda su carrera, más aún teniendo en cuenta que pudo haber sido el Aragorn de la trilogía El señor de los anillos; pero rechazó el ofrecimiento del director Peter Jackson, quien inicialmente le prefería a Viggo Mortensen.
Dirigido por su propia esposa, Lewis rodó en 2005 The Ballad of Jack & Rose, una película que tampoco pasaría a la historia y que hacía temer seriamente por el futuro de uno de los actores más carismáticos de su generación. Afortunadamente, estos temores se disolvieron con Pozos de ambición, un filme épico, dirigido por Paul Thomas Anderson, que narraba la historia de Daniel Plainview, un minero miserable convertido en magnate del petróleo. Rol a la medida del londinense, el personaje le permitiría obtener su segundo Oscar al mejor actor principal. A este triunfo le siguió otra vez un filme fallido, Nine (2009), adaptación al celuloide de un musical inspirado a su vez en el filme de Federico Fellini Ocho y medio (1963), en el que Day-Lewis, en el papel de un director en crisis, encabezó un reparto estelar en que figuraban Marion CotillardSophia LorenNicole Kidman y Penélope Cruz.

Day-Lewis como Lincoln (2012)

El desquite vino de la mano de Steven Spielberg, quien le ofreció protagonizar una fastuosa producción histórica centrada en los últimos meses de mandato del presidente que abolió la esclavitud: Lincoln (2012). Precedida de un considerable éxito en taquilla y contando con el aplauso mayoritario de la crítica, pese a cierta ampulosidad, la película recibió doce nominaciones y partía como la gran favorita en la ceremonia de los Oscar. La Academia reconoció únicamente la excelente ambientación, otorgando una estatuilla a la mejor dirección artística, y, al conceder a Day-Lewis su tercer Oscar, se sumó al parecer unánime de que su portentosa interpretación de Abraham Lincoln, minuciosamente preparada como todas las suyas, era el pilar que sostenía el filme. Daniel y su esposa Rebecca tuvieron dos hijos, Ronan y Cashel-Blake. Aunque la familia reparte su tiempo entre Nueva York e Irlanda, este actor aristocrático y poco dado a la vida social huye del vértigo de la popularidad, y no parece la acumulación de estatuillas vaya a cambiar demasiado sus planes.

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